Introducción
Venus es el rostro visible de Netzah. Su situación en la columna de la derecha, en el Árbol de la Vida, nos revelará de por sí parte de sus funciones. Vemos que el amor, que en Urano-Hochmah es una fuerza sublime que impulsa hacia el Creador, se convierte en Hesed-Júpiter en amor por la vida social, impulsando a la persona hacia las organizaciones políticas. En Venus, el amor desciende a un plano más humano, más íntimo y la proyección amorosa se concentra en un rostro, en una figura humana, en un detalle que armoniza y glorifica un conjunto; en una tela, que aprisiona la belleza cósmica en un reducido espacio.
De lo general uraniano, el amor pasa a lo particular, haciendo que la belleza del cielo sea también la belleza de la tierra, a fin de que se cumpla la ley «lo de arriba es igual que lo de abajo».
Después de la destrucción marciana, tiene que venir la reconstrucción y naturalmente, es a Venus a quien se encomienda esa tarea. La posición de este planeta en una carta nos indicará lo que tocará reconstruir, embellecer, armonizar. Aquello que la persona expresará con gracia, con arte. Lo que la hará notable, que le permitirá sobresalir, ya que todas las miradas van ahí donde Venus está actuando.
Si Venus no pasa desapercibida por los demás, tampoco por la propia persona, que sentirá una inclinación, un gusto hacia aquello que Venus representa. Esta propensión la conducirá a menudo a trabajar en aquello que la atrae y el astrólogo ha de saber ver en un tema si es factible que trabaje en aquello.
Si Marte, el planeta del trabajo, guarda buenas relaciones con Venus o con los sectores, celeste o terrestre (el signo o la Casa), que Venus representa, entonces diremos que esa persona, no solo se siente propensa a tal género de trabajo, sino que ha desarrollado aptitudes para su ejercicio. Pero si Marte está mal relacionado con Venus o no está relacionado de ningún modo, entonces diremos que el gusto por aquel trabajo no se ve apoyado por la correspondiente aptitud.
Un tema con una Venus dominante, indica que nos encontramos ante un armonizador nato, ante alguien que sabe traer la paz y la armonía a lo pequeño, a los detalles, a la convivencia: será la persona adecuada para resolver crisis. O bien será el artista, que en lugar de proyectar sus armonías interiores a la sociedad, las proyectará en una obra.
En el zodíaco, Venus administra los contenidos de Libra y Tauro. En Libra se expresa positivamente, haciendo que el amor, la paz y la armonía presidan la convivencia social y matrimonial que Libra crea. La armonía en la columna de la luz se expresa mediante combinaciones de colores, de modo que Venus, a través de Libra, da a la persona el arte de combinarlos.
A través de Tauro, Venus se expresa por su polaridad negativa, inspirando a la persona el goce de la belleza y de la armonía. De la colaboración de Tauro y Venus saldrá la utilización práctica de la belleza: la moda, el perfume, la decoración suntuosa, las flores que trabajan para hacer la casa más bella y en un signo de Tierra, Venus proporcionará igualmente los medios materiales para satisfacer la demanda de belleza y de arte.
La Cábala nos cuenta que en la Biblia, ese aspecto de Venus relacionado con Tauro recibe el nombre de Becerro de Oro y el pueblo elegido lo adoró mientras su guía, Moisés, en la cumbre del Sinaí, recibía la ley de manos de Jehová. Y es que en nuestro estado venusino la ley aún no ha sido auténticamente descubierta. Será con Hod-Mercurio, el siguiente Séfira, que ese acontecimiento se producirá. La adoración del Becerro de Oro impidió ‑impide, ya que el Génesis es algo que todos estamos viviendo‑ a muchos llamados a las filas del pueblo elegido, a ser realmente elegidos.
Efectivamente, Venus es uno de los mayores obstáculos que puedan oponerse a nuestra evolución, en su expresión taurina, ya que el goce de la belleza, su consumo, es algo tan humanamente divino. Muchos son los peregrinos que se detienen en ese estadio creyendo haber redescubierto el Paraíso y ya no desean avanzar más.
Venus, al «bajar» la belleza del cielo a la tierra, confunde al peregrino que cree haber llegado a la meta, cuando aún no ha realizado la mitad de su trayecto. Así pues, Venus crea armonía en las relaciones humanas a través de Libra y convierte la belleza en objeto de consumo a través de Tauro.
Venus es el planeta que instituye los valores que representa la columna de la Derecha. La Astrología convencional considera a Mercurio y Luna como «transmisores» de aspectos, en el sentido de que los aspectos formados entre dos planetas son operativos cuando Mercurio y Luna han formado con ellos un aspecto de igual naturaleza, bueno si el aspecto primero es bueno; malo, si es malo. Han olvidado a Venus en ese recuento, este olvido es fácilmente explicable por aquello que suele decirse de que las buenas noticias no son noticia, puesto que Venus, al ser el transmisor del bien, su acción pasa desapercibida.
