Octavo del Zodiaco constituido y quinto del constituyente (por elementos), el signo de Escorpio es probablemente el más controvertido, y en todo caso uno de los más misteriosos. Quizá porque toca dos arquetipos muy importantes que han sido a menudo, -y siguen siendo en algunas sociedades-, un tema tabú para el ser humano: Eros y Tanatos, el amor y la muerte.
Y, en efecto, según la utilización que se haga de ella, la fuerza escorpiniana puede conducir a la generación, a la creación de formas inéditas, de nuevas realidades, o bien a la muerte, que puede ser simplemente la del espíritu si el nativo persigue únicamente el goce de los sentidos, o incluso la del cuerpo, en casos extremos.
Escorpio no es un lugar de reposo en el que uno pueda dedicarse a vegetar. El nativo se verá impulsado a realizar un viaje que, según su nivel evolutivo, será hacia el pasado, volviendo a situaciones ya superadas pero que le proporcionan seguridad, o hacia el futuro, hacia un más allá no explorado, una vez superados los condicionantes emotivos. En este sentido, puede llegar a experimentar un gran interés por la mística o la metafísica.
Al estudiar Cáncer, el primer signo de Agua, vimos que en él entraban en juego las fuerzas emotivas. En Escorpio, segundo signo de Agua, esas fuerzas penetran nuestra naturaleza humana y nos inundan por así decirlo, convirtiéndonos en algo parecido a un pozo de amor. En Cáncer plantamos las semillas del amor y en Escorpio esas semillas arraigan en nuestra tierra humana dando lugar al amor de sí mismo.
Los Escorpio son personas que se idolatran, que viven en constante luna de miel consigo mismos, y así debe de ser, ya que todo empieza por uno mismo y en el tema del amor las cosas no son distintas. Debemos amarnos como condición indispensable para luego poder amar a los demás.
El amor propio de los Escorpio los lleva a una alta valoración de sí mismos y les permite no caer en ciertas bajezas que les harían desmerecer a sus propios ojos. Caminan así con la frente muy alta, como solía decirse antes, y su conducta es de una honradez a toda prueba. Estamos hablando de los Escorpio que expresan las cualidades negativas, que son más frecuentes que las positivas, y lo negativo de Escorpio es que el amor de sí mismo le lleva a ponerse el listón tan alto, que por bien que le traten los demás, siempre piensa que no le consideran como se merece y va por el mundo con la susceptibilidad herida, vendiendo la idea de que nadie le comprende.
Marte, el planeta regente del signo, le infundirá un deseo innato de lucha, una apetencia natural por el combate. Para él, cualquier acto, hasta el más insignificante, constituye un reto, una apuesta que hace consigo mismo y de la que es preciso no salir perdedor, ya que su temor al ridículo, -que en ocasiones puede llegar a ser patológico-, y su amor propio exacerbado no se lo permitirían.
Escorpio se crece en la dificultad, en las situaciones tensas o dramáticas de toda índole porque le brindan la ocasión de demostrar su valía, su coraje y su tesón. Es para sí mismo un juez severo y riguroso, despiadado a veces. Nunca está satisfecho con sus logros, por muy sonados que estos sean. Cuando obtiene un éxito o consigue realizar uno de sus anhelos, su ambición sin límites ya está preparando el terreno para una nueva actuación.
Suele ser muy exigente y duro con sus subalternos, es perfeccionista y le gusta que los demás lo sean. Su vida es una función sin entreactos, una acción continuada, un perpetuo suspense, como las películas de Hitchcock y si en alguna ocasión se toma un descanso, este solo será aparente, la agitación seguirá por dentro. Siempre lleva puesto el «uniforme de trabajo», no se lo quita ni los domingos. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que sin el poderoso influjo de esa clase zodiacal, el mundo no avanzaría tan deprisa.
En el nativo de Escorpio, la luz solar ilumina la personalidad emotiva interna permitiendo a la persona ver claro en sí misma y destacar en todas las actividades en las que sea preciso trabajar por dentro: cirugía, ginecología, psicología, industria, minería, y también policía y ejército. La mayoría de estos trabajos supone una transformación penosa, y en esto radica precisamente la tarea escorpiniana: en la modificación de ciertos estados, situaciones o materias de cara a la obtención de un estado superior, más perfecto que el anterior.
