Iniciación a los Misterios de la Vida

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Módulo 3: Para qué sirve la buena intención

Lección 16: Tercera prueba: la «buena intención»

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El alma humana está realizando un viaje. El paso por las regiones bajas del mundo de Deseos le impone un peaje y su pago implica un buceo sin escafandra, a menudo poco agradable, a las zonas oscuras de las emociones. Allí se encontrará con los recuerdos de su ex pareja, de la madre con la que nunca pudo reconciliarse, con personajes infravalorados, o tal vez con un hijo al que se negó a engendrar.

Recordemos que es necesario soltar lo que no es conforme a las leyes que rigen en el universo para poder elevarnos. Esta es la razón por la cual en las primeras regiones rige la fuerza de repulsión. Imagina que tus intestinos no funcionaran y no pudieras evacuar lo que tu cuerpo no puede asimilar…

Desprovistos de la segunda carcasa, en la segunda región del mundo de Deseos, después de haber pasado por el llamado Purgatorio, pasamos a la tercera Región, la de los Anhelos, para consumir el tercero de nuestros envoltorios. Se desarrolla de nuevo la película de la vida pasada, para visionar los efectos de los antojos injustos. Se trata de los perjuicios causados sin intención consciente.

En esta Región viven con mucha intensidad los escritores, los cuales pueden contemplar los efectos negativos de sus escritos sobre el público al que iban dirigidos; los editores de pornografía, de historias violentas, los que fabrican papel para esos editores, los que lo imprimen, los que lo venden; los propietarios de cotos cerrados, que reciben el impacto de la cólera de quienes se vieron privados de gozar de la naturaleza; los políticos que nos embarcaron en guerras, los que prometieron cosas que luego nunca cumplieron; los que han sido, en general, causantes de un mal indirecto, allí pueden tomar conciencia de sus errores.

El mal que se realiza sin intención o con lo que llamamos “buena intención” es un gran productor de futuras pequeñas injusticias, marginaciones, pobreza, pequeñas enfermedades (o grandes), vida áspera, difícil. 

Es muy importante meditar sobre este punto, ya que el error, cuando salta a la vista, se puede eliminar fácilmente con un acto de voluntad. Pero cuando aparece enmascarado, cuando está protegido por las leyes sociales y hasta se le viste con papel de celofán y lazos de colores, entonces una persona puede vivir o actuar de forma errónea toda una vida sin enterarse. Son notorios los casos de grandes errores cometidos con la mejor intención. Por ejemplo, cuando vemos al marido de una amiga dándole un beso a una mujer en la calle. A menudo nos sentimos inclinados a llamar sin demora a la amiga para contarle lo sucedido, con el riesgo de generar una discusión en la pareja o algo mayor, cuando desconocemos lo sucedido.

Para poder emitir un dictamen es preciso disponer de muchos datos, por eso los jueces instruyen el sumario de cada una de sus causas con la información que pueden recabar de las partes en litigio. E incluso así se equivocan.

La actitud “correcta” cuando una persona nos cuenta un problema, por ejemplo, es consolar, escuchar, dejar que se desahogue y dar nuestra opinión si la requiere, pero especificando que nadie podía colocarse en su lugar y decidir por ella. Mostrar apoyo a la decisión que tome, pero sin aconsejarle sobre una vivencia ajena a nosotros. Puede parecer que intentamos evitar el compromiso, pero lo que se debe evitar es caer en el error de pretender tener la ciencia infusa y que debido a que expresas sus opiniones con “buena intención” quedas libre de toda responsabilidad.

Fijémonos en ese mandatario que atacó militarmente a otro país con los únicos argumentos de estar luchando contra las fuerzas del mal y la legítima defensa. Él estaba seguro de actuar por el bien de su país, e incluso del mundo. Podríamos pues decir que actuó con “buena intención.” Pero analicemos los resultados y pensemos en las víctimas. Veremos como a los hijos de los muertos, les importa bien poco la intención de los que les dejaron huérfanos.

Quienes se manifiestan contra las guerras actúan también con “buena intención.” Entonces, ¿a quién le damos la razón? ¿Aconsejamos a los manifestantes que apoyen las guerras contra “el mal”? ¿Aconsejamos a los mandatarios que dialoguen para la paz? ¿Sugerimos a las víctimas que se conviertan en el eje del bien? Resulta muy complicado. Tal vez sea preferible que cada uno tome sus propias decisiones y cargue con ellas. Tal vez convenga recordar las palabras de Teresa de Calcuta: “No me llaméis para manifestarme en contra de la guerra, sino a favor de la paz”.

