Piscis es el último signo del Zodiaco constituido y el sexto del constituyente (por Elementos). Como tercer signo de la trilogía de Agua, corresponde a la fase de exteriorización de este Elemento, la fase Vav.
En el primer signo de Agua, -Cáncer-, el Agua-sentimientos penetra en nosotros como llovida del cielo, nacen las emociones extendiéndose a todo lo creado de forma abstracta. En el segundo, Escorpio, los sentimientos se estacionan en nuestro interior y nos impregnan de su poder, de su fuerza, la persona se transforma en el objeto de su amor. Y en el tercero, Piscis, los sentimientos salen de estampida y se derraman sobre el medio social en que vivimos, se dirigen de forma concreta y consciente hacia todas las criaturas de la tierra. Esto hace que los nacidos bajo este signo sean algo parecido a una máquina de amar, que estén permanentemente enamorados de alguien o de algo.
Como los ríos van a parar al mar, regido por Piscis precisamente, los sentimientos de los piscianos se proyectan con fuerza sobre las personas que se cruzan en su camino y las inundan, sin que nada pueda impedirlo, hasta que aparezca otra persona, con la que se repetirá lo operación.
Es difícil que un Piscis sea fiel a un solo amor, porque le sobran sentimientos y no puede absorberlos en una sola persona o en una sola causa. Tampoco el amor resultará ser un drama para él, porque si se le resisten, encontrará rápidamente otro que absorba sus sentimientos, ya que lo importante es poder descargarlos y ya resulta más secundario sobre quien.
De todas formas, como Piscis se encuentra en la fase terminal del amor, ello supone que sus afectos no son indiscriminados, sino que las personas que co-protagonizan sus historias sentimentales ya vivieron con él pasados capítulos, y ahora viven la experiencia final, la de los frutos, antes de pasar al ciclo intelectual, en el que esas personas dejarán de ser amantes para convertirse en amigas.
Por lo general, los Piscis no rompen una relación, la transforman y lo que era un gran amor acaba siendo una gran amistad.
La etapa piscina, al ser la última del Elemento Agua, supone (o tendría que suponer) cierto dominio sobre los sentimientos y los deseos. Una vez alcanzada esta etapa, y si sabe responder a las vibraciones profundas del signo, el nativo debería ser capaz de sacrificar todos los deseos de tipo personal para entregarse a una obra social o humanitaria. En este caso, el altruismo será su bandera.
Cuando el amor alcanza niveles sublimes, la persona ansía su fusión con el todo, tiene sed de infinito y su objetivo humano consiste en establecer la unidad allí donde reina lo diverso.
Este afán de armonía puede ser plasmado a través de la práctica de un arte (los músicos Chopin, Haendel y Andrés Segovia pertenecen a este signo).
Todo aquel que necesite ayuda, encontrará en este nativo un refugio. Su abnegación puede llegar a rozar la santidad. Su hogar es tierra de acogida y vivir en comunidad puede ser una de sus aspiraciones profundas. Se distinguirá siempre por su gran capacidad de comprensión de las debilidades humanas.
La etapa que sigue a Piscis, en el Zodiaco constituyente, -la de Aire-, es la que establece la ley del pensamiento. Acercarse a esta etapa tiene que ser uno de los objetivos principales del nativo de Piscis, si su nivel evolutivo se lo permite. Para pasar del mundo del deseo al del pensamiento deberá producirse en él una elevación más allá de sí mismo. De la unión del pensamiento con el deseo nace la inspiración, el presentimiento o la visión del porvenir (el autor de este libro, Kabaleb, pertenecía al signo Piscis y tenía en él cinco planetas), y este signo ha dado, en efecto, muchos videntes, profetas y místicos en general. En ocasiones, la visión del futuro puede concretarse a niveles materiales, como es el caso de A. Einstein, otro ilustre representante de este signo.
Si su Sol recibe aspectos positivos, y si sabe dar un rendimiento óptimo a su caudal energético, este nativo será para los demás una verdadera bendición del cielo, será portador de buenas noticias, anunciador de días mejores y una fuente inagotable de optimismo y esperanza.
