Vemos, así, que en los signos cardinales: Aries, Cáncer, Libra, Capricornio, hay un primer Decanato en el que se vive desde el presente, uno de futuro y un Decanatos de futuro-futuro. En esos signos no hay karma a pagar, salvo el que procede de los malos aspectos planetarios. Pero serán signos productores de karma. Los dos Decanatos de futuro hará que la persona viva en una parte como desplazada, como desubicada, como buscando su lugar en el mundo. Se avanzará a las cosas y tomará decisiones sin base, por anticiparse. También tendrá una gran intuición, aunque le será difícil usarla para ella misma. Los Decanatos de futuro también darán poca paciencia, porque queremos las cosas para ayer.
En los signos fijos: Leo, Escorpio, Acuario y Tauro, hay un Decanato de pasado, uno de presente y uno de futuro. En ellos el karma empieza a aparecer bajo la forma de recapitulación. Los Decanatos de pasado harán que la persona tenga la sensación de que no aprovechan sus virtudes, que la tienen en el banquillo, que no forma parte del equipo titular. Eso puede hacer que viva con un poco de resentimiento o que se niegue a cumplir con lo que le piden o lo haga mal. Aunque al ser la recapitulación como la recuperación de una asignatura no aprobada, esta situación no debería mantenerse toda la vida, sino llegar un momento en que la persona ya pueda vivir plenamente en su presente.
En los signos dobles o comunes: Sagitario, Piscis, Géminis y Virgo hay un Decanato de pasado-pasado, uno de pasado y uno de presente. Será, pues, en estos Decanatos donde las deudas del pasado se presentan de una manera ineludible, sobre todo en el primer Decanato, el de pasado-pasado, que supone la liquidación de una cuenta que por dos veces se ha intentado eludir. La persona puede tener la sensación de que no avanza o de que lo hace muy despacio.
Conclusión
El lector habrá observado que la Astrología Cabalística se fundamenta en una realidad que fue descubierta por los antiguos (como Platón o Aristóteles), y que es aceptada por un número creciente de personas a la luz de las conclusiones a las que han llegado los profesionales que investigan los casos de «casi muerte» o los especialistas en regresiones: la Ley de la Reencarnación. Y es que concebir nuestra existencia física actual como la única posible, como una oportunidad irrepetible es tan absurdo como creer que la Tierra es el único planeta habitado en el universo. Si solo viviéramos un vez, sería además terriblemente injusto que unos seres nacieran enfermos y otros sanos, unos ricos y otros pobres en virtud de una casualidad cósmica, de algo parecido a una inmensa ruleta de la fortuna; en tal caso el mundo, además de un absurdo, sería una monstruosidad absoluta.
Es mucho más lógico admitir que el cuerpo humano no es más que un vehículo que se nos presta para vivir determinadas experiencias y que cuando se gasta, cambiamos de vehículo, para luego volver al ruedo con otro distinto, pero con la misma alma, con el mismo disco duro. A este cambio le llamamos muerte, pero sería más propio el término de transformación. En ese sentido, la reencarnación es un proceso que permite que las almas experimenten todas y cada una de las condiciones humanas hasta alcanzar la perfección.
La Astro-Cábala se ha relevado como una herramienta casi insubstituible para llegar a encontrar un sentido a nuestro peregrinaje humano, para conocer los errores que cometimos en nuestras anteriores existencias. Esos errores en parte son revelados por la posición (en nuestra carta natal) de los planetas en los Decanatos, y nos ayudan a saber cuáles son nuestras asignaturas pendientes en ese largo y espinoso, para unos, y floreado para otros, camino de regreso hacia las fuentes divinas.