La séptima letra-fuerza es el Zain. Su símbolo es una flecha disparada al aire, virtualmente capaz de dar en todos los blancos posibles. Por ello dicen los cabalistas que el Zain es una fuerza disparada a todo lo posible. En el Zain, el deseo que el Vav ha encerrado en su recinto, se dispara; es decir, se exterioriza, busca un objetivo, lanzando a la persona a la conquista del mundo. Es una letra de búsqueda de objetivos, pero se trata de una búsqueda indiscriminada.
No se trata aquí de recuperar el pasado, como sucede en el estadio Vav, donde las nostalgias del ayer son activísimas, sino de conquistar, pieza a pieza, lo que se pone por delante, sea lo que sea, porque el deseo no es una fuerza selectiva, sino una fuerza que se expande englobándolo todo indiscriminadamente. La persona movida por el Zain será como esa flecha disparada al aire y que lo mismo puede caer en uno que en otro objetivo. Lo importante, en este caso, no es el objetivo, sino la experiencia que va a procurar.
Vemos, pues, en el estadio Agua, cómo el He ofrece la materia prima con la que elaborar el deseo. En el estadio Vav, el deseo se concentra, se constituye en fuerza interior oscura y fecundante. En el estadio Zain, el deseo se dispersa, se diluye, dejando de ser fuerza para convertirse en objeto creado por esa fuerza. Es decir, el amor que en el estadio Vav es un sentimiento que transita por el interior, en el Zain se ha convertido en conquista de una persona, de un objeto, y en esa conquista queda agotada la fuerza interior.
En el orden zodiacal, el Zain corresponde al signo de Piscis. En el orden sefirótico, el Zain corresponde a Netzah. Esa doble vinculación nos permite comprender mejor la naturaleza de esta fuerza llamada Zain.
De Piscis le viene su cualidad multiplicadora del deseo, puesto que Piscis representa la etapa de exteriorización del agua-sentimientos. De Netzah le viene su capacidad formadora o configuradora de una realidad; le viene su preciosismo, la búsqueda del detalle suntuoso, del lujo, del placer refinado, de los elementos que necesitará para su conquista.
Le viene de Netzah también la esperanza de encontrar la belleza en toda conquista, y de ahí el afán de ir a por todas, de no despreciar ninguna aventura posible. Así, el deseo se embellece, se convierte en expresión artística, se ennoblece y al ennoblecerse, se justifica a los ojos de la persona interesada.
De modo que la etapa Zain será multiplicadora de vivencias. La persona no se sentirá atada a nada, ya que todo compromiso, toda fidelidad, limitaría forzosamente la expresión de esa fuerza que no admite limitación ni barreras.
El Zain es una fuerza en analogía con el Ghimel, pero en el Ghimel era el pensamiento divino el que se exteriorizaba. Aquí es el deseo y, este está regido por el segundo aspecto de la divinidad, por Hochmah, de modo que aunque esa etapa de exteriorización pertenezca a las funciones de Binah, a este Séfira le es más difícil imponer sus leyes reductoras de sacrificio y limitación, dado que Hochmah no conoce límites y Netzah, tampoco.
No pudiendo imponer el sacrificio en el presente, Binah lo impondrá en el futuro, de modo que el Zain será siempre portador de abundante karma: sus aguas son las famosas aguas amargas de que hablan los cabalistas.
En el Tarot, el Zain está representado por la lámina número 7, que lleva el nombre de: el Carro. En ella vemos un jinete montado en una carroza conducida por dos caballos, uno blanco y otro negro, de los cuales solo se ven las patas delanteras. En realidad, se trata de hipocampos, ese mítico caballo de mar que se mueve en el agua, dominio de las emociones. El jinete está en posesión de un bastón de mando, atributo de poder, pero los caballos carecen de riendas con las que ser dirigidos, de modo que no tiene dominio alguno sobre ellos, que lo llevan hacia todas las direcciones posibles.
Si el Carro aparece en tu juego, interprétalo como el revelador de un afán tuyo de ir a todo lo posible, de disparar tus esfuerzos en todas direcciones. Es el síntoma de que dentro de ti bulle un mar de emociones que piden salida y cualquier objetivo les parecerá plausible con tal de ser liberadas.
El Zain-Carro es así una fuerza que fácilmente puede generar dispersión y despistarte de tus objetivos.
Es la marca de la persona que dirá sí a todo y que, por lo tanto, le faltará concentración en una empresa determinada y tendrá tendencia a dispersarse. Llevará la fecundidad dondequiera que vaya, pero no la profundidad ni la estabilidad. Todo lo que haga, lo hará propulsada por sus emociones y deseos, sin que exista un objetivo de orden práctico ni racional.
Claves: conquista, búsqueda indiscriminada, nuevas experiencias, esperanza, embellecimiento, multiplicación, fecundidad, ir a por todas, infidelidad, dispersión, karma, falta de concentración.
Si quieres que el Zain actúe en tu vida y mueva alguna de sus claves, dibuja la letra en un papel, luego escribes en la parte de atrás lo que quieres conseguir.
Pliega el papel y lo pones cerca de tu documento identidad hasta que se cumpla. Lo mismo puedes hacer con cualquiera de las letras.