Mi hermana Soleika es la persona que conozco que mejor envuelve los regalos del mundo mundial. Le pone un amor, una dedicación, que es difícil de superar. Además, por Navidad, adorna la mesa como nadie. Es muy familiar, le encanta que nos reunamos a su alrededor. Es muy sensible y con tendencia a retraerse cuando algo le afecta. Vive la familia de una forma muy intensa. Aquí podemos ver unas cuantas cualidades que se corresponden con el signo de Cáncer que es el suyo.
Cáncer es el cuarto signo del zodíaco constituyente, el que sigue el orden de los Elementos y el cuarto también en el constituido.
Verás en el desarrollo de los signos, que los cardinales son los únicos que ocupan el mismo lugar en el constituyente y en el constituido.
Finalizado el ciclo de Fuego, el de Agua se abre con Cáncer. Llegado a este punto de su camino, la persona toma conciencia de aquello que en el ciclo anterior ha llevado en su inconsciente. Sagitario ha exteriorizado el designio que transitaba por el interior y al hacerlo la persona descubre su realidad, que es ahora aparente, y la ama. Si Fuego se traduce por energía, acción, dinamismo, Agua se traduce por sentimientos, emociones, sensibilidad, amor, deseos.
Si en Aries, primer signo de Fuego, encontrábamos el manantial de las energías creadoras, el descubrimiento de la espiritualidad, en Cáncer, primero de Agua, encontraremos el manantial del amor. Lo suyo es que, al surgir por primera vez después de la etapa de Fuego, las aguas de Cáncer bajen impolutas, como las que nacen en la montaña, de lo más elevado (del Fuego).
En Cáncer la persona descubre un mundo nuevo, el de las emociones, y le sucede como quien entra en el mar, poniendo la punta del pie en el agua. Si está fría, se echará hacia atrás. Cáncer también se echará atrás cuando perciba emociones frías hacia él.
Genéricamente, este es, por lo tanto, un signo de emociones limpias que, si no van dirigidas hacia una persona o situación en particular, son volcadas sobre el género humano, sobre la obra de la creación en su totalidad. No en vano se considera a este sector del zodíaco como una de las plazas fuertes de la religiosidad.
Cáncer es la puerta de entrada de los sentimientos, como Aries es la puerta de entrada del designio divino. Tanto el uno como el otro, en sus respectivos elementos, son signos Yod, cardinales, portadores de semilla, de manera que lo dicho sobre Aries podría ser repetido en relación con Cáncer, con la diferencia que aquí es el potencial de los sentimientos el que se pone en marcha.
A través de las fuerzas de Cáncer nos llegan primero los pequeños placeres, los amoríos diversos que hacen vibrar nuestra sensibilidad, como si el yo emotivo quisiera probarnos y ver cómo respondemos a la llamada el amor, y luego, cuando nos tiene entrenados, cuando el amor dentro de nosotros es una fuerza instituida, nos lanza a los grandes amores inmateriales, al amor de lo que no tiene forma, el amor del cielo, después de amar profundamente a la tierra.
A nivel profundo, la misión de los nativos de Cáncer consistirá en tomar conciencia de su potencial emotivo, haciendo que se adecue a la política del Ego Superior, es decir, de su jefe interno, de la parte más elevada de su personalidad. En otras palabras, los sentimientos, cual manantial de agua pura, deberán ser fieles a su procedencia que como hemos dicho al principio es lo que está más arriba. Así que su trabajo se basará en ir moldeando y puliendo los sentimientos con arte y dedicación, como lo hacían los antiguos artesanos, que no daban por terminada sus obras hasta que alcanzaban la cuasi perfección.
Esto no implica, naturalmente, que el Cáncer que quiere cumplir con su programa humano deba excluir de sus actividades otras tareas, como por ejemplo las de tipo intelectual, sino que haga lo que haga siempre deberá tener presente a su mundo emotivo, el cual le reclamará a gritos su plato de lentejas.
La persona Cáncer es, seguramente, la que menos posibilidad tiene de aburrirse. Por eso, cuando el mundo exterior no llega a responder bien a sus expectativas, encuentra una gran facilidad para refugiarse en su propio caparazón, creándose así, gracias a su potente imaginación, un verdadero, aunque pequeño, universo paralelo. No es infrecuente que ese universo acabe configurando su realidad, es decir, que se lo crea a pies juntillas.
Recuerdo una clienta Cáncer que me explicaba, en presencia de su hermano, las cualidades de su padre y sus vivencias con él. Su hermano miraba con cara de alucinado y de vez en cuando intervenía para decir que aquello se lo había inventado, que su padre nunca fue así.
A partir de Cáncer, el ser humano ya no actúa movido por un impulso inconsciente, como lo hacía en la etapa de Fuego, sino que persigue un objetivo personal. Siente la necesidad de poseer un recinto en el que poder realizar su obra, un marco que le brinde seguridad, un hogar, una Casa, algo que sea muy suyo. Lo que en el ciclo de Fuego era pura acción desinteresada, en Agua se le pone marca y sello al producto. La persona dice: “Esto es mío y de nadie más”, y le pone vallas a su propiedad, la registra, la titula, la delimita.