En cambio, si es incapaz de sublimar su enorme caudal amoroso, lo descargará sin ton ni son sobre sus sufridos congéneres. Se identificará y se desligará de las personas, cosas o situaciones con una facilidad pasmosa. Le costará ser fiel a una causa, movimiento, idea o sentimiento. Volverá a menudo a antiguas fidelidades, pudiendo pasar incluso por una veleta.
Será un eterno enamorado de todo lo que ve o toca. La identificación con el todo, cuando desciende a niveles convencionales, se transforma en un deseo de poseerlo y conquistarlo todo. Júpiter, el planeta regente, nos habla en su polo positivo, entre otras cosas, de bondad, de generosidad, y de un gran poder fecundador, -Zeus, su representante mitológico, tenía hijos con todas las moradoras del Olimpo e incluso con mujeres humanas-, pero por su lado negativo conduce a todos los excesos.
La manifestación descontrolada de las emociones lleva a su vez a la pérdida de la libertad y a la enfermedad, de ahí que este signo sea a menudo asimilado a las cárceles y los hospitales.
Cuando los planetas en Piscis están mal aspectados, los amores son difíciles, tumultuosos, plagados de dramatismo, y ello indica que en la etapa anterior, las cosas tampoco fueron fáciles, y si ahora el Piscis es víctima, es porque cuando vivió la experiencia amorosa desde Escorpio (en otra existencia), actuó como verdugo. Las disonancias actúan igualmente sobre los deseos, lleva a estos nativos a desear lo prohibido creándose así numerosos enemigos y quizá acaben dando con sus huesos en la cárcel; pero como el signo rige los establecimientos penitenciarios, el Piscis entre las rejas será una especie de rey y obtendrá el respeto y la confianza de los demás reclusos.
Si los aspectos negativos vienen de Júpiter o de Venus, darán excesos culinarios o sexuales, y si el nativo no dispone de medios para la satisfacción de sus deseos, puede recurrir a la delincuencia de guante blanco para obtenerlos. Si las disonancias vienen de planetas como Marte, Saturno o Plutón, podría llegar en último extremo hasta la violación o el crimen para satisfacer sus ansias de posesión. Un Piscis con Neptuno mal aspectado podría vivir prisionero de sus propias visiones, quimeras y utopías, huyendo de la vida social en dirección a su universo onírico.
Su experiencia fundamental consiste en desprenderse de los amores; en dejar de lado los deseos, las emociones, para poder pasar a la fase mental sin que los deseos se vean involucrados en el discurrir de la mente. Si el Piscis ha aprendido la lección, será muy afectuoso al principio de su vida, pero ya no lo será tanto en su final. Sin embargo, en este signo se producen muchos atascos, porque el ser humano, en su estado evolutivo actual, se identifica con sus emociones, con sus deseos y hay muchos Piscis que se complacen en recordar las comilonas de veinte años atrás y las aventuras eróticas con amantes que ya tienen los cabellos blancos, negándose a pasar al ciclo intelectual y buscando placeres que ya no lo son y que solo persisten en la memoria.
En cualquier caso, nacer con el Sol en Piscis implica que la voluntad ha decidido experimentar lo que ocurre cuando las emociones son el elemento activo y cuando constituyen el criterio que impera para resolver los problemas de la vida. Este nativo será ante todo un ser extremadamente sensible, influenciable, susceptible, imprevisible, inestable, abnegado y desinteresado en lo positivo; cruel, violento, colérico y acaparador cuando sus aguas fecundadoras se transformen en temporal asolador.
Primer Decanato de Piscis
El Primer Decanato de Piscis cubre los grados que van de 0 a 10 del signo, es decir, las personas nacidas del 19 al 28 de febrero (aproximadamente). Es el Decanato Yod, regido por la Luna, que es al mismo tiempo la regente de Cáncer, signo Yod de Agua. En el orden sefirótico está regido por Netzah. En el Tarot es el domicilio del 7 de copas. Es un Decanato de recapitulación o pasado-pasado.