Supongamos que se forma un aspecto violento entre Marte por un lado y Júpiter y Saturno por el otro. Supongamos que a continuación Venus forma el mismo aspecto. ¿Qué sucederá? Sucederá que la amenaza militar (Marte) contra las instituciones (Júpiter y Saturno), ha quedado despejada; la amenaza se ha diluido en los placeres de Venus y el propósito bélico ha naufragado quizá en una comilona, en una partida erótica o la disuasión ha venido gracias a unas joyas, a unos billetes de banco. La amenaza ha quedado sin efecto por la acción venusiana que se desarrolla por dentro y no es detectable en el mundo físico.
Hemos dicho en anteriores módulos que el Amor, que a nivel de Hochmah-Urano es una apetencia de que todo lo diverso sea Uno, a nivel de Netzah-Venus es el deseo de integrarlo todo a uno mismo, es decir, de poseerlo todo y de gozar de todo. Venus es el administrador de ese deseo que se expresa por medio de los cinco sentidos.
Esta apetencia por todo, este deseo de experimentarlo todo, es fundamental para la evolución, ya que el conocimiento se adquiere con ello. Si Venus no actúa, si la posición en una carta es débil, si carece de aspectos, le faltará a la persona el deseo de conquistar el mundo y por consiguiente, no sentirá interés por las cosas.
En la fase involutiva, cuando la persona se dirige a la conquista del mundo material, Venus le pondrá el incentivo que hará que la persona se precipite con fuerza a vivir la experiencia que su jefe interno le ha programado. Ese incentivo puede ser una bella mujer o el príncipe azul; o será la fortuna, la fama, el bienestar, la gloria, el renombre. Venus exaltará, magnificará la realidad para hacerla más apetecible a quien busca experiencias.
Cuando la persona se encuentre orientada hacia las realidades espirituales, Venus-Urania, la nacida de la sangre de Urano, ya que hay otra Venus en la mitología, hija de Júpiter, pondrá igualmente los incentivos que le dispararán hacia la cumbre. Venus representa el Amor, por lo de abajo o por lo de arriba, según la utilización que la persona haga de esa fuerza.
En el zodíaco, Venus rige un signo Cardinal y otro Fijo. A través de Libra, el Cardinal, Venus pone en el corazón la apetencia de la unidad perdida, induciendo a buscar su complemento y a unirse indisolublemente a esa otra mitad. A través de Tauro, el Fijo, Venus pone su amor en ese bajo mundo para hacer de él una tierra apetecible en la que deseemos permanecer.
Del buen o mal estado de nuestra Venus dependerá el que nuestros cinco sentidos funcionen o no. Es con los sentidos que obtenemos el conocimiento del mundo material, no todo el conocimiento, pero sí el que nos entra por la vía sensorial. Ese interés, trabajado por los cinco sentidos, nos dará la apetencia, el gusto –o la repugnancia– por las cosas que nos rodean, de modo que estudiando su posición, veremos lo que gusta o disgusta a la persona, lo que ama o aborrece.
Los malos aspectos de Venus indicarán que existe un desequilibrio en las funciones de los sentidos y a ciertas carencias físicas deberán añadírsele amores y gustos episódicos, que aparecerán por momentos con mucha fuerza para desaparecer después o para adoptar su forma negativa de odio, aborrecimiento, horror.
Las disonancias planetarias sobre Venus o bien reducen su manifestación, privando de belleza al interesado o privándolo de su goce en el sector en el que Venus se encuentra; o, por el contrario, exageran su actuación, aumentando su sed de lujo, de armonía, de placeres o de coexistencia pacífica.
Los buenos aspectos de Venus darán a la persona delicada, sensible, dulce, será generadora de armonía y sabrá gozar de la naturaleza. También facilitarán la prosperidad.
Cuando la actuación de Venus se amplifica, cubre con el manto de su belleza, incluso lo que, por su naturaleza, es torpe, vicioso, perverso. Entonces vemos que los vicios aparecen a los ojos de la persona vestidos de oropeles, poéticos, bonitos, espirituales y siendo así, ¿cómo no cultivarlos? Un Venus mal aspectado puede acabar, de una manera delicada y exquisita, por corromperlo todo.
Claves: Belleza, sentidos, armonía, deseo, gozo, prosperidad, amor, gusto, apetencia, rechazo, reina de corazones, ayuda en las conquistas amorosas, sensibilidad, felicidad, delicadeza, arte, adornos, detalles, regalos, diplomacia, beneficios, generosidad, ternura, sinergia, integración, unión, estética, sensualidad, encanto, facilidad, ayuda a superar disgustos, mediación, relajación, meditación, inspiración.