El nativo de Escorpio tiene que sentirse como una parte activa de la creación, darse cuenta de que posee atributos divinos, como por ejemplo la libertad de crear a su antojo. Por ello, sea o no consciente de su papel, siempre tenderá a querer imponer sus criterios, a adoptar una actitud de ordeno y mando al amparo de su autoridad natural. Y se ganará a menudo la enemistad o cuanto menos la crítica de sus congéneres.
El amor a sí mismo, la auto admiración, es una etapa que es necesario atravesar, pero en la que no hay que detenerse, ya que el nativo tiene que prepararse para la etapa siguiente del Zodiaco constituyente, -la de Piscis-, en la que debería aprender a derramar ese amor sobre los demás.
Los errores que cometa, -que puede a veces ser garrafales, como es lógico al estar metido tan de lleno en el torrente de la acción- serán muy positivos para él, ya que le ayudarán a cartografiar el terreno, a ver de lo que es capaz, y sufriendo en sus carnes las consecuencias de sus actuaciones negativas, aprenderá a no repetirlas.
Vimos que Cáncer está en analogía con las aguas de la lluvia; Escorpio lo está con las aguas profundas, con los ríos, los estanques, los pozos. Los Escorpio son excelentes buceadores en las aguas abismáticas, y como a nivel anímico serán excelentes conocedores de sus emociones profundas y, por extensión, de las emociones de los demás. Ello hace que puedan abordar con éxito un trabajo de psicoanalistas, psiquiatras y, en general, expertos en el conocimiento del alma humana. Su programa profundo consiste en saber transmutar su personalidad emotiva, en ser capaz de emular a Hefaistos-Vulcano (representarse de la faz superior de Marte, regente del signo), el forjador mitológico que proporcionaba a los héroes lanzas y escudos que les permitían ganar batallas. Como él, el nativo debe elaborar en su fuero interno las armas (virtudes) que le permitirán ganarle la partida a su naturaleza inferior, a su fuerza instintiva, que es muy poderosa.
Si esta lucha no se produce por dentro, a nivel moral (no suele ser muy frecuente, salvo en personas de gran elevación espiritual), entonces saltará al escenario físico y el nativo realizará penosas hazañas deportivas, torneos, competiciones o bien trabajos arriesgados, sucios o peligrosos y esta temática intentará decirle que debe llevar a cabo un trabajo interno penoso sobre sus instintos.
Al disponer de un canal energético considerable, deberá procurar canalizarlo, a poder ser a través de una actividad creativa.
Los malos aspectos sobre planetas en este signo pueden resultar complicados, porque convierten el amor hacia sí mismo en odio hacia sí mismo, y aparece entonces la figura de la persona auto-destructiva, que busca humillación, el castigo y que hace lo posible por verse desmerecida a los ojos de los demás, aparecen los complejos, -entre ellos el narcisismo-, las angustias existenciales y los deseos de auto aniquilarse, llevando así el malvivir a este nativo y a las personas que comparten su existencia.
Existan o no aspectos disonantes, frente a un Escorpio es preferible no bajar nunca la guardia del todo, ya que posee, al igual que el animal que simboliza gráficamente el signo, un poderoso aguijón siempre dispuesto a entran en acción cuando la ocasión lo requiera.
Cáncer, como primer signo de Agua, guardaba relación con el Fuego, primero de los Elementos. En cambio Escorpio es el signo Agua-Agua y, por consiguiente, las emociones tienen un dominio absoluto sobre las personas nacidas en él. Los deseos, las emociones, el amor serán los guías y tutores de sus vidas, y ni las fuerzas morales, ni las intelectuales tendrán influencia sobre ellas a la hora de tomar decisiones.
Los Escorpio evolucionados, los que han vivido muchas vidas, ya poseen unas emociones educadas, por así decirlo, que obedecen a las leyes cósmicas. Pero los Escorpio poco evolucionados viven sin ley ni reglamento y solo la experiencia los llevará a descubrir lo que se puede y no se puede hacer.