En este Decanato se realizan trabajos de recapitulación correspondientes a la etapa de Cáncer. Las personas cuyo Sol se encuentra en este Decanato han sido en algún modo reacias a vivir la experiencia amorosa en pasadas vidas. El origen de esta negativa puede obedecer a razones diversas, pero en su trasfondo suelen encontrarse motivos de orden espiritual.
En efecto, cuando la persona vive en el ciclo de Fuego, a través de los signos de Aries-Leo-Sagitario, se encuentra a veces tan impregnada de la realidad espiritual, que se niega a entrar en la oscuridad del mundo emotivo, con el pretexto de que lo que quiere es estar con Dios y no en ese mundo de perdición del que suelen hablar los místicos. Pero el objetivo de nuestro Yo divino, no es que sus vehículos se le queden pegados a la túnica, por así decirlo, sino que recojan experiencias en los mundos materiales y se las «suban» para enriquecerse con ellas. Hay gente que, llevada por una falsa espiritualidad, se pasa la vida rezando en un convento; son personas que no han comprendido la dinámica de la creación y en otra vida se verán obligadas a vivir las experiencias emotivas fuertes a las que se negaron.
Piscis representa la exteriorización de los sentimientos, tal como se ha dicho ya repetidas veces. En Cáncer los sentimientos nacen y se extienden a todo lo creado, amando al Creador abstracto, antes de que se haya encarnado en las formas. En Escorpio la persona se ha convertido en el objeto de su amor. Y en Piscis el amor, que en la etapa anterior estaba dentro, emergerá al exterior, en un mundo ya formado, ya constituido, de modo que el amor de Piscis no será amor del mundo, ni amor propio, sino amor de cada una de las criaturas que en la tierra existen, por ser todas portadoras y testimonio del Creador.
Pero en el primer Decanato, la persona deberá realizar un trabajo que le quedó pendiente en la última etapa canceriana, la del nacimiento de los sentimientos. Los sentimientos, como todo lo demás, es algo que nace a su hora, del mismo modo que cada año vienen las estaciones, así que, lo que le ocurre a esa persona, no es que los sentimientos no le hayan nacido, sino que cuando nacieron, no se enteró y, por lo tanto, no se pudo realizar esa función individualizadora que los sentimientos llevan a cabo.
Podríamos decir que la persona se salinizó, no quiso cooperar con el elemento Agua, conservando en sí las propiedades ígneas correspondientes al ciclo del Fuego. Su identificación con la Divinidad la llevó a renunciar a la exteriorización de la luz y siguió actuando como si aún estuviera bajo Sagitario, el último de los signos del ciclo de Fuego, siendo quizá consciente de ser un ejecutor de la Divinidad, tal vez incluso siendo fuente de enseñanzas sublimes, pero acaparando una función que ya no le correspondía, ya que si Dios ama a sus profetas, a los reveladores de su Verdad, no puede consentir que la persona se identifique con el papel que debe jugar en la gran comedia de la vida en un determinado momento. Por buen actor que sea, debe abandonar el papel que le diera tal vez gloria, para vivir su oscuridad en otras esferas de acción.
Es lo que no quisieron hacer (en otras vidas) sin duda los del primer Decanato de Escorpio y Piscis. La diferencia entre uno y otro es que el primero no podía renunciar a su protagonismo, y fue colocado en Escorpio para que se adorara a sí mismo, mientras el segundo, sí era capaz de renunciar al culto de su personalidad. Digamos que las razones de su salinización eran más altruistas: no estaban enamorados de la función gloriosa que realizaban bajo los auspicios de Sagitario, sino de los resultados que estaba obteniendo en su obra. Por ello la persona mereció ser situada en Piscis, signo que por ser de exteriorización, ha de permitirle descargar sobre la sociedad las fuerzas emotivas que le vienen de Cáncer.