Venus tarda menos de un año en recorrer el zodiaco.
Venus en Aries
Producirá el placer de lo primordial, dará la apetencia de lo divino. La fuerza institutora de Venus-Netzah no instituirá en la persona los valores materiales, como es el caso en los signos de Tierra, sino que instituirá el programa del Ego Superior, haciendo que la personalidad humana sienta el placer de servirlo.
Diremos pues que en esta posición la persona siente la apetencia de lo superior; su amor no está en las cosas de la tierra, sino en el mundo del espíritu. Como una de las funciones de Venus es la de embellecer todas las cosas, en Aries aporta esa Belleza al mundo que no se ve. Es a ese mundo que le pone los lazos, el celofán, el papel para regalo, los perfumes, las joyas que lo hacen apetecible. Y siendo esto así, no es extraño que esa persona se sienta más vinculada a lo de arriba que a lo de abajo.
Si el Sol se encuentra también en Aries, como sucede a menudo, puesto que Venus es un planeta que forma parte del cortejo solar, indicando que la persona inicia un ciclo evolutivo, esta posición de Venus le ayudará a que sea más llevadera su carga, puesto que iniciar un ciclo siempre supone soledad y dificultades propias de toda empresa que comienza.
Ese amor por lo primordial, lo espiritual, lo que está más allá de lo humano, se proyectará, por analogía, a todo lo que en la tierra sea singular, único, primero, irreal, maravilloso, prestigioso, tanto en personas como en objetos, situaciones, etc., de modo que sus sentidos la orientarán hacia seres y situaciones extraordinarias.
No amará lo mediocre, lo bajo, lo sometido a la Fuerza de Repulsión. Tendrá el gusto, el amor de la hazaña, de lo difícil y será de algún modo la abanderada, la Juana de Arco que conduce a la victoria por el placer que siente en hacerlo así.
Los malos aspectos indicarán que Venus trabaja en la sombría columna de la izquierda y entonces su amor por lo primordial se convertirá en amor por los que en el mundo convencional representan el liderazgo, amor por los que tienen un poder, sobre todo si ese poder ha sido usurpado, si no es legítimo.
Venus en el Ascendente o Casa I
Indica que la persona aporta a la sociedad las semillas de lo más elevado que hay en sí misma; de aquello que en ella corresponde a la divinidad.
La sociedad recibirá de ella gestos de amor; será portadora de concordia, de armonía, de belleza, siendo esta una de las garantías más sólidas de belleza y gracia personal, puesto que Venus trabaja sobre la forma física.
La posición indicará siempre amor de sí misma e implica que su propia estimación le hará manifestarse de manera que los demás lo estimen como se estima.
Una Venus corrompida por malos aspectos, si estos proceden de planetas de la derecha, dará lugar a vicios, a quien planta las semillas de la corrupción en el dominio social, siendo la organizadora de juergas, bacanales y fiestas licenciosas.
Si los malos aspectos proceden de los planetas de la izquierda, su tendencia restrictiva hará que el amor no salga de ella, que quede como bloqueado en sí misma y será la súper-guapa, que se cuida, se mima, se ama a sí misma por encima de todas las cosas.
Venus en el Ascendente también puede aportar prosperidad a la persona y hacer que sus iniciativas lleguen a buen fin.
Venus en Leo
Instituirá el designio divino en la naturaleza interna de la persona, aportando a ese designio todo el arsenal venusiano de belleza, armonía, gracia, delicadeza. Ello hará que la persona ame ese algo divino que se encuentra en su interior, que los sienta como un tesoro, como algo muy valioso que es preciso conservar.
El designio contiene unas reglas, unas leyes y ya sabemos que en la etapa Leo estos se encuentran en el interior de la persona, de modo que Venus asegurará el amor hacia esas reglas y el producto natural de ese amor será una conducta idónea con esas reglas.
Tendremos así la base de un comportamiento religioso, dando lugar a la figura de una persona de sentimientos religiosos, espirituales, de sentimientos nobles, elevados y que los expresa mediante su comportamiento.
Por extensión amará todo lo que en el mundo se encuentre en analogía con las reglas divinas, amará el orden, donde quiera que aparezca, el auténtico orden que procede de las reglas eternas. Podemos concluir que nos encontramos ante una persona fiel a los principios, intérprete de una elevada moral.
Los malos aspectos indican que Venus está trabajando en la sombra y que por lo tanto las virtudes no son tales, sino la copia perversa. Lo que amará serán las reglas del mundo de abajo, sometidas a la fuerza de Repulsión; le gustarán los valores perecederos.
Venus en Casa V
Hará que la sociedad instituya en la persona la luz interior. Será la persona que se verá festejada, agasajada, celebrada, adorada. Si la posición es fuerte, ese amor puede ser muy amplio y constituirse así la figura de la vedette, seguida por miles o millones de personas.
