La segunda letra-fuerza es el Beith. En el Beith se produce una condensación, una interiorización de la luz del Aleph. El Séfira que la representa es Hochmah. Simboliza la etapa de interiorización del designio divino. Toda energía, para ser manifestada en un plano cualquiera, necesita pasar por una interiorización; debe llenar el receptáculo a través del cual ha de expresarse, antes de que pueda derramarse al exterior. Esa condensación de la fuerza divina produce el amor.
A nivel humano, es el amor no revelado, del que no hemos tomado aún conciencia, pero que actúa en nuestro interior produciendo fidelidad a la ley en lo humano, a una persona. El Beith tendrá, pues, la virtud de hacernos obedientes al propósito divino, pero sin ser conscientes de la existencia de tal propósito.
El Beith representa esa sensación de estar gestando algo, lo que siente la madre cuando tiene la criatura en su interior. Algo se mueve en un plano que todavía no se muestra en el exterior. En ese sentido podemos tener la errónea sensación, en la etapa Beith, que nada se mueve, que todo está quieto, cuando en realidad se está gestando una transformación que cambiará el estado de las cosas en el apartado de nuestra vida en que acontezca.
En los Elementos, el Beith representa el segundo estadio del Fuego, que podemos definir como iluminación interior. Es el chorro luminoso que, al vaciarse en nuestro fuero interno, purifica y transmuta.
Quiere decir que el Beith nos hace sentir como un calor interno, con esa sensación que da estar delante de la chimenea en invierno cuando se queman los troncos. El Beith enciende en nosotros una pasión, que más tarde nos empujará a una realización, al desarrollo de un proyecto.
El Beith es la buena tierra donde va a germinar nuestra semilla y es muy importante que la abonemos, que renovemos cíclicamente ese amor interno para que no se apaguen las brasas de nuestra pasión y mantengamos vivo el impulso que debe llevarnos a mejorar y avanzar en la vida.
Cuando necesitamos limpiarnos y purificarnos, debemos llamar al Beith a nuestra vida, encender nuestras brasas internas y generar el calor que nos ayudará a ser mejores.
En el ciclo zodiacal, el Beith corresponde al signo de Leo, que es el segundo signo de Fuego y también número 2 en el orden de la manifestación zodiacal. En el orden planetario, Beith corresponde a Urano, primero de los planetas emanados de la nebulosa central representada por Kether-Sol oculto.
Leo representa el signo del orgullo, el que se sabe portador de una misión, que su cumplimiento hará que vivamos en un mundo mejor, más amoroso y justo.
La relación de Beith con Urano hace que esta letra sea capaz de generar cambios en nuestro interior, movimientos que nos llevarán a una transformación.
El Beith es portador de nuevas oportunidades en el terreno que se manifiesta. Pero las oportunidades hay que saber verlas. Así que hay que ser conscientes cuando el Beith actúa en tu vida y prestar mucha atención a lo que suceda tu alrededor, a las anécdotas.
En el Tarot, el Beith aparece bajo la forma de la Sacerdotisa, figura femenina que expresa la espiritualidad en forma pasiva, es decir, interiorizada. La carta significará que un designio se está abriendo paso por el interior, no habiendo llegado a exteriorizarse aún.
Es como cuando te estás tomando unas vitaminas, los efectos no van a salir inmediatamente a la luz. Tu cuerpo las interiorizará y se llevará a cabo un trabajo oculto que más tarde dará su resultados. A eso se refiere la referencia a la espiritualidad pasiva.
Vivimos en un mundo cuya punta del iceberg es el mundo físico, por lo que tenemos tendencia a esperar que todo cuanto suceda sea físico, visible, palpable. Pero como ya se ha dicho, el Beith representa un estado de buena esperanza, una semilla plantada en el interior de un receptáculo y que no será visible de forma inmediata. Es esa tierra en la que no vemos nada, pero que un día contendrá nuestra casa. Por eso es inútil esperar una señal, un prodigio que demuestre que allí se asentará la casa.
Pero por otro lado, siendo el Beith la letra con la que el creador inició su obra, es a su vez la base de cualquier creación, así que cuando activamos el Beith en nuestra vida, estamos planteando la posibilidad de un milagro, de poner en marcha el mecanismo que hará que el prodigio tenga lugar.
Aunque cabe recordar que al igual que un embarazo dura nueve meses, debemos dar tiempo a que la semilla Beith produzca sus frutos.
La aparición del Beith en la vida de una persona debe llevarla a confiar en su futuro, a tener esperanza de lo que vendrá, del mismo modo que la embarazada tiene la esperanza de que su hijo nacerá bien. Ese confiar en lo que todavía no se ve, se llama fe. Así el Beith será portadora de fe.
El Beith también representa la ley moral, la actitud ética que debe servir de ejemplo para los que la ven. Para que puedan captar su luz y a través de ella aportar ideas luminosas. El Beith permite a la persona ser consciente de sus movimientos internos para poder exportarlos después a través de su comportamiento.
Tendremos así que el Beith, es una fuerza interiorizada, es una fuerza generadora, que ayudará a que limpiemos nuestros nuestras cuadras internas, a que modifiquemos por dentro aquello que hará que se produzca un cambio en el exterior.
En el terreno oracular, la Sacerdotisa expresará: secreto, misterio enterrado, propósito del que la persona no es consciente; en ciertos contextos: estado de buena esperanza. Es un «no» a corto plazo, pero puede ser un «sí» cuando el proceso de interiorización llegue a su fin. En todo caso, un designio cósmico se ha encarnado en la persona, contraviniendo tal vez los propósitos humanos.
Un proceso interno está teniendo lugar y se están moviendo cosas, aunque todavía no son aparentes, no se ve en el exterior porque no está en la fase de resultados. Es posible que este “embarazo“ te lleve hacia una nueva realidad, del mismo modo que tener un hijo cambia la vida de sus padres. Lo importante es que intentes ponerte en línea con ese cambio, aunque inicialmente pueda alterar tus expectativas.
Si la carta aparece en mitad de un juego, es que hay un secreto encerrado que puede facilitar u obstaculizar aquello que se aguarda.
El Beith simboliza una casa, una morada y es el arquetipo primordial de todas las moradas, de todos los recintos que la vida necesita para manifestarse. Como morada primordial es el vientre femenino en el que el nuevo ser prepara su existencia.
El Beith también representa una ayuda divina, lo que comúnmente llamamos suerte. Así que en el momento que aparece el Beith, sabes que en tus circunstancias existe un elemento facilitador y debes descubrirlo.
Su lugar natural en un juego es la posición He (2). En cualquier otra posición, indicará que algo está alterado en relación con el objeto de la consulta.
Claves: suerte, esperanza, fe, orgullo, algo oculto, circunstancias propicias, casa, morada, receptáculo, mujer, embarazo, movimiento interno, cambio oculto, amor no revelado, iluminación interior, gestación, purificación, espiritualidad .
Si quieres que el Beith actúe en tu vida y mueva alguna de sus claves, dibuja la letra en un papel, luego escribes en la parte de atrás lo que quieres conseguir.
Pliega el papel y lo pones cerca de tu documento identidad hasta que se cumpla. Lo mismo puedes hacer con cualquiera de las letras.