En la etapa anterior del zodíaco constituyente, la de Sagitario, a la persona le fueron brindadas una serie de potencialidades que ahora va a poder utilizar. Así que el Cáncer, como un niño pequeño, y lo es a nivel zodiacal, recibe un juguete nuevo, un barro con el que poder moldear su realidad, y lo hace suyo hasta el punto de atribuirse su elaboración primigenia, cuando en realidad solo se trata de un préstamo divino. De ahí que estos nativos tengan tendencia a distribuirse méritos que no son suyos, a pretender que sean fruto de su esfuerzo personal cosas que han sido plantadas por otros. Y puesto que no suelen atender a otra lógica que la de sus emociones, no será fácil persuadirles de que la realidad es diferente a como la perciben.
Si el mundo no está a la altura de sus expectativas, sencillamente se refugian en su caparazón, como el cangrejo, símbolo gráfico del signo, y crean, gracias a su potente imaginación, un universo paralelo totalmente subjetivo e irreal, en el que puedan realizar sus anhelos. Siempre que su realidad cotidiana les permita la escapada, permanecerán en ese paraíso onírico.
Esta huida la harán, a menudo, con rumbo a su pasado, ya que es un terreno que conocen muy bien y que dominan, por lo que en él se sienten seguros.
Cáncer es un signo que esconde una sensibilidad extrema, que a menudo lleva a sus correligionarios a esconderse en el interior de su caparazón cuando la vida les ha herido. El problema es que la otra persona puede no darse cuenta de lo que ha dicho o hecho para herirla, porque el criterio de Cáncer suele ser subjetivo. De ahí que respondan a la canción: “un pasito palante María, un pasito patrás”.
Los astrólogos han visto en Cáncer el signo del hogar, de la Casa en la que se vive y es en el sentido expuesto que debe ser interpretada esta atribución: para realizar su obra personal, la persona se encierra en un recinto y se escinde del mundo a que pertenece para mejor amar y adorar aquello que siente como suyo.
En las aguas de Cáncer se ha perdido el contacto directo con la trascendencia, ya que no oyen voces en su interior, pero sienten oscuramente que algo inefable hay más allá y lo veneran a través de la fe. Por ello es el signo de la Iglesia y cuando el amor que Cáncer suscita no encuentra una persona física que lo detenga, va como una flecha hacia lo universal y se ama a Dios y a través de Él, a todas las criaturas de la Tierra.
Por otra parte, la Luna, su regente, es la entidad zodiacal que más rápido se desplaza, por lo que su influencia producirá en la vida de la persona cambios frecuentes de afectos, de inquietudes, de ideales, de comportamiento.
De su inestabilidad nace otra de las peculiaridades, un carácter influenciable, que le hace parecer un poco ingenuos ante los demás, sin embargo no hay que equivocarse, pues a veces puede ser la suya una ingenuidad estudiada para obtener ciertas ventajas. El nativo Cáncer sabe que no se juzga con la misma severidad a un niño que a un adulto.
A este joven imberbe del zodíaco, le encantan los mimos, las atenciones, necesita que le den pruebas constantes de afecto y de cariño, y si no las recibe, o simplemente lo cree desde su carencia habitual de objetividad, es capaz de organizar una tragedia al más puro estilo shakesperiano o dramatizar la escena empujando a los demás a sentirse culpables por no atenderle.
A Cáncer no le gusta dar la nota, prefiere pasar desapercibido. Debido a la influencia lunar, es un signo asimilado a la mujer, a la madre, a la fecundidad, de ahí el complejo maternal que siempre se ha atribuido a estos nativos y que con aspectos disonantes puede llegar a transformarse en una pesadilla para su entorno más inmediato. Algo como una gallina clueca que pretende tener siempre a sus pollitos debajo del ala, excluyendo a los vecinos.
Pero aunque no caigan en extremos, siempre procuran cuidar del bienestar físico de los suyos y mimar especialmente su dieta.
Cáncer es el signo que rige el estómago pero con un nivel evolutivo alto podríamos encontrar en este signo a los expertos en combinar sabiamente los ingredientes de la cocina divina, es decir los alquimistas. Allí encontraremos, por ejemplo, a mi hermana Soleika, que ha creado una disciplina de sanación llamada: Alquimia Genética.
En Cáncer encontramos personas muy diversas, pero con una nota común, el inmenso deseo de conquistar aquello que su personalidad emotiva le ha puesto en el camino. Para los Cánceres primerizos, el deseo les lleva a la conquista del dinero, de una posición social, de una reputación, de la celebridad o de cualquier otro afán humano y pondrán en su empeño un auténtico furor.
No es habitual encontrar a un Cáncer que viva solo, ya que este nativo suele necesitar a alguien que le aporte se seguridad. Eso será lo primero que Cáncer busca en la pareja, busca realismo y la fuerza y la estabilidad de las que carece, alguien que sepa por un lado, encauzar y canalizar sus aguas internas y por otro ocuparse de financiar sus sueños, de solucionar sus problemas materiales.