Sabemos que la Casa V es aquella a través de la cual la sociedad nos devuelve lo que nosotros le hemos dado a través de la Casa I, aumentado con el regalo de Hochmah. Esta posición de Venus indicará que hemos plantado en el prójimo las semillas del amor de Hochmah y ahora nos viene la cosecha.
Aunque todos los que tengan esta posición no sean vedettes, lo que sí es seguro es que gozarán del afecto desinteresado de personas que reúnen las características de Venus, bellas, graciosas, espirituales, alegres, felices, ricas, ya que no olvidemos que Venus representa el estadio final de las fuerzas activas en la columna de la derecha y todos los valores se encuentran concentrados y materializados en ella, de modo que en Venus, como en el rey Salomón, se encuentra la Sabiduría y todo lo demás.
La persona con esta posición y bien aspectada, tendrá suerte en la vida, tendrá hijos hermosos y afortunados.
Los malos aspectos, si vienen de planetas de la derecha, indican que el amor será excesivo, desequilibrado y entonces será pura adulación. La persona será utilizada por sus admiradores para vender mejor sus productos. Será esclava de su éxito. Si son los planetas de la izquierda los que aspectan, se producirán restricciones en ese amor y los amantes serán feos y tiránicos.
Venus en Sagitario
Pondrá el amor al servicio de Designio divino en su fase exteriorizadora. La persona se sentirá totalmente identificada con la misión que le ha sido encomendada; sentirá placer, gusto, realizando el programa de su jefe interno. Hemos visto al estudiar el signo que la persona ejecuta la política del Ego Superior de una manera inconsciente.
Esta situación produce a menudo una rebelión por parte de la personalidad mortal, que tira por un lado mientras la eterna pretende tirar por otro. Esta rebelión no tendrá lugar con Venus en Sagitario, porque le aportará la docilidad, la sumisión al propósito del Ego Superior. Netzah-Venus reconoce la jerarquía y el «hágase tu voluntad» será un mandato plenamente aceptado.
Será pues una persona movilizada en misiones de amor. Venus extraerá de Sagitario la parte de esa naturaleza zodiacal en afinidad con lo que el planeta rige, de modo que la persona interiorizará en ella ese amor para derramarlo a su vez sobre el mundo.
Los malos aspectos de Venus convertirán a la persona en el agente exteriorizador de propósitos descarriados, enseñando a los humanos el recto proceder al confrontarlos con lo desmesurado de los placeres.
Venus en la Casa IX
Exteriorizará a título de ideales personales lo que este planeta significa: paz, convivencia, armonía, unión, fraternidad universal, un afán de realizar bellos gestos, una intención de comportarse de una manera sublime. A nivel de principios, nadie le ganará en generosidad.
Pero de la Casa IX a la Casa X, aún siendo vecinas en el zodiaco constituido, hay un largo trecho en el constituyente, como lo hay del dicho al hecho. En efecto, el propósito que sale de nuestra Casa IX no ha topado aún con las exigencias de los sentimientos, con las necesidades de acompasar nuestra intención con la de los demás y finalmente, las exigencias del entorno en que se desarrolla nuestra existencia.
Ello significa que Venus en la IX indicará que las intenciones de la persona son sublimes, no debiendo concluir que los actos que realice vayan a serlo también.
La Casa IX es una Casa de Fuego, pertenece al Mundo Cabalístico de las Emanaciones y tal como sabemos por el estudio del Árbol, lo que aparece un día en este mundo acabará inevitablemente estableciéndose en nuestra realidad material. Un día esas intenciones sublimes serán realidad y la persona vivirá en ese mundo fraternal que por ahora es solo un anhelo y así debemos decírselo a la persona que presente en su tema esta posición: que persevere en su propósito, que lo afirme repetidamente, que no se deje desmoralizar por una realidad que no confirmará su visión.
Naturalmente, esta posición no nos dice si el mundo físico en el que vive la persona es todo lo contrario de lo que Venus representa en la IX. Será el examen de las fuerzas activas en las Casas de Tierra, la X, la II y la VI, lo que nos dirá si su modo de obrar es contrario a lo que Venus proclama o si las circunstancias con las que tropieza son desmoralizantes. Puede que haya concordancia entre sus ideales y su comportamiento y puede que no la haya.
En todo caso debe saber la persona que fortaleciendo ese amor ideal que Venus expresa, el chorro de ese amor irá descendiendo por sus cuerpos, limpiándolos, para finalmente instaurarse en la realidad.
Los malos aspectos de Venus en la IX harán que los ideales sean de gozo y abundancia. Pasarlo bien, en un amplio sentido, gozar de todo lo gozable, ese será el ideal, si esos malos aspectos proceden de planetas de la derecha. Si son los de la izquierda los mal aspectantes, entonces se tratará de un ideal violento en el que el placer y el dolor se encontrarán entremezclados.
