El Sendero 30 es llamado Inteligencia Colectiva, porque es de ahí que los astrólogos sacan, mediante el juicio de las estrellas y signos celestes, sus especulaciones y los perfeccionamientos de su ciencia, según el movimiento de los astros. Su letra regente es el Reish.
Es el Sendero que une Hod a Yesod y su regente es el genio 64 Mehiel en la Ida y el 71 Haiaiel en el Retorno, activado por Ángeles y Arcángeles conjuntamente. Yesod facilita las imágenes, Hod el juicio sobre ellas. Vimos al estudiar el Sendero 8, el de Hod, como la Inteligencia se forma en este Séfira. Y vimos al estudiar el Sendero 9, el de Yesod, como en él se constituyen las imágenes provenientes de las pulsiones cósmicas y cómo se obtiene en él una «visión del mecanismo del mundo«.
Se trata aquí de someter a juicio esa visión, de interpretar las imágenes y relacionarlas con el microcosmos humano. El juicio y la imagen reconstituida de la multiplicidad de la vida cósmica, ha de darnos las indicaciones necesarias para orientar nuestras vidas según la necesidad impuesta por la mecánica del universo.
Al estudiar el Sendero 28, el de Venus-Luna, dijimos que su objetivo principal era el de buscar el lugar donde una determinada experiencia debía realizarse; el objetivo del Sendero 30 consistirá en seleccionar los argumentos que permitan aquella realización. O sea, Venus-Luna nos dice dónde hacerlo, y Mercurio-Luna, cómo hacerlo.
En un tema, un Venus-Luna muy favorecidos puede darnos grandes oportunidades, situándonos en los ambientes más propicios para llevar a cabo con éxito nuestras empresas. Pero si el Mercurio-Luna recibe malos aspectos, podemos estropear la situación al no disponer de argumentos que faciliten la entrada en un ámbito que, antes de abrir la boca, ya era nuestro.
Por lo general, Mercurio y Venus viajan juntos por el Zodiaco, pero cuando las retrogradaciones los separan, se dan esos desfases, y así vemos a personas que teniéndolo todo ganado de antemano, lo pierden por su mala pata al expresarse, o, al revés, disponiendo de argumentos para convencer al más obcecado, no consiguen su propósito porque no hay sitio para ubicarlo en aquel lugar, y todo lo que diga será en vano. Si la posada está repleta, como decíamos al hablar del Sendero 28, aunque el cliente formule la demanda de alojamiento en verso y cantando, el posadero le dirá que no.
Es muy importante pues que, en un tema de nacimiento, la Luna forme buenos aspectos con Venus y Mercurio, porque ello será una garantía de que la persona acertará en la elección del lugar donde debe ejercer su trabajo, y resultará convincente al solicitarlo.
El texto yetzirático relaciona este Sendero con la Astrología. Después de todo lo dicho en nuestros estudios sobre las funciones de Mercurio, ello no ha de extrañarnos. Los griegos, en su Mitología, lo nombraron mensajero de los dioses, el transmisor de sus mensajes y, por su posición en el Árbol, vemos que es el último eslabón, antes de Yesod y Malkuth. Por consiguiente, como ya hemos dicho anteriormente, Mercurio recoge el mensaje de todos los demás Sefirot, y con ellos insemina esa madre cósmica que es Yesod, para que forme la criatura y la deposite en Malkuth.
Pero Mercurio es mucho más que el mensajero, si se entiende como tal a un simple cartero. Mercurio es el depositario de las virtudes de los demás Sefirot, tal como lo hemos visto al estudiar el Sendero Venus-Mercurio. En Mercurio-Hod está el Templo que contiene toda la correspondencia divina con destino a la Tierra, y Mercurio juzga la oportunidad de ser distribuida. Los dioses, en lo alto, lanzan sus decretos, de acuerdo con la información de que disponen, pero es Mercurio quien decide en que día, en que año y en que hora esos decretos han de entrar en fase ejecutiva.
Hemos citado a veces, en nuestros cursos orales, ese cuento de Kafka, en el que aparece un hombre que se encamina hacía una puerta con el deseo acuciante de cruzarla. Pero en esa puerta hay un guardián y el hombre se detiene, porque se dice que si intenta cruzarla, el guardián lo detendrá y verá frustrado su propósito. “Montaré una tienda en la entrada de la puerta se dice el hombre, me instalare en ella, y me haré amigo del guardián. Cuando ya sea mi amigo, no tendrá inconveniente en dejarme pasar. Pero he aquí que pasaron los años y el hombre no se atrevía a decirle a su ya amigo que su propósito era cruzar la puerta, porque, se decía, si me dice que no, habré perdido el tiempo y la amistad. Y así fue esperando el momento oportuno, hasta que un día el hombre se sintió morir, y entonces llamó a su amigo el guardián para decirle: “Mira, vine hasta aquí con el propósito de entrar por esa puerta: te lo digo ahora porque me voy a morir y ya no podré pasar por ella”. Y el guardián, con la cabeza del moribundo en su regazo, le dijo: “Mira, esa puerta fue abierta para que tú pudieras pasar por ella. Ahora que te mueres, la voy a cerrar y me voy a marchar de aquí”.
El abrir la puerta es cosa de Venus, tal como lo estudiamos en el Sendero 28; el argumento que permite cruzarla, es cosa de Mercurio. Si en el discurrir humano nos mostráramos dóciles a los decretos emitidos en nuestras instancias superiores internas, todo iría como una seda, y cuando apareciese la oportunidad de hacer algo, sabríamos utilizar el argumento adecuado para su realización. Pero solemos ser díscolos, obcecados, reacios ante lo evidente, y entonces nuestro Mercurio interno nos priva de las palabras precisas que, de pronunciarlas, nos abrirían las puertas del paraíso.
En el periodo pre-consciente, Mercurio actúa como un simple cartero de los demás planetas-Sefirot, comunicándonos sus impulsos. En una etapa más avanzada, Mercurio construye el Templo y en él almacena las pulsiones venidas de arriba, para distribuirlas en el momento adecuado. Si esto se entiende en toda su extensión, los astrólogos comprenderán porque sus juicios fallan tan a menudo. El texto yetzirático dice que es de ahí, de ese Sendero, que los astrólogos sacan, mediante el juicio de las estrellas y signos celestes, sus especulaciones y los perfeccionamientos de su ciencia, según el movimiento de los astros.
Resulta de todo ello que si la persona objeto de estudio es de talante primitivo, si su Mercurio interno no ha construido su Templo, cuando se produzca en su tema un mal aspecto, Mercurio lo descargará con todo su rigor, y lo mismo sucederá con uno bueno, y el astrólogo podrá vanagloriarse de haberlo previsto. Pero si se trata de alguien de evolución media, con un Templo interno a medio construir, siendo esa persona capaz de reservar el impulso para una ocasión más apropiada, nuestro astrólogo fallará al enunciar el acontecimiento.
Retengamos de este punto que en la relación Mercurio-Luna lo que aparece es la Capacidad Mental para enfrentarse a una situación determinada, situación elaborada por los buenos oficios de Venus, en su relación con Luna.
A nivel humano, el trabajo de este Sendero nos invita a que acomodemos nuestra razón a la imagen subjetiva que nos ofrece la vida y que podamos traducirla como circunstancia. La vida cósmica es reflejada por Yesod en forma de acontecimiento circunstancial. Nuestro juicio debe sincronizarse con el acontecimiento, fundirse en él y dar lugar a un comportamiento adecuado.