El Elemento agua es imprescindible para obtener fecundidad, para que todo florezca con esplendor, los Cáncer son portadores de exuberancia y a su alrededor crece todo tipo de plantas. Puede decirse, pues, que el que ponga un Cáncer en su vida gozará de abundancia material.
A veces, cuando Cáncer se eleva hacia esas aguas de arriba de la montaña, de las que hemos hablado antes, es decir, cuando va hacia las alturas, la vida puede no resultarle demasiado fácil, porque las alturas, las cimas, suelen ser poco frecuentadas y les cuesta dar con un compañero de vida que se encuentre al mismo nivel. Entonces, si quieren emparejarse, deberán descender al valle, pero allí encontrarán personas sin inquietudes que no puedan darles esa compañía que necesitan. Esto puede hacer que al final Cáncer se convierta en una persona un poco solitaria, con una enorme vida interna que expresará mediante la poesía, la pintura, la música o a través de la filosofía trascendente.
En Cáncer son plantadas las semillas del amor y si algunas disonancias planetarias confluyen sobre este signo, significará que las semillas no son idóneas y que, llegado el momento, los sentimientos producirán dramas y miserias.
Un exceso de planetas en Cáncer aumenta la tendencia al aislamiento, a la interiorización y al cambio de residencia, ya que cada planeta desea poseer su propia Casa para realizar la obra en privado. Al mismo tiempo produce exceso de emotividad, de individualismo y de egoísmo, que puede excluir a la persona de la sociedad. También puede empujar hacia el misticismo, la teología, la religión, el culto a Dios.
Los planetas en este decanato nos indican la modalidad de expresión de su amor. Con Saturno querrán codificarlo en un ritual. Con Júpiter lo expresarán exteriormente, querrán que todos sean testigos de su amor. Con Marte lo impondrán a los demás a la fuerza o se mortificarán para que Dios vea que su sentir es auténtico. Etc.
Los buenos aspectos sobre Cáncer harán que encuentre oportunidades de integración en la sociedad, indicarán que la manifestación religiosa encontrará cauces apropiados. Sus producciones artísticas serán aceptadas y difundidas, pudiendo convertirse en una celebridad.
Tenemos como ejemplos de Cáncer famosos a Nelson Mandela, a Lady Di, a Giorgio Armani o a Antoine de Saint-Exupéry creador del Principito.
En el Árbol de la Vida, Cáncer está regido por la Luna que rige Yesod, el Séfira o Centro número nueve, el que nos habla de proyección, de imaginación. Así pues, Cáncer tiene una relación directa con imaginar la realidad que deseamos. Nada extraño, por su regencia lunar, que Cáncer sea un signo movido.
Cáncer, por ser el cuarto del zodíaco constituyente, corresponde al Mundo cabalístico de Creaciones. Es el Yod del Elemento Agua, que es a su vez el He de los cuatro Elementos. Pero también es el He de los signos cardinales. En el proceso creativo está regido por Hesed.
Todos tenemos Cáncer en alguna parte de nuestra carta natal y la Casa terrestre que ocupa el signo nos indicará el dominio en el que debemos ejercer sus cualidades.
Las dos cuartas horas (la 7ª y la 8ª) a partir de la salida del Sol se encuentran bajo el dominio de Cáncer y es en ellas que mejor podremos imbuirnos de su mensaje.
En el proceso creador de cualquier actividad, las fuerzas de Cáncer son administradas por el Séfira número cuatro de El Árbol de la Vida, Hesed.
Las profesiones más idóneas para Cáncer pueden ser: chef, cocinero, profesiones relacionadas con la restauración, hoteles, restaurantes, venta de objetos hogareños, folclore, tradiciones, fiestas, adornos, venta de artículos de consumo popular, comida, agricultura, ganadería, venta o tratado del agua, balnearios, helados, refrescos, todo lo relacionado con la madre, el embarazo, comadrona, ginecólogo.
Claves: dulce, espiritual, sensible, maternal, religioso, fe, sentimental, sociable, curioso, adaptable, retraído, expresivo, tradicional, versátil, mutable, dependiente, íntimo, tradicional, imaginativo, femenino, cariñoso, casero, discreto, inseguro, protector, reservado, creativo, movido, vulnerable, familiar, posesivo, asustadizo, emocional, patriota, fabulador.
Para encontrar las claves negativas, solo tienes que buscar la contraria a la positiva.
Clave principal: Despertar la ilusión de sentir. Buscar la emoción en cada acto. Mostrarse vulnerable. Utilizar la imaginación. Exportar la fe.
Apunte final: Siendo Cáncer el signo del arranque de las emociones, es normal que en su trayectoria dude y a veces dé un paso atrás. Pero sin Cáncer no sentiríamos la mitad de lo que sentimos y no tendríamos fe en nuestro porvenir.