El Sendero 21 es llamado Inteligencia que gusta, al peregrino busca. Recibe la influencia divina y, por su bendición gratifica todas las existencias. Su letra regente es el Khaf.
Es el Sendero que une Hesed a Netzah y su regente es el genio 30 Omael en la Ida y el 51 Hahasiah en el Retorno y se concibe fácilmente que guste al peregrino, puesto que significa la unión de la Bondad y la Abundancia jupiteriana con la Belleza y el Amor de Venus. Aunque el texto yetzirático habla de su gratificación a todas las existencias, las puertas de ese Sendero no están abiertas a todos.
Teóricamente, ahí está y pueden sacarse de él todas las bendiciones, pero algunos se han auto-excluido de ese Sendero y no podrán hollarlo jamás en la presente vida. En él se encuentra la abundancia, que es riqueza, y la belleza y el amor, que es celebridad. Es el Sendero de las grandes vedettes, de los grandes financieros, de gentes que han merecido, por sus existencias de sufrimientos y penalidades, por su abnegación hacia los demás, que les sean concedidos todos los bienes que puedan desear.
Pero es un Sendero de doble filo, ya que si supone que la persona se gratifica de un karma positivo, después les serán pedidas cuentas sobre cómo ha utilizado su abundancia y el amor y la simpatía que ha despertado en los demás. Si ha vivido exclusivamente en ese Sendero y no ha puesto los pies en los demás, acomodando su conducta a las normas de cada uno de ellos, en otra vida se encontrará arrimado a Senderos más ásperos.
A escala inferior, sucede aquí lo mismo que en el Sendero 16, el que une Hochmah a Hesed. Notemos aquí lo que ya notábamos al referirnos a dicho Sendero, o sea, que Júpiter derrama hacia Venus su flor y nata. Por el Sendero 19 derrama su Yod, sus semillas; por el Sendero 20, su He, su poder interno; por el Sendero 21 derrama su Vav, su Manifestación elaborada y a punto de consumir.
Esto hace que el 21 sea el más apetecible de los Senderos, y por ello nos dice el texto yetzirático que «gusta al peregrino que busca». Júpiter derrama por este canal todo lo bueno que se encuentra acumulado en su esfera; aquello que en el correr de las vidas ha ido integrándose en Hesed-Júpiter, es entregado a Venus para que le dé forma, para que lo conciba, puesto que en el Sendero de Descenso Júpiter actúa positivamente, como macho, y Venus negativamente, como hembra.
Venus escenificará pues las virtudes de Júpiter y lo hará según su particular talento: poniéndoles belleza, armonía, arte supremo, encanto. Esto hará que las personas marcadas por este Sendero sean poderosos artistas, de modo que al estudiar en un tema las posibles aptitudes artísticas del nativo, nuestra mirada deberá orientarse hacia la observación del Sendero 21.
Podemos establecer ya una valoración de tipo general sobre esas aptitudes artísticas, haciendo las siguientes observaciones: Si Venus se encuentra al principio del ciclo, a menos de 45 grados de distancia de Júpiter, serán las propiedades de Ego-Hochmah y Ego-Binah, contenidas en Hesed, las que Venus escenificará, o sea, dará a la persona la capacidad de escenificación de lo abstracto. Si se encuentra más allá de los 45 grados y más acá de los 120, tendrá capacidad para plasmar las emociones, traduciéndolas en imágenes, o sea, capacidad para la pintura. Más allá de los 120 y hasta los 180 grados, Venus pondrá armonía en las relaciones humanas y actuará a través de la palabra, de la literatura.
«Por su bendición, gratifica todas las existencias», nos dice el texto yetzirático. Y realmente, podemos dar a este Sendero el título de Bendición de Dios, porque gracias a él obtenemos relieve, importancia, nos hacemos notables y podemos ir por el mundo pavoneándonos como si fuéramos pavos reales.
En el Sendero Hochmah-Hesed ya vimos que la Gloria de Hochmah descendía sobre el Centro que rige nuestro Poder interno; pero vimos también que son pocos los preparados para gozar de esa Gloria. Aquí la Bendición de Júpiter baja al terreno humano, a ese Mundo de Formación, representado por Venus-Netzah, en el que nuestra realidad física se está formando y, por consiguiente, el don divino es más asequible y son más numerosos los que pueden gozarlo.
Sin embargo, Júpiter no puede dar lo que no tiene, y con esta verdad como un templo vemos claramente que ese Sendero funcionará más o menos a tope en la medida en que el Júpiter interno se haya enriquecido con experiencias humanas, porque el que ha vivido poco y asimilado mal, tendrá un alma pobre y desconectada del Ego Superior, y pocas cosas podrá ponerle Júpiter en el receptáculo venusiano. Con ello queda dicho implícitamente que los artistas, cualquiera que sea el ámbito en que se expresan, son seres de alta evolución, que han adquirido notoriedad porque su Júpiter interno es poderoso.
A nivel humano, ese Sendero se recorre sin necesidad de recomendaciones, pero no es inútil decir que la búsqueda de la felicidad, de la riqueza, de la belleza y de la abundancia, deben también figurar en nuestro programa humano, porque si nada tenemos, nada podremos dar a los demás y de nada servirán nuestros sueños de transformar el mundo si carecemos de los medios materiales para concretizar esa transformación.