Así pues, el potencial emotivo propio de Cáncer será descargado por esa persona, apenas recibido, sobre la sociedad. Si la tarea del primer Decanato de Escorpio consistía en descubrir el amor divino en sí mismo, en el primer Decanato de Piscis lo que se tiene que descubrir es el amor de Dios a través de los demás. Si el nativo de Escorpio está condenado a amarse a sí mismo, el de Piscis está condenado a amar al otro.
En los niveles inferiores del signo encontramos a personas permanentemente enamoradas de personas del sexo contrario. Podemos poner aquí el ejemplo de la famosa Liz Taylor que, en el momento de escribir estas líneas, ha consumado su octavo matrimonio. En este Decanato se reclutan los infieles de todo rango, ya que disponen de un manantial inagotable de amor que deben necesariamente derramar, y es imposible que este chorro constante de amor quepa en una sola persona. Irán, pues, de un amor a otro amor, sin que, por uno nuevo, renuncien al anterior, puesto que, como acabamos de explicar, reciben del cosmos una constante aportación de materia amorosa que deben distribuir generosamente a todos cuantos encuentran.
Eternos infieles, eternos enamorados del primero que les sonríe y les habla, es posible que vivan siempre con una docena de líos sentimentales a las espaldas, pero hay en ellos un tal derroche de amor, que todo el rencor y el odio que puedan inspirar quedará disuelto en esas aguas puras, esas aguas dulces que proceden de Cáncer, y acabarán teniendo múltiples familias y viviendo amorosamente con todas ellas. En nuestro país, los actores Arturo Fernández y Victoria Vera, que eran considerados como solteros de oro, tienen el Sol en el primer Decanato de Piscis.
En el primer Decanato van a parar los recalcitrantes de la espiritualidad, aquellos que, cada vez que han encontrado una dificultad en sus vidas, han llamado a Dios para que sea él quien les saque las castañas del fuego. En sus vidas, los amores puros, no expresados para no caer en pecado, se mezclarán con los amores que han de materializarse, por ser esta la dinámica del signo. A veces ambos conceptos se mezclan, porque ha reinado la confusión en su pasado, y ahora reaparece, de modo que sus amores, que pretenden ser puros, resultan pecaminoso y esos «santos varones» ven caer sobre sus espaldas el escándalo y se convierten en aquello que, en otras vidas, quisieron por todos los medios evitar: en carne de escándalo, como se dice en la Biblia.
A niveles superiores, ese amor se marginará de toda dependencia sexual y será una amor altruista. Su necesidad de amar a las personas llevará a este nativo a realizar una obra social, política, espiritual, humanitaria, tal vez en una cárcel, en un hospital, o en un sanatorio, lugares que se encuentran en afinidad con el signo de Piscis. Si el nativo del primer Decanato es persona adinerada, ese amor puede expresarse a través de obras filantrópicas o bien, como Piscis, dentro de su Elemento, pertenece al Mundo de Formación, donde pensamientos y sentimientos instituyen la realidad, el amor de Dios propio de Cáncer puede dar lugar a una obra religiosa o filosófica dirigida a toda la humanidad.
Los malos aspectos harán que aparezcan en la vida de la persona amores que le harán vivir situaciones muy complicadas, aunque, difícilmente alcanzarán índices dramáticos, porque el signo está regido por Júpiter, que es el dios del humor, y sus experiencias resultaran grotescas, charlotescas, pero raras veces trágicas.
Los Piscis del primer Decanato suelen ser excelentes cocineros y aun mejores gastrónomos, debido a la vinculación de este Decanato con Cáncer, que rige el estómago, y cuando se entristecen por no ser todo lo puros que quisieran, se consuelan preparando un exquisito plato.
Segundo Decanato de Piscis
El segundo Decanato de Piscis cubre los grados que van de 10 a 20 del signo, es decir, los nacidos del 1 al 10 de marzo (aproximadamente). Es el Decanato He, regido por Marte, que es al mismo tiempo el regente de Escorpio, signo He de Agua. En el orden sefirótico está regido por Hod. En el Tarot es el domicilio del 8 de copas. Es un Decanato de recapitulación o pasado.
