La primera experiencia, después de haber sido recibido y acomodado, que aguarda a un fallecido en el mundo de Deseos, es su confrontación con una figura denominada en la literatura ocultista el Guardián del Umbral. Esta entidad tiene, por lo general, forma de monstruo y se crea sobre la base de todos los pensamientos, sentimientos y obras sombríos de la persona, a lo largo de la vida que acaba de dejar atrás.
Es como si se formara una masa con los excrementos que vamos generando y acabara por tomar forma. Es preciso comprender que la energía que forma el Guardián del Umbral es de muy bajo calibre, muy densa, así que no puede incorporarse a los planos superiores de nuestra realidad. Para superar esta visión, hemos de ser conscientes que es una creación nuestra. Algo similar nos ocurre cuando debemos dar un paso importante en la vida (tener un hijo, separarnos, cambiar de trabajo), las acciones o situaciones pasadas ejercen presión y nos molestan, haciendo más difícil el tránsito a la nueva realidad.
Volvamos al Guardián. Si una persona ha cometido un crimen, por ejemplo, el Guardián del Umbral puede tener una imagen sangrienta y, en todo caso, repulsiva, que producirá en el finado un fuerte impacto. Sin embargo, el fallecido dispone de asistencia para soportar la prueba y nunca se producen en él más daños que los procurados por una fuerte impresión.
La utilidad de esa aparición es soltar lastre. En ese momento somos aspirantes a entrar en otro mundo de valores distintos y para ello es preciso depositar en la aduana (en el detector de metales) aquello que resulte inútil o nocivo para el lugar en el que vamos a entrar. Por ejemplo, en la tierra, si visitamos Australia, está prohibido entrar alimentos, vegetales o animales de cualquier especie para evitar la alteración del ecosistema. Además, el impacto que produce encontrarse con el resultado de sentimientos, acciones o pensamientos erróneos ayuda a tomar conciencia, para evitar este tipo de actos en una futura encarnación.
La única condición para superar al Guardián del Umbral, es darse cuenta que esa es una creación nuestra. En cierto modo significa aceptarla. En ese momento, desaparece.
El Guardián es una figura simbólica. Durante la vida, se muere en infinidad de ocasiones, nos enfrentamos a numerosos yoes que forman parte de nuestra personalidad. Cada vez que pretendemos acceder a un nuevo nivel de conciencia, superar errores del pasado, cuando intentamos liquidar tendencias que nos lastran, tenemos que enfrentarnos primero a nuestros monstruos internos, a los miedos, a las inseguridades o a esas certidumbres que nos han anclado en una verdad llevando una parte de nuestro ser hacia la fosilización. En otras palabras, tenemos que quemar la imagen que hemos forjado de nosotros mismos, ese retrato al que levantamos un altar inconsciente por puro miedo a enfrentarnos a él.
Sería bueno que aprendamos a ir por la vida ligeros de equipaje.
Ejercicios:
- Busca si guardas algún monstruo en el armario, un miedo que debas superar
- Si sientes rabia por algo o por alguien, échala fuera