Quizá sea preferible evitar los consejos y dejar de pretender que nuestras opiniones sean vinculantes, sino solo una información destinada a enriquecer la base de datos del interlocutor.

Por otro lado, deberíamos fijar también nuestra atención sobre las omisiones, aquello que pudimos haber realizado, los propósitos incumplidos; pensar en cómo fueron interpretadas nuestras palabras. Cada uno comprende las cosas a su manera y una palabra puede causar estragos en una mente incapaz de asimilarla. Es preciso meditar sobre las posibles derivaciones de cada acto. Al hacerlo así en vida, estaremos tomando consciencia y al mismo tiempo disolviendo los contenidos que luego irán a parar a esa tercera región del mundo de Deseos. De este modo, el tránsito por esta región será mucho más rápido.

El tránsito por las tres Regiones inferiores del mundo de Deseos es obligado para todos aquellos que, en la composición de sus cuerpos de deseos, llevan materia –átomos sutiles sombríos- correspondiente a la densidad de dichas regiones. Pero, como ya hemos comentado, este tránsito puede evitarse si todos los días, al acostarnos, realizamos el ejercicio de retrospección.

Esas tres Regiones del mundo de Deseos forman el núcleo del área llamada purgatorial, donde la persona puede permanecer alrededor de un tercio del tiempo que ha vivido en su cuerpo físico. Es un cálculo aproximado en tiempo de la tierra, porque en el mundo de Deseos ni existen el tiempo ni el espacio. En concreto, una persona que hubiese vivido noventa años, podría permanecer en esas Regiones inferiores alrededor de treinta años. Pero todo ello es muy relativo porque también depende del nivel evolutivo. 

El trabajo que se realiza en ellas es muy importante ya que la persona adquirirá, conciencia de los errores. Y en una próxima vida, aun sin recordar las anécdotas de su existencia anterior, gracias a la conciencia adquirida, evitará caer en los mismos errores.

Durante el sueño

Esas tres Regiones también son visitadas por las almas de los vivos durante el sueño. Aunque cada ser humano «flota«, por así decirlo, a la altura espiritual que constituye su nivel medio, por ejemplo, las personas que emiten vibraciones de odio, permanecen en esos bajos parajes en su tránsito nocturno.

Las que viven a un nivel elevado también van a parar allí cuando sus actitudes, durante el día, han hecho que bajara la frecuencia vibratoria de su organismo. Ese descenso puede producirlo la ingestión excesiva de alcohol, de tabaco, de toxinas, el exceso de comida e incluso algunos tipos de actividad sexual, pero también emociones sombrías o visualizar películas violentas. Cuando el ser humano comete abusos, se encuentra por la noche en esas Regiones, lo cual produce pesadillas y sueños terroríficos que llevan a la persona a despertarse cansada y angustiada. Allí los sueños son en blanco y negro.

Después de haber soltado esta tercera piel que envuelve nuestro cuerpo de deseos, seguimos el trayecto para llegar a la cuarta Región, llamada de los Sentimientos, es una región neutra. Está reservada a los indiferentes, a quienes pasaron por la vida sin hacer el mal, pero que tampoco hicieron ningún bien y se limitaron a cumplir con su deber, con las reglas, con las normas, sin participar jamás de forma activa en nada, sin militar en ningún partido, sin abrigar ninguna creencia, sin una sola gota de fe. Son los tibios.

Esta clase de personas permanece en la cuarta región durante siglos, llevando una vida aburrida y sin horizonte, impermeables a todo aprendizaje exterior, creyendo con firmeza que aquello va a terminar con una muerte definitiva y sin beneficiarse con la adquisición de nuevas experiencias. 

Terminada la estancia en las Regiones inferiores, la persona pasa a las tres Regiones superiores del mundo de Deseos, conocidas en conjunto con el nombre de Primer Cielo

Podríamos imaginar las tres pruebas en las bajas regiones del mundo de Deseos como quien empieza a quitarse la ropa y percibe una sensación de ligereza, de agilidad, de ingravidez. Los problemas son como un fardo que adhiere a nuestros cuerpos, como pesados abrigos que dan sensación de carga, de obligación, de ahogo. Quizá fuera posible desprenderse de ellos con más facilidad, apegándonos menos a valores transitorios, a cosas que carecen de importancia.

Ejercicios:

Piensa si te consideras una persona tibia y en qué espacios de tu vida.P