En este Decanato se realizaran trabajos de recapitulación correspondientes a la etapa de Escorpio.
Vimos que la asignatura de Escorpio es el amor propio, mientras que la de Piscis es la del amor al prójimo. Las dos tendencias juntas dan el perfil de la persona que se sobrevalora y que se ofrece a los demás como un trofeo, como diciéndoles: «mi amor por vosotros es tan grande que os entrego lo que más quiero: mi persona». Y presenta las cosas de tal manera que los demás casi se ven obligados a darle las gracias por ese amor hacia sí mismo, pero como al hacerlo se queda sin él, volverá de alguna manera a ser el destinatario de su amor, para nuevamente transferirlo a los otros. Para que ese juego pueda ejercerse, el tema del amor-desamor tendrá que ser predominante en su vida, de modo que la persona del segundo Decanato tendrá muchos amores y a veces serán los mismos que se reciclarán, mediante toda una cadena de reconciliaciones.
Finalmente predominará la tendencia del amor al prójimo, porque es la que vitaliza el signo, mientras que el amor propio, asignatura del pasado, se irá desvaneciendo a medida que la persona vaya aprendiendo la lección. Para proyectar con fuerza los sentimientos al exterior, trabajo que corresponde a Piscis, es preciso que anteriormente hayan sido interiorizados, y esto es sin duda lo que no hizo o lo hizo insuficientemente cuando era su momento. Ahora tendrá que realizar ambos trabajos a la vez.
Hemos visto al estudiar el segundo Decanato de Escorpio que la luz está dentro y que es a través de ella misma que la persona que trabaja allí comprende el mecanismo del universo. En Piscis esos sentimientos deberán ser precipitados al exterior, al igual que los ríos que surcan la tierra deben inexorablemente verter sus aguas en el mar.
En Escorpio, esas aguas interiores fecundaban la geografía de la persona y ello hacía que creciera a su alrededor todo tipo de plantas. Alrededor de Escorpio crece una abundante vegetación y a esto se refieren los astrólogos cuando dicen que los nativos de Escorpio poseen un fuerte magnetismo. Sus aguas profundas atraen a los demás hacia ellos del mismo modo que las plantas acuden ávidas a las orillas de los manantiales.
Dicho de otro modo, el Escorpio enamora, retiene el afecto. Él no lo dará, pero le halagará saberse rodeado de una corte.
El tipo del segundo Decanato de Piscis también congregará a su alrededor afectos, amores, gentes deseosas de encadenarse a él, pero como sus aguas interiores seguirán su curso inexorablemente hacia el mar, la fecundidad que produzcan será transitoria y sus amores acabarán anegados en las aguas amargas que lo disuelven todo. Claro que la dinámica de Escorpio generará nuevos amores, pero la dinámica de Piscis los liquidará de nuevo. Mijaïl Gorbachov es nativo de este segundo Decanato.
Florecimiento, disolución, nuevo florecimiento, esta será la dinámica, tanto en amores como en los diversos terrenos de su existencia. Las gentes de Agua son gente de vocación, gente que pone el corazón en las cosas y solo actúan movidos por el sentimiento que le producen. Un Escorpio tiene que poder adherirse emotivamente a lo que está haciendo, o no lo hace. Sus triunfos, profesionales, sociales, amorosos, honoríficos, económicos o del género que sean, son considerados como esenciales y extensibles a la totalidad de su entidad humana. Cada triunfo en un área parcial de su existencia será celebrado como si se tratara de una hazaña gloriosa, y el fracaso circunstancial puede llevarlo al borde de la crisis.
El Piscis del segundo Decanato se comportará de la misma manera, pero, lo mismo que con los amores, la identificación y desidentificación será muy rápida y pasará la vida celebrando triunfos y lamentando fracasos.