Primer Decanato de Escorpio
El primer Decanato de Escorpio cubre los grados que van de 0 a 10 del signo, es decir, los nacidos del 24 de octubre al 2 de noviembre (aproximadamente). Es el Decanato Yod, regido por la Luna, que es al mismo tiempo regente de Cáncer, signo Yod de Agua. En el orden sefirótico está regido por Hesed. En el Tarot es el domicilio del 4 de copas. Es un Decanato de recapitulación o pasado.
En este Decanato se realizan los trabajos de recapitulación, correspondientes a la etapa de Cáncer. Podríamos decir que las personas de este primer Decanato son agua de lluvia y agua profunda a la vez; es decir, que poseen virtudes purificadoras y, al mismo tiempo, en su fondo humano residen emociones complejas, sentimientos impenetrables.
Su asignatura pendiente los vincula a personas de su pasado ancestral, con las que no cumplieron en pasadas encarnaciones y deben volver a ellas para darles ese amor puro que solo aparece en la etapa infantil, cuando la persona no ha sido aun maleada por los avatares de la vida. Es por ello que, muy a menudo, los Escorpio del primer Decanato nacen en familias a las que están unidos por lazos kármicos y, una vez cumplida la obligación de dar a sus padres un amor puro, se desvinculan de ellos y sus relaciones familiares son prácticamente inexistentes.
Pero también se dan casos de gente que, asustada por la incógnita del futuro, se identifican con su pasado y construye su vida de manera que puedan seguir siendo la criatura inocente que fueron. Son los clásicos Peter Pan que no quieren crecer, que viven soñando con un retorno al vientre de su madre, volviendo la espalda a las tareas evolutivas.
Escorpio es el He de los signos de Agua y en él se desarrollan trabajos de interiorización de los sentimientos. Si en Cáncer las fuerzas sentimentales se desencadenaban sin que apareciese el objeto que se beneficiara de ese amor, en Escorpio el objeto ha aparecido ya: es uno mismo. El manantial del amor se ha interiorizado y la persona ama su estructura interna y se cree rey de la Creación, artífice de todo cuanto existe en la Tierra.
En el primer Decanato las dos fuerzas se combinan; las de Cáncer y las de Escorpio, de modo que por un lado el soplo puro del amor sigue mandando, pero en lugar de expandirse libre hacia todo lo creado, como sucedía en el primer Decanato de Cáncer, aquí el manantial de los sentimientos es captado para la edificación del yo individual. Ello da lugar a la entronización del super-yo, dado que la persona capta en su provecho una fuerza natural que en su estado puro permite entroncar conscientemente a la persona con Dios, puesto que si Aries es la puerta de comunicación inconsciente entre Dios y el ser humano, Cáncer es la puerta de comunicación consciente, aunque en ese estadio la persona no pueda explicarse cómo es posible que esto sea así. Será en Libra cuando la razón de este ligamen aparecerá y podrá comprender el mecanismo que lo une al Creador.
La persona inscrita en el programa del primer Decanato de Escorpio no debió utilizar en su momento las posibilidades que le ofrecía Cáncer de amar el universo entero, comprendidos en él todos los seres inferiores y los superiores, hasta la divinidad, y por ello ahora esas fuerzas, en lugar de dispersarse, se interiorizan en él a fin de que, amándose como modelo reducido que es del universo, pueda amar todo un mundo construido a su imagen y semejanza.
Si la dinámica de este Decanato no encuentra obstáculos, en una primera etapa esta persona será Narciso, adorando su propia imagen y exaltándose más allá de lo imaginable. Luego, poco a poco, ha de descubrir en ella el modelo de universo que representa y si llega al final del viaje, ella misma será la puerta que le permitirá contemplar todas las bellezas del mundo e intuir la existencia de un Creador. Aquí podríamos poner como ejemplo al genial pintor Pablo Picasso.
