El Sendero 19 es llamado Inteligencia del Secreto o de Todas las Actividades Espirituales. La afluencia que recibe viene de la Bendición Muy Alta y de la Gloria Suprema. Su letra regente es el Teith.
Otra traducción dice: «La Razón del Misterio. Es la revelación de los secretos de la naturaleza”.
Es el Sendero que une Hesed a Gueburah y su regente es el genio 28 Seheiah en la Ida y el 35 Chavakiah en el Retorno. A nivel inferior se encuentra este Sendero en analogía con el 14, que une Hochmah a Binah. Lo que allí era una Iluminación, aquí es comprensión del Secreto o del Misterio cósmico. Es el Sendero de la caída. Por él se precipitaron Adán y Eva después de violar las leyes de Hesed.
Si hemos aprendido bien la dinámica del Sendero 14, o sea, el que va de Hochmah a Binah, no nos será difícil comprender el Trabajo que se realiza en el Sendero 19, puesto que es el mismo, pero a otro nivel. En el 14, es el Ego Superior el que realiza los Trabajos, poniendo el Huevo Primordial sin el cual no se puede incubar nada. Aquí la que trabaja es la Personalidad Emotiva y su actividad se desarrolla en un Mundo -el del Agua- que, como hemos visto, empieza por ser un mundo alejado con relación al Primordial, el de Fuego.
Si en el Sendero 14, Urano le dice a Saturno: “Elaboraré una Idea de lo que estoy Emanando”, en el 19, Júpiter le dice a Marte: “Pon los materiales necesarios para que pueda realizar este Deseo”.
En los Senderos anteriormente estudiados, hemos visto que el que movía los hilos era el Ego. Ego-Hochmah era quien mandaba en los Senderos 14, 15 y 16. Ego-Binah era quien daba las órdenes en los Senderos 17 y 18 y nuestro Moisés interno era el mandado, pero en el 19 las cosas cambian: el ser humano abandona su divinidad y se adentra en el Secreto, en el Misterio, para estudiar su naturaleza y hacerlo Inteligible. O sea, por el 19 sale del Paraíso y va a buscar la luz de las experiencias al Este del Edén.
En Hesed, la voz del Eterno se deja oír y el ser humano acompasa sus gestos con los ritmos cósmicos, en Gueburah, el Secreto, el Misterio se petrifica, se instituye, porque es el 2º He de Binah. El texto yetzirático nos habla de Actividades Espirituales, ya que a la actividad propia de Gueburah se une la espiritualidad que emana de Hesed. Si es el Sendero que conduce al Este del Edén, también es el que permite su retorno.
Es en este Sendero que el ser humano reconstruye el Paraíso. Hesed era un don de Dios: esa esfera paradisíaca fue creada por el trabajo de los tres Sefirot superiores. El ser humano no supo aprovechar ese don, pero en la esfera de Gueburah encuentra los materiales que le permiten crear su propio Paraíso para vivir en él sin que nadie pueda echarlo.
En el canal 19 se encuentra pues, primero el modelo paradisíaco que viene de Hesed. Segundo, los materiales para su reconstrucción que vienen de Gueburah. De ahí la idea de actividad espiritual, es decir, Trabajo Espiritual. Las afluencias que transitan por este Sendero vienen -nos dice el texto yetzirático- de la Bendición Muy Alta, que es una forma de nombrar a Hochmah y de la Gloria Suprema, o sea, de Binah, ambos constituyendo las raíces de Hesed y Gueburah.
A nivel humano, estaremos vivificados con las corrientes del Sendero 19 si trabajamos realmente la construcción de ese Paraíso, llevando a cabo una actividad espiritual. La actividad espiritual no consiste ni en meditar, ni en rezar, ni en leer libros esotéricos o santos, ni en realizar ejercicios respiratorios o «viajes astrales«. Se trata de trabajar en uno mismo para que las leyes por las que se rige el universo se expresen a través de nuestras manifestaciones humanas. Si se consigue que funcionemos como la máquina cósmica, entonces podremos trabajar para que las leyes se cumplan también en el funcionamiento social.
Por otra parte, sabemos que en ese Paraíso había grandes árboles y hermosas flores y que junto a una fabulosa vida vegetal, los animales convivían en paz. Estaremos pues trabajando para ese Paraíso si plantamos árboles y flores. Los libros sagrados recomiendan estos trabajos, a fin de que el ser humano permita a la fecundidad divina expresarse en su máxima plenitud. Cada vez que plantamos un árbol o una semilla de flores trabajamos para este Paraíso, pero no cuando los talamos para convertirlos en utensilios.
En el lenguaje simbólico, los animales son nuestras tendencias emotivas, que mediante un trabajo espiritual debemos ordenar para que no se combatan y se produzcan víctimas y triunfalistas en nuestro interior.
Por último, todo aquello que no esté en nuestro poder realizar, lo haremos simbólicamente, con el gesto y la palabra, como si realmente estuviéramos actuando sobre una realidad concreta. Este trabajo simbólico se llama rito y en la Cábala encontraremos el procedimiento ceremonial para realizarlos. A diferencia del rezo, el rito constituye un Trabajo, moviliza la voluntad y mediante ese trabajo se puede avanzar considerablemente la obra de construcción de nuestro Paraíso.
Evidentemente, todo iría como una seda si los trabajos se realizaran en orden: si Júpiter trabajara con la Idea-Marco que recibe de su superior Saturno, transmitiendo a su vez a Marte el Deseo que corresponde a la Idea saturniana. Pero nosotros no trabajamos aún ordenadamente, y las Ideas que Saturno elabora tardan a veces varias encarnaciones en pasar a la jurisdicción de Júpiter, para que les ponga en ese Marco el máximo de ingredientes que pueden caber en él.
Hay un desfase entre los trabajos que realiza nuestro Saturno y los llevados a cabo por nuestro Júpiter, a menos que ambos planetas formen en nuestro tema aspectos armónicos o estén trabajando en Programas similares o complementarios. Si esto no sucede así, Marte recibirá órdenes contradictorias de los dos Señores a cuyo servicio está, y lo que haga con esas órdenes dependerá de su aptitud, del estado evolutivo en que nuestro Marte-Gueburah se encuentre.