Los nativos del segundo Decanato son muy activos y emprendedores, porque además de Júpiter, regente del signo, tienen la co-regencia de Marte, que es planeta que preside en Escorpio. Ello les lleva a interesarse por lo difícil y lo arriesgado y en ese camino pueden alcanzar cotas de alta abnegación. El servicio a los demás será para ellos una empresa en la que empeñarán su amor propio y buscarán el riesgo para enaltecerse y al mismo tiempo, servir a la sociedad.
Los buenos aspectos harán que el engranaje funcione positivamente y que la pérdida de una situación coincida con el encuentro de otra equivalente.
Los malos aspectos, por el contrario, pondrán el acento sobre lo negativo, sobre las liquidaciones, y la persona puede pasar buena parte de su vida sin trabajo, sin amores, sin algo con lo cual identificarse. Las disonancias sobre este sector son también signo de un pasado turbulento y de un amor que les entró al revés y entonces acumularon odio contra ellos mismos. En lugar de transferir el amor propio, transfieren el odio hacia sí mismos y pueden convertirse en un azote para los demás.
Son este tipo de personas enormemente exigentes consigo mismas y que transfieren esa exigencia a los demás. Recuerdo que en la guerra de Francia contra Argelia, cierto general de paracaidistas se sometía a la tortura de sus propias tropas, ya que, siendo muy católico, no quería infligir al enemigo un trato que él no pudiera soportar. Así se comporta el Piscis del segundo Decanato, cuando el amor ha sido sustituido por el odio.
Por lo demás, son personas con un profundo conocimiento de los sentimientos, las emociones, los deseos de la sociedad y, como los nativos de Escorpio, pueden ejercer como psiquiatras, como Coach o como médicos de almas.
Tercer Decanato de Piscis
El tercer Decanato de Piscis cubre los grados que van de 20 a 30 del signo, es decir, los nacidos del 11 al 20 de marzo (aproximadamente). Es el Decanato Vav, regido por Júpiter, que es al mismo tiempo regente de todo el signo. En el orden sefirótico está regido por Yesod. En el Tarot es el domicilio del 9 de copas. En este Decanato se realizan los trabajos propios del signo. Es un Decanato de presente.
Aquí es donde se realizan los auténticos trabajos de Piscis, o sea, los que consisten en desprenderse de la sentimentalidad, de las emociones, para que el pensamiento pueda funcionar con toda plenitud. Desprenderse de los sentimientos no significa que las personas se vayan a quedar sin ellos, sino que los criterios sentimentales, emotivos, ya no serán los que imperen. Las emociones pasarán a su receptáculo natural y los poderes mentales podrán ser ejercidos.
El primer Decanato de Piscis tiene una relación con el Fuego, primero de los Elementos; el segundo Decanato tiene una relación con el Agua, segundo Elemento, y el tercer Decanato tiene una relación con el Aire, tercer Elemento, el cual, traducido a nivel anímico, representa el pensamiento, la razón.
En este espacio zodiacal sentimientos y razón se dan la mano para construir la existencia de una forma equilibrada. Los nativos de este tercer Decanato serán especialistas en someter las emociones a la razón, subordinando las unas a las otras. El amor hacia el prójimo ya no aparece aquí como una bella cualidad que adorna el alma, sino como una ley cósmica ante la que es preciso inclinarse para evitar los contragolpes de una dinámica equivocada.
El trabajo consistirá en exteriorizar los sentimientos, las emociones, los deseos. Pero esa exteriorización no se hará a ciegas, lanzando amor pase lo que pase, sino al contrario, muy selectivamente, se producirá en el momento oportuno, después de que en la etapa de Escorpio las fuerzas emotivas hayan impregnado la naturaleza interior de la persona, aportándole el perfecto conocimiento de su yo interno, en lo que al aspecto sentimental se refiere. Ahora la persona se encuentra preparada para reconocer en el exterior todo lo que se parece a su yo interno. Esa capacidad hará a la persona muy experta en el dominio de la intuición, por expresarlo con una palabra utilizada a menudo en la jerga psicológica, ya que su intuición será en definitiva la facultad de reconocer en el mundo exterior los modelos o patrones construidos a la imagen y semejanza de los que se encuentran en su propio interior.
