La vigésimo cuarta letra-fuerza es el Mem final, regido por Tiphereth, representa el momento en el que la persona está preparada para recibir la potencialidad material para edificar la ciudad eterna.
El Mem final es una fuerza que se sitúa en la columna del Vav y en la fila que corresponde al Vav (letra representada por el signo de Escorpio, donde la luz y la sombra juegan por separado la eterna indeterminación). Fuego y Agua son en el Vav elementos separados. En el estadio anterior de su Columna (en la segunda fila), el Mem final tiene al Samekh, en el que Luz y Tinieblas están dentro, integradas, actuando conjuntamente y realizando la síntesis de un ciclo humano que termina.
El Mem final representa la aparición de una nueva tierra, edificada según las reglas de arriba y no según los criterios de abajo. Los Elementos enemigos (el Fuego y el Agua) se han conciliado y se integran en una nueva Creación. Representa así la exteriorización, la materialización del Vav. Algo nuevo tiene que salir a la luz.
En el proceso crístico, el Mem final corresponde a la fase de resurrección y a su actuación en la tierra, pero ya no como hombre, sino como Dios, como ser inmaterial.
En la vida humana representa el retorno del Iniciado, la conexión de la persona con su parte superior, pero no ya obligada por la ley del karma o consecuencia, sino que es una vuelta voluntaria, para ayudar a sus hermanos prisioneros del mundo material a avanzar más deprisa.
El Mem final proporcionará entonces al Iniciado, los materiales indispensables con los que empezar a construir esa Nueva Jerusalem mítica, ese espacio mágico, esa ciudad en la que Cristo ha de reinar; o sea, facilitará, de alguna manera, la edificación del Reino de Cristo en la Tierra, la edificación del reino del amor.