Si ese ideal es repetido, también acabará instaurándose y haciéndose realidad, por desgracia para la persona, puesto que la fuerza de Repulsión entrará en funciones para destruir todo lo excesivo a que haya dado lugar la cristalización de ese afán.
Es preciso observar con mucha atención los planetas situados en la Casa IX, ya que siendo el canal por el que se exterioriza nuestra sublimidad, lo que aún no es, pero que un día será, se encuentra allí la llave del porvenir de la persona. Un porvenir que, por no estar aún asentado, es susceptible de ser corregido con mucha facilidad.
Las realidades inscritas a niveles materiales, en las casas X, II y VI, no podemos modificarlas, porque son fruto de un largo proceso formativo y lo único que podemos hacer es acelerar su expulsión, siempre que exista un cambio cualitativo en los niveles superiores, ya que si en ellos fluye la misma corriente, aquella realidad se perpetuará.
En cambio, cuando una tendencia apunta en las Casas I, V y IX, por tratarse de algo en formación, es más fácil modificarlo. Si aparecen tendencias viciosas, es decir, propósitos que más tarde darán lugar a la aparición de vicios, vale la pena luchar para poner en su lugar el propósito correcto.
Volvamos a la posición de Venus para decir que si sus valores no se expresan positivamente por ese canal, aparecerán los viajes, cuyo tema será el amor, la belleza, el desfile de modas, las playas de moda y con malos aspectos, el erotismo, el adulterio, etc.
Venus en Cáncer
Aportará todo su caudal de belleza y armonía al signo que da vida al manantial de los sentimientos, de modo que en el potencial de emociones, sentimientos, deseos que el cosmos desbloquea para ponerlos a la disposición de la persona, irá acompañado del refinamiento, la exquisitez, el detallismo precioso propios de Venus.
Será pues una persona refinada, educada, no por formación, no por respeto sociológico a ciertas personas o cosas que convencionalmente se veneran, sino refinada por atavismo, por naturaleza. La luz de Venus brillará en sus sentimientos y todo lo que elabore con ellos será brillante.
De ahí que tenga habilidad para toda clase de trabajos en los que el sentimiento es primordial: trabajos de imaginación, literarios, pictóricos, artesanos, de decoración. Esa habilidad se verá acompañada de un gusto por esos trabajos. No pueda hablarse de vocación, ya que en esa palabra hay una carga de voluntad que no se encuentra a nivel de Cáncer.
Los sentimientos, que en Cáncer no están encauzados, se verán orientados por Venus hacia lo que es bello, elegante, brillante, calmante, tranquilizante, hacia la suntuosidad, la plenitud de los sentidos, la fe, en el mundo, en las gentes, en Dios.
Con malos aspectos ese gusto puede volverse mal gusto, arreglarse en exceso, pintarse en exceso, suntuosidad excéntrica, mal uso de los sentidos, mal uso de la fe.
Venus en Casa IV
Estará trabajando en nuestras raíces, embelleciendo por lo tanto todo lo relacionado con el interior. La persona con esta posición en su carta gozará de una riqueza interna. La plenitud de sus sentimientos no será aparente y solo sus íntimos la conocerán.
Ese carácter no aparente, como ausente de Venus, hará que los sentimientos se manifiesten tarde, tanto en lo relativo en el tiempo como a la oportunidad; es decir, será la persona que manifestará tardíamente sus sentimientos hacia los demás, pero también en la vida ordinaria esa manifestación vendrá cuando la buena ocasión ya ha pasado.
Esta dinámica puede convertir a la persona en una solitaria, en alguien que no encuentra la manera de expresar sus sentimientos.
En cambio, Venus en la Casa IV encenderá el amor por todo lo que forma parte del mundo interno, la familia, el hogar, la madre. Ella sobre todo, por cuanto en ella están sus raíces y ese amor a la madre le impedirá en cierto modo exteriorizar un afecto hacia otra persona, porque le parecería que está traicionando a su madre.
El amor a la madre se presenta así como elemento bloqueador para el despliegue de los sentimientos, pero ese amor no es más que la consecuencia del enfoque que da Venus en la Casa IV. Si la madre no existiera, lo que impediría a la persona manifestar sus sentimientos en las relaciones sociales sería el apego a la casa en que vive, apego a los muebles, al decorado, a determinadas costumbres.
Si Venus forma buenos aspectos, será una persona con buenas disposiciones para la vida familiar, amante de las tradiciones, del lugar en que ha nacido, de la patria: se sentirá bien en el lugar en que se encuentra y al proyectar sus buenos sentimientos sobre la comunidad en que vive, recibirá, en justo retorno, el aprecio de sus conciudadanos.