Pero el gran peligro de este Decanato consistirá en que este viaje no llegue a su final. Si el impulso interiorizador de Escorpio es más fuerte que el de Cáncer, el primero esclavizará al segundo y la persona permanecerá toda su vida en su posición narcisista, como un pueril adorador de sí mismo. Pueril porque su propia estimulación será tan exagerada que despertará la hilaridad de quienes lo contemplen, -véase el caso del jugador de fútbol Diego Armando Maradona, que siendo el mejor jugador del mundo, teniendo casi todo lo que se puede desear, estuvo en varias ocasiones a punto de destrozar su carrera por culpa de su orgullo desmedido y al que en su país llamaban Dios-. O el también jugador Cristiano Ronaldo, que tiene Plutón mal aspectado en este primer Decanato y que que suele decir en los medios de comunicación que él es el más guapo, el más rico y el más bueno. Y será el hecho de no tomarlo en serio lo que le ayude quizá a ver cuán desorbitado es ese amor que se profesa.
Los planetas en este Decanato activarán esta dinámica y la persona encontrará «razones» de autoestimarse; se encontrará en contextos humanos en los que podrá lucirse, sobre todo si estos planetas forman buenos aspectos; será una persona abnegada, cuyo mayor deseo consistirá en ser útil a sus semejantes. Será el héroe, quien realiza una hazaña singular y se siente satisfecho de sí mismo aunque los demás no lo comprendan, ya que siendo un signo de interiorización, las cosas ocurren por dentro y no por fuera. Es decir, esa persona ama enormemente las cosas que hace, magnificándolas, dado el amor que se profesa, mientras que las personas que le rodean considerarán que es normal lo que a ella le parece un sacrificio y una hazaña tan grandes. Un amor propio exagerado da una enorme riqueza interna y suscita un gran interés humano.
Los malos aspectos sobre este sector obligarán a la persona a ser héroe en circunstancias dramáticas. Buscará los ambientes conflictivos para ejercer la autoestimación en la dificultad, a fin de que no queden dudas de que está llevando a cabo algo realmente meritorio. Pero como tiene tendencia a vivir un drama a propósito, metiéndose en líos que podía haber evitado, los demás, que no comprenderán la mecánica, ni entenderán por qué se ha metido en ellos. Por un lado lo admirarán, por otro se preguntarán por qué se ha metido en complicaciones.
Por otra parte, para forzar la admiración, esa persona se inventará heroicidades. Podemos encontrarnos ante la figura del bombero que prende fuego a un edificio para luego arriesgar su vida apagándolo, o, si tiene un papel dirigente en la sociedad, declarará una guerra para luego poder vanagloriarse de haberla ganado. Se atribuirá vivencias sacadas de las novelas, del cine, que los demás fingirán creer para no llevarle la contraria. Pero quien se las creerá será él, y esas vivencias inventadas pasarán a formar parte de su patrimonio espiritual como si las hubiese vivido.
Los malos aspectos pueden dar lugar a personas de gran peligrosidad, no porque haya en ellas una sed de mal, sino porque necesitan vivir peligrosamente para hacerse admirar. El tristemente famoso exterminador Klaus Barbie, nació con el Sol en este Decanato.
Con buenos o malos aspectos, es difícil vivir con una persona con este Decanato muy activado, porque su propia estima será siempre superior a sus méritos reales. Entonces siempre le parecerá que los demás no lo estiman en todo su valor, que no lo comprenden, y desarrollará un sordo resentimiento hacia ellos. En la última etapa de su vida quizá tome conciencia de que el amor de sí mismo es una clave para que encuentre el amor de Dios y se convertirá en un ser abnegado.
Segundo Decanato de Escorpio
El segundo Decanato de Escorpio cubre los grados que van de 10 a 20 del signo, es decir, los nacidos del 3 al 12 de noviembre (aproximadamente). Es el Decanato He, regido por Marte que rige, asimismo, la totalidad del signo. En el orden sefirótico está regido por Gueburah. En el Tarot es el domicilio del 5 de copas. Es un Decanato de presente.
En este Decanato se desarrollan los trabajos de interiorización de los sentimientos, propios de Escorpio. La clave de este Decanato es Agua-Agua que, en el plano anímico, son sentimientos, emociones, deseos que se oponen a sí mismos, que permanecen encerrados en una esfera profunda sin aflorar al exterior.
la persona se encuentra así como en un mundo de silencio, aislada de los demás por una pared invisible, viviendo intensamente hacia adentro en lugar de hacerlo hacia afuera. Nadie sabe lo que siente; nadie sabe la explosión de vida que se desarrolla en su interior. Quizá quienes le observan digan que no se interesa por nada, que es el clásico: «no sabe, no opina, no contesta», pero se equivocan, porque hay en ella una gran sensibilidad que no encuentra cauces para expresarse y el día menos pensado se descuelga con un acto desmesurado que nadie había previsto.