La exteriorización de sus sentimientos será, pues, selectiva, se orientará hacia las personas que sienten como ella, hacia las que forman parte de su propio universo. Cuando las encuentre, sus sentimientos hacia ellas serán estables. Ahora bien, como en toda vida se produce una recapitulación de estadios anteriores, también esas personas se verán sometidas a esa norma, de modo que sus opciones sentimentales, en su primera juventud, quizá no sean las adecuadas. Si saben esperar el final de ese período recapitulatorio, entonces encontrarán la copia conforme a sus modelos interiores, tanto en lo que se refiere a los que han de ser sus compañeros de vida, como a las ocupaciones, partidos y asociaciones en los que puedan militar.
Por ser la etapa final del desarrollo sentimental, supondrá este Decanato un dominio sobre los sentimientos, las emociones, los deseos y conducirá a la persona que viva esa etapa desde un nivel muy superior, al sacrificio de los deseos, supeditándolos a la ley del pensamiento, ya que tratándose del tercer Decanato del tercer signo de Agua, Binah tiene dominio sobre él y lo impregna de su atributo de Inteligencia Activa.
Diremos, pues, que en el tercer Decanato de Piscis los deseos mueren a los pies del pensamiento o, mejor dicho, se supeditan, se sacrifican. Para pasar del mundo del deseo al mundo del pensamiento tiene que producirse una elevación más allá de sí mismo y esas personas, por decirlo de algún modo, serán personas con alas.
De la unión del pensamiento con el deseo nace la inspiración, el presentimiento del porvenir, de modo que en este Decanato se reclutarán principalmente los discípulos, ya que su facultad de ver lo que en el orden externo es idéntico a lo interno, los faculta igualmente para «ver» lo contrario, como desde dentro se producen los fenómenos exteriores. De modo que esa persona «verá» en el interior de la naturaleza cósmica, el fenómeno que en el porvenir inmediato se exteriorizará. Anunciando su aparición, hace como los padres que anunciarían el próximo nacimiento de su hijo que se encuentra ya en la entraña materna.
Júpiter, como regente del signo y del Decanato, les confiere a estos nativos un optimismo a prueba de bomba y una alegría que les pone permanentemente la sonrisa a flor de labios. Se ríen de todo, empezando por sí mismos, pero lo hacen con bondad, no de forma hiriente.
Los buenos aspectos sobre este Decanato harán que su dinamismo se desarrolle de una manera armoniosa. La persona no encontrará dificultad alguna en ponerse en contacto con sus pares, que lo reconocerán igualmente como un compañero de pasadas singladuras. Serán recibidos por todos con los brazos abiertos y llevarán el optimismo y la alegría donde quieran que vayan. En lo transcendente, serán portadores de buenas noticias, serán los que anuncien los fenómenos propicios a la humanidad.
Los malos aspectos perturbarán esa dinámica, haciendo que establezcan contacto con las personas que no encajan con ellos o con aquellas que encajan a la fuerza, en virtud de pasadas conexiones. Harán también que nadie les tome en serio. En lo transcendente serán portadores de malas noticias, de catástrofes, accidentes, revoluciones, dramas.
La exteriorización forzada del mundo sentimental que llevan dentro, producirá violencia en la sociedad y por esa violencia la persona puede acabar en la cárcel. Es por ello que la Astrología clásica atribuye a Piscis la regencia de las prisiones, resultantes de una proyección emotiva que no halla receptáculo natural.
La principal cualidad de los Piscis puede resumirse en una palabra: humanidad. Son los más dispuestos a prestar ayuda al que sufre, al que tiene problemas y muchas veces les basta su buena disposición para resolverlos, porque son muchas las cosas que hacemos de manera invisible y los Piscis son especialistas en invisibilidad.