Los malos aspectos de Venus en la Casa IV harán que su apego a lo íntimo sea excesivo y entonces le parecerá que siendo lo «suyo» el supremo bien, todo lo demás será el mal y lo sentirá como una amenaza para sus posesiones. De ahí que se encuentre siempre a la defensiva ante los demás.
Su amor por la madre será violento porque le parecerá que ese amor es una defensa para ella, que ella la custodia y la protege. De igual modo se manifestará el amor por su tierra natal, que procurará defender contra esos que vienen de otras tierras, los «malos», que quieren compartir con ella ese bien, que es el lugar en que ha nacido. Por amar demasiado lo que posee, será separatista, severa, imposibilitada de proyectar su amor hacia otras personas que no formen parte de su clan y como todo lo excesivo es tratado por la fuerza de Repulsión, su vida sentimental puede tener desgracias.
Venus en Escorpio
Estará actuando sobre la edificación de la personalidad emotiva interna, aportándole belleza, frescor, lozanía, animándola con la fuerza de los cinco sentidos. Será pues una persona que se amará mucho a sí misma, que se tendrá en un alto concepto y realizará hazañas que le permitan mantener la propia estima.
Escorpio siendo signo de dificultades, esta persona amará lo difícil, lo arriesgado, aquello con lo que puedan ganarse galones. El amor del riesgo puede llevarle al estado militar o a la profesión de policía, bombero o a la gran industria que exige un trabajo laborioso y penoso.
No es que Venus le dé una aptitud precisa para estas cosas, sino que recibirá de este planeta el gusto, la apetencia por hacerlas.
Si Venus forma buenos aspectos, ese amor de sí misma será sano y la persona deseará mejorarse para ser más útil, más eficaz y cuando alcance la etapa siguiente, podrá amar a los demás, como ahora se está amando a sí misma.
Pero si Venus forma malos aspectos, el amor hacia sí misma será exagerado y para no perderlo y perder la consideración de los demás –según su particular visión de las cosas– se impondrá sacrificios, hazañas penosas. A ella le gustará que así sea, de modo que diremos: amor por lo difícil, por lo violento, por lo cruel, por lo arriesgado. Si ese gusto del riesgo la induce a meterse en una profesión que lo comporta, querrá a todo precio ser héroe y creará las circunstancias precisas para ello pudiendo poner en peligro su vida y la de los demás.
Venus en la Casa VIII
Indica que la persona suscitará el amor de personas que llevan la marca de ese planeta, tiernos, refinados, de maneras agradables, artistas, bellos, seductores, encantadores. En su calidad de Casa II de la VII, esta posición le valdrá la alianza con una persona afortunada, de modo que si no forma malos aspectos, constituye una garantía contra la pobreza. Indica, además, que si posee fortuna, los que se ocuparán de su administración se la harán fructificar.
En su calidad de Casa de la muerte, la posición de Venus en este sector dará una muerte plácida, sin sufrimiento, tranquila y serena.
También puede indicar que la persona se beneficiará de bienes transmitidos por herencia. La sociedad la distinguirá por su simpatía y obtendrá muchas ventajas aparentemente inmerecidas, pero ya sabemos que todo ello lo habrá ganado la persona anteriormente por haber dado a la sociedad el amor que ahora recibe de ella.
Los malos aspectos harán que esos amores, esas simpatías, vengan de personas viciosas, que suscitarán en la persona la satisfacción de los instintos, del sexual principalmente, pero recordemos que este es el símbolo de todos los demás, es decir, de los placeres que puede ofrecer el mundo material a los instintos y a los sentidos. Tendremos pues una persona dada a la sensualidad porque las circunstancias le han dado grandes facilidades para ello. La solicitud de la sociedad será como una invitación a la vida loca. Muerte excesivamente tranquila, quizá debida a los tranquilizantes.
Venus en Piscis
Pondrá su belleza y plenitud en la exteriorización de los sentimientos. Si en la etapa anterior, en Escorpio, daba a la persona razones para amarse a sí misma, aquí aportará razones para amar al prójimo. Todos los atributos venusianos están al servicio del exterior, de modo que la persona idealiza al prójimo, lo contempla bajo su aspecto ideal.
Venus se cubrirá con el manto de Piscis para realizar su obra mundana. Las fuerzas activas en Piscis trabajan en la transformación de la sociedad, del mismo modo que las activas en Escorpio trabajan en la transformación de la propia persona. Al proyectar Venus esas vibraciones unidas con las suyas propias, ese propósito exteriorizador adquirirá un aspecto ideal, de modo que si por un lado idealiza al prójimo, por otro buscará en la sociedad los espacios donde poder instalar ese mundo ideal que percibe.
Los buenos aspectos le permitirán encontrarlo y realizará una obra de amor, de belleza, en la que todo tendrá más brillantez, más vitalidad. Podemos decir que el mundo será más armonioso, más convivible, gracias a la actuación de las personas con Venus en Piscis.
