Los signos y sus Decanatos

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Introducción a los Decanatos

La Cábala

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La Cábala, o Qábala, es un sistema filosófico y teosófico que fue creado para contestar a las preguntas eternas del ser humano acerca de la naturaleza de Dios, del universo y del destino final de la humanidad. 

La palabra Cábala es una derivación de la raíz hebrea KB (Kibel) que significa «recibido». Describe la antigua tradición de recibir oralmente la doctrina secreta. Es un método de conocimiento dinámico porque cualquiera que medite sobre un mecanismo o tema concreto intuirá, si se aplica en ello, el funcionamiento de otros mecanismos, de modo que al descubrir una verdad aparecerán otras, y así sucesivamente.

El nombre de Jehová

El sistema cabalístico parte de la interpretación y aplicación a todos los niveles de las cuatro letras hebraicas que componen el nombre de Jehová: <Yod-He-Vav-He>, también llamado en su conjunto «Tettragrammaton». Jehovah era el Dios que dirigió los trabajos de creación de nuestro universo, y es asimismo uno de los nombres de Binah, el Séfira que preside en la formación del universo material. Este nombre simboliza una serie de fuerzas a través de las cuales se ha instituido y se instituye todo lo creado.

El Yod representa la semilla, la potencialidad que cada cosa debe tener si pretende ser portadora de algo. Es el padre, el germen, la simiente humana, el impulso fundador, la voluntad.

El He representa la tierra en la que el Yod ha de materializarse, es el período de formación interna, la gestación. Es la madre, el medio material en que la obra se instituye, la fecundidad, la germinación no aparente.

El Vav representa el hijo, el resultado de la acción del Yod sobre el He; es el elemento activo y actuante, el que recoge la potencialidad del Yod y la convierte en actos. En la naturaleza, representa la aparición, el brote de la planta que en el Yod solo era una semilla. Es la exteriorización.

El segundo He es el resultado final de este ciclo de actividad, es el fruto que da el hijo, cuya actividad modifica las condiciones en que se encontraban las cosas en el estadio de Yod. Este segundo He se convierte automáticamente en el Yod de un nuevo ciclo de creaciones que se desarrolla ya a un nivel inferior. De la misma forma que el fruto lleva en sí las semillas de un nuevo árbol, el segundo He es portador del germen de nuevas realizaciones.

Cualquier ciclo de actividad objeto de estudio, cualquier empresa, juego, lapso de tiempo que tengamos que vivir estará sometido a la acción de estas cuatro fuerzas. El nombre de Jehovah expresa, pues, la clave de la construcción del universo. Todo ha sido hecho en estos cuatro tiempos y si en nuestra acción humana los respetamos, nuestras obras serán tan sólidas como lo es el universo sobre el cual andamos. 

Por ejemplo, el hecho de abandonar una relación, una carrera o una empresa cualquiera antes de sus tres años de vida (uno para el Yod, uno para el He y otro para el Vav) es tan absurdo, desde el punto de vista del cosmos, como plantar la semilla de un cerezo y abandonarla cuando aún no hemos visto el color de las cerezas. Para comprobar si la semilla era de buena calidad y valía la pena, debemos concederle el tiempo mínimo que necesita para fructificar.