En este Decanato se produce la gran succión de toda la vida desplegada hasta entonces, la procedente del ciclo de Fuego y del ya comenzado ciclo de Agua, hacia el interior de la persona: es como la noche que se traga el día, para luego, al siguiente amanecer, volverlo a sacar. La creación va por dentro y la persona vive externamente como en una gran noche, cuando en su interior todo es luz.
Esa iluminación de su naturaleza interna hará que este nativo no obedezca a las influencias exteriores, que no ve, dado que en el exterior es de noche, sino a las interiores, que percibe con meridiana claridad. En términos modernos, diríamos que obedece a razones inconscientes, o que sigue la voz de su conciencia, de sus razones íntimas, de modo que, visto desde fuera, su comportamiento será para los que lo observan un misterio, dado que no verá el obstáculo o el abismo exterior que todos ven y, ante la dificultad o la facilidad, su línea de actuación será totalmente ilógica.
No se puede amar lo que no se ve, de modo que si esta persona se ama a sí misma, es porque la luz está en su interior y vive deslumbrada por el espectáculo de su naturaleza interna. En ella encontrará la verdad, el orden, la armonía; en ella descubrirá a Dios y la compresión de su transcendencia. Ciega para lo exterior, contemplará fascinada el esplendor de la obra divina en su seno.
Pero en la naturaleza, todo es dinámico y lo que permanece en un estado determinado sin evolucionar, se pudre o se deseca. Si este es el punto de arranque del segundo Decanato de Escorpio, su dinámica natural lo llevará a formar su concepción interna. No en vano Escorpio es el signo del aburrimiento. El itinerario obligado del nativo del segundo Decanato será comunicar su luz al mundo exterior, buscar fuera esa armonía que ha descubierto dentro y comunicar a los demás su felicidad interna. Si no lo hace, el panorama interior se cristalizará, se hará duro como una piedra y ya no asimilará nuevas energías, las cuales, tras chocar con ese sueño interno petrificado, regresarán a su primitivo centro. O sea, que el manantial de la emotividad procedente de Cáncer, volverá a Cáncer y en ese viaje de retorno se llevará el alma de Escorpio que no ha sabido arrojar fuera de él su luz, produciéndose así el retorno al pasado del que ya hemos hablado al referirnos a este signo y al Vav, ese estado de las energías que refleja la temática de Escorpio.
Viviendo intensamente por dentro y no por fuera, acabará sabiendo mucho sobre los mecanismos del alma. Al observar el efecto de las pasiones sobre su propio cuerpo, calibra la intensidad de los impulsos, de las pasiones que recibe la sociedad, y luego, por analogía, estudia esas influencias en los demás individuos, de modo que puede llegar a ser una eminencia en el dominio del conocimiento del alma. Pero, siendo un ser silencioso por excelencia, no ejercerá una influencia directa sobre la sociedad, si bien, indirectamente, puede ser un increíble centro de presión.
Pocos podrán escapar a su influjo directo o indirecto, ya que la mayor parte de las veces actúa de manera inconsciente sobre la mente de los demás, llevándolos a cometer todo tipo de acciones, sean positivas o negativas, ya que puede incluso convertirse en el inductor de un crimen, si en lugar de acumular amor en su naturaleza interna, acumula odio.
Todo ello nos lleva fácilmente a la compresión de que los nativos del segundo Decanato de Escorpio son elementos psíquicos de primer orden, capaces de comunicarse de alma en alma; de recibir y de captar mensajes telepáticos y, sobre todo, aptos para comprender la dialéctica del cosmos sobre su propio ser interno y, por extensión, de entender la dinámica cósmica en toda su plenitud.
Será el suyo un entendimiento emocional, que no podrá expresar en ideas coherentes, no podrá aportar esas «pruebas» que piden los científicos con carnet. Pero si lo sometemos a observación, será para nosotros un almacén de datos de primera magnitud.