Los malos aspectos, si provienen de planetas de la derecha, exagerarán esa idealización y la persona se encontrará con que no hay espacios en la sociedad para ubicar esa idea de felicidad y bienestar que lleva dentro. Ello dará lugar al utopista, que se avanza a su tiempo y cuyos esquemas no encajan en el mundo en que vive. Los malos aspectos de planetas de la izquierda pervertirán la bondad de Venus y será un amor violento y cruel el que querrán implantar.
Venus en la Casa XII
Libera las emociones encerradas en la naturaleza emotiva de la persona, dándoles el matiz altruista y desinteresado de Venus. Será preciso estudiar la personalidad emotiva de la persona para saber lo que producirá la combinación.
En el estadio anterior, el de la Casa VIII, hemos visto que los amores penetraban en la vida de la persona impulsados por la fuerza de atracción de Venus. Ahora esos amores serán expulsados. Se trata de los Venusianos, es decir, aquellos que hemos amado con nuestros sentidos.
Esos amores serán devueltos a su medio social porque han dejado de ser útiles para nuestros trabajos experimentales. De un modo más general podemos decir que el placer que producen los sentidos ha dejado de interesar a la persona. Venus sale de nuestro mundo emotivo y con él se va el gusto por las buenas cosas, el placer del tacto, de la vista y de los demás sentidos. Es el signo del abandono del mundo sensorial.
Quizá el otro no esté muy de acuerdo en verse despojado de sus posesiones y pase así del papel de amante al de enemigo. Es algo que se produce muy frecuentemente. Por ello la Casa XII está considerada como la de los enemigos, Venus se convertirá entonces en el enemigo.
Es decir, las personas dulces que nos había llenado de cariño, ahora nos odian, nos desprecian. Tenemos pues que Venus ha entrado en el mundo de las emociones por la puerta de la Casa IV, nos ha llenado de sus bondadosas esencias por el canal VIII y ahora se va por el canal XII.
Lo mismo sucederá con los demás planetas. El próximo circuito consistirá en entrar por la puerta VII y realizar los mismos trabajos, pero en nuestra mente, no en nuestro corazón, como es el caso en el ciclo que estamos estudiando.
Los tratados de Astrología dicen que Venus en esta posición da amor de la soledad, pero ese amor es el subproducto del desapasionamiento. Cuando los amores se echan por la borda, cuando ha dejado de interesarnos el placer sensorial, queda, evidentemente, la soledad.
Esa soledad, esa ausencia de interés por los seres y las cosas que nos rodean, a nivel sentimental, será el paso obligado para entrar en la siguiente estancia, la Casa VII.
Los buenos aspectos permitirán que ese desenganche se efectúe sin traumas. Los amantes se separarán cada uno convencido de que es lo mejor, habiendo llegado a la indiferencia conjuntamente.
Los malos aspectos harán que el despegue sea violento, lleno de reproches, sentando las bases de la enemistad. Si los malos aspectos proceden de planetas de izquierda, la ruptura puede provocar dramas.
Venus en Libra
Venus aquí está en uno de sus signos de Dominio y por lo tanto realizará su tarea a la perfección. La tarea de buscar al otro yo es siempre difícil porque el conocimiento que uno tiene de sí mismo es incompleto. Hay mucho inconsciente en nuestra personalidad y si no sabemos exactamente como somos, difícilmente podremos encontrar al que encaja realmente con nuestro yo.
Venus en Libra idealizará al otro, lo hará más apetecible, aumentando así nuestro deseo natural de encontrarlo y por otra parte allanará las dificultades que siempre conlleva tal operación.
Los buenos aspectos harán que la persona encuentre facilidades en la vida social, que encuentre el lugar en el que su personalidad encaja fácilmente.
Venus aquí inicia sus trabajos en el ciclo de Aire, es decir, en el cuerpo del Pensamiento. Impregnará así la materia mental de la persona de sus valores, le pondrá la belleza, la armonía, la gracia; pondrá sus funciones formativas al servicio de esa materia mental, dándole una forma.
De ahí que esta posición dé talento para el arte plástico, sobre todo para la pintura abstracta, puesto que se trata de moldear una idea, no de reproducir una realidad material, lo cual es más propio de su otro signo de dominio, Tauro.
Pondrá fácilmente los cinco sentidos que, como ya hemos dicho Venus administra, al servicio de la mente. De todas esas armonías ha de salir un mundo mejor y Venus será aquí el precursor de ese mundo.
Los malos aspectos exagerarán la situación y la persona actuará en favor de los demás y en su detrimento.
Venus en Casa VII
Decantará el interés de la persona del lado de su otro-yo. Será pues una persona que se enamorará fácilmente, que sentirá simpatía por el interlocutor, lamentará contrariarlo y por ello mismo le dará a menudo la razón, aunque en el fondo no comparta su punto de vista.
Con tales disposiciones, difícilmente se peleará con el otro. Será poco exigente a la hora de elegir pareja porque Venus, al magnificar al otro, este le parecerá mejor que ella.
La Casa VII es la del matrimonio. En el estudio de las Casas de Agua hemos visto como el amor penetra en la vida de la persona por la Casa VIII y sale por la XII. Y es después de haber salido como tal, como amor de los sentimientos, que entra funciones la Casa VII para seleccionar a la persona que ha de ser nuestro complemento.
El matrimonio, como ya hemos dicho en otras ocasiones, es asunto de la razón y no de los sentimientos. Venus en la VII constituye una garantía de estabilidad matrimonial, sobre todo si forma buenos aspectos, ya que con malos, se verá atraída por muchas personas a la vez.
Venus en Acuario
Estará aportando su refulgente esplendor a la construcción del pensamiento interno. De la obra divina, la persona captará sobre todo aquello que es útil al mundo físico y si tiene talento de inventor, será la persona que invente algo que haga la vida más cómoda y bella. Será pues aquel que, del conjunto de la obra, capte lo gracioso, agradable, lo que seducirá a los demás con facilidad y es natural que ella misma se enamore de esa obra divina.
Quizá abogue por esa extraña teoría de que el mundo se hizo solo pero comprenderá los mecanismos externos del cosmos y si dispone de talento, podrá reproducirlos y ser el inventor de electrodomésticos y otros objetos que contribuyen a que la vida sea más bella.
En Escorpio hemos visto que Venus produce la revelación de sí mismo y el amor de sí mismo. Aquí producirá la revelación interna de la existencia cósmica y se sentirá parte integrante del universo, aun sin comprenderlo en su aspecto profundo. Así, sintiéndose unida a todas las cosas, no tendrá necesidad de ir hacia ellas, de integrarse a un grupo o a una persona, porque todos estarán dentro de ella.
No cabe esperar demostraciones de efecto de un Venus en Acuario, pero tampoco cabe esperarlas de rechazo, ya que viviendo interiormente las armonías del mundo, no ha de encontrar en el exterior nada desarmónico.
Todos encontrarán en ella acogida por ser todos una parte inexcluible de lo que ella misma es. Cuando ese amor del mundo apunta en el alma, ya no puede haber en ella pasiones, que representan en sí un amor por un particular en detrimento de lo general, de modo que esta será una persona desapasionada; abierta a la amistad, entendiendo por tal la afinidad existente entre las distintas partes de un cuerpo cuando estas se reconocen.
Los malos aspectos desorganizarán este orden y darán preferencia por algo, un detalle, en detrimento del resto y su visión del universo ya no corresponderá a la verdad. Pero sus errores le permitirán descubrirla y retornar a la esfera de lo perfecto.
Venus en Casa XI
Integrará a la vida intelectual de la persona a las personas en afinidad con ella. Si a través de la Casa VII ha encontrado el perfecto complemento, a través de la XI lo absorbe, lo traga, lo incorpora indisolublemente a su propio ser.
Si todas las tendencias de la persona han evolucionado juntas, si no se han producido atascos en el ciclo sentimental, Venus en la XI será la expresión de la perfecta amistad.
Pero si en la personalidad hay altibajos, esta posición representará un peligro de regresión, ya que esos amigos marcados por Venus serán seductores, graciosos, tiernos, refinados y por consiguiente, representarán una tentación de amarlos no como amigos, con la razón, sino con el corazón.
Si esto ocurre, habrá bajado de tono una de las potencialidades que actúan en su vida, puesto que el ciclo sentimental es anterior al ciclo mental, representado por los signos de Aire.
Es evidente que la regresión a ciclos pasados constituye una tentación permanente para personas que no viven con plenitud su presente y que sienten el porvenir como una amenaza. Para ellos el pasado es una zona de seguridad; todavía tienen el recuerdo vago de una felicidad deliciosa y volver a ese bienestar arcaico es algo que ejerce sobre todas las personas una fuerte seducción.
Si se efectúa esa relegación de valores y se convierte el amigo en el amante, por esa puerta abierta se precipitarán otros valores. Hemos dicho muchas veces y vale la pena repetirlo, que cuando aparece un síntoma de algo determinado, ello es señal de que la persona actúa analógicamente en todos los frentes en que se manifiesta su personalidad. Si convierte los amigos en amantes, en otros escenarios de su vida se comportará según los valores sentimentales y no según los intelectuales.
Si Venus bien aspectado constituye de por sí una tentación de regresión de la mente a la vida emotiva, imaginemos lo que ocurrirá si se forman malos aspectos con los planetas expansivos