Si buscamos en el mundo social las analogías con ese estado de cosas, veremos que unos individuos que ven con tanta claridad lo que hay dentro de ellos, tienen que destacar en todo tipo de profesiones en que sea preciso trabajar por dentro. Así tenemos que serán excelentes cirujanos y tal vez se diga de ellos que son capaces de realizar una operación con los ojos cerrados. Y como las máquinas industriales están hechas a la imagen y semejanza de la naturaleza humana, también serán excelentes ingenieros industriales. Médicos, ginecólogos, ingenieros, mineros, encontraremos en otros escalones a carniceros y charcuteros.
Los buenos aspectos sobre este Decanato ayudarán a la feliz ejecución de los procesos naturales, el amor propio se convertirá en amor al prójimo y vivirán rodeados de afectos y de atenciones.
Los malos aspectos harán que el espectáculo interior que se ofrece a la contemplación de la persona no sea armónico, de manera que su exteriorización tampoco lo será y se lanzará a la búsqueda de todo lo que se parece a esta visión interna. Faltado de toda lógica, irá obstinadamente al encuentro del mal, ahí donde se halle y vivirá auténticamente en el infierno. Puede convertirse en una esponja de todo el odio que circule a su alrededor. Los malos aspectos sobre este Decanato constituyen un punto muy delicado.
Tercer Decanato de Escorpio
El tercer Decanato de Escorpio cubre los grados que van de 20 a 30 del signo, es decir, los nacidos del 13 al 22 de noviembre (aproximadamente). Es el Decanato Vav, regido por Júpiter, que rige a su vez Piscis, el signo Vav de Agua. En el orden sefirótico está regido por Tiphereth. En el Tarot es el domicilio del 6 de copas. Es un Decanato de anticipación o futuro.
En este Decanato se realizan trabajos de anticipación, correspondientes a la etapa de Piscis.
En Piscis, los sentimientos, los deseos, las emociones, después de haber entrado por la puerta de Cáncer, de haber estacionado en nosotros a través de Escorpio, son expulsados al exterior. En el tercer Decanato tiene lugar esa dinámica de interiorización-expulsión del amor, de modo que los nacidos en él captan los amores con facilidad. Les será difícil conservar un amor, no porque el otro los deje de amar, sino porque ellos mismos rechazan el afecto que un día acogieron como si fuese a durar toda una eternidad. Y es que han venido esencialmente a experimentar los efectos de la dinámica amor-desamor, una dinámica en la cual cada fase dura, por lo general, toda una vida: una para amar y otra para desamar. Ellos se anticipan y realizan el trabajo en una sola existencia.
Vivirán así constantes aventuras que pueden alcanzar elevados índices de apasionamiento, dado que Escorpio es el signo que rige el sexo. Serán personas muy buscadas para la actividad sexual y, de hecho, se dan muchos casos de artistas de películas pornográficas en cuyo tema astral figuran muchos planetas en el tercer Decanato de Escorpio. El príncipe Carlos de Inglaterra o Bo Derek, la actriz conocida mundialmente por su «cuerpo 10» tienen el Sol en este Decanato. En este último caso, la dinámica amor-desamor se presenta como un trabajo profesional y, realizándolo ya en la ficción, la interesada puede conservar un amor permanente en la vida real.
Hemos visto que Escorpio es el signo en el cual los sentimientos se interiorizan, dando lugar al amor propio, mientras Piscis, representando la etapa siguiente, es signo de exteriorización sentimental. Así pues, esta persona del tercer Decanato será presa de dos movimientos que se oponen entre sí, uno orientado hacia el interior y otro hacia el exterior. Si ambos movimientos entraran en fase dinámica al mismo tiempo, darían lugar a la figura del indeciso, del perplejo, del que se encuentra en permanente estado de duda entre el amor de sí mismo y el amor al prójimo.
Afortunadamente, en el Universo las fuerzas no se desencadenan al mismo tiempo, sino sucesivamente. Cada Decanato, como cada grado, tiene su tiempo de dominio absoluto. Los Decanatos tienen cuarenta minutos de regencia por día; los grados disponen tan solo de cuatro minutos de tiempo, suficiente para sintonizar con ellos, siempre que dispongamos de un calendario que nos permita saber cuáles son los cuatro minutos de reinado de tal o cual grado.
Por lo tanto, si esa persona actuara sincronizando con los relojes cósmicos, sabría perfectamente qué momento de la jornada puede dedicarle al amor a sí mismo y qué momento es el idóneo para dedicarse a los demás. Pero la vida social no está organizada de acuerdo con los ritmos cósmicos; no se presta a que actuemos en sincronismo con ellos, de modo que las dos corrientes pueden concentrarse en la persona del tercer Decanato para sumirla en la perplejidad de que hemos hablado.
El trabajo de Escorpio conduce al perfecto conocimiento de sí mismo, en lo que al aspecto sentimental se refiere. Si este trabajo se hace a medias, porque al mismo tiempo se está realizando el correspondiente a un período ulterior, es evidente que se hará mal, que no se hará en las condiciones adecuadas. Un mal conocimiento de sí mismo, una ignorancia de su propia identidad emotiva, orientará a la persona hacia gente, agrupaciones, lugares que tampoco responden a su auténtico modo de ser, de forma que sus relaciones con ellas no serán estables.
A medida que avance en la compresión de sí misma, se proyectará también hacia personas, entidades, lugares, que respondan a la conciencia de su ser interior. Ahora bien, los trabajos de anticipación y de recapitulación responden a necesidades de la personalidad espiritual en lo relativo a las experiencias. Y esas necesidades pueden ser generadas por la impaciencia en alcanzar metas a las que no se ha accedido aún de una manera natural o, al contrario, porque se realizaron imperfectamente ciertos trabajos, que deben ser completados al tiempo que se inician los de la nueva etapa (en la recapitulación). Por consiguiente, aplicando esa regla al tercer Decanato de Escorpio, puede que la persona está completando el trabajo de amarse a sí misma y realizando el que le corresponde en su proceso evolutivo de amar a los demás, o bien que su impaciencia lo lleve a quemar etapas, realizando trabajos anticipados.
El signo de Escorpio rige las funciones sexuales. En él la semilla del nuevo ser, procedente de Cáncer, se interioriza en el cuerpo femenino. En este sentido la dinámica interiorización-exteriorización propia de este Decanato, ha de ser productora de nacimientos y por ello este espacio zodiacal será un lugar de alta fecundidad.
Escorpio es un signo fijo, cuya dinámica consiste en interiorizar lo que viene de la sociedad y conservarlo durante mucho tiempo, pero en este tercer Decanato todo resulta precario y la experiencia profunda a realizar es precisamente la de la precariedad de todo lo que nos rodea. Estamos en un mundo que evoluciona de una forma fantástica, y evolución significa cambio. Es preciso que nosotros cambiemos para seguir las pautas del cosmos; que vayamos más allá de los afectos, de los encadenamientos a personas o situaciones.
En este Decanato la persona adquiere clara conciencia de que esto es así y aprende a no encadenarse al amor.
Los buenos aspectos sobre este Decanato han de permitir la feliz realización de su doble programa, han de facilitar la fecundidad y los partos. La persona entrará y saldrá de las situaciones armoniosamente, sin sobresaltos, integrando su pasado a su futuro felizmente, es decir, sabrá pasar de un amor a otro sin traumas.
En cambio, los malos aspectos perturbarán la mecánica de esa conjunción de fuerzas, harán que la coordinación falle, que el nuevo amante aparezca cuando el otro está todavía en la cama o en el armario y, tanto el amor de sí mismos como el de los demás tendrá lugar en circunstancias dramáticas, en situaciones extremas. La vida de la persona puede convertirse en un auténtico vodevil. También pueden dar embarazos accidentados, partos difíciles.
La principal cualidad de los Escorpio es la fidelidad a un amor. Esa fidelidad se ve alterada en el tercer Decanato, por las razones que acabamos de exponer, pero en el tiempo que dura un amor, también el ciudadano del tercer Decanato es fiel y se jugará la vida por defender al amante de turno.
Los Escorpio suele desempeñar un papel predominantemente en la sociedad, puesto que su Casa X, la profesional, se encuentra en Leo, un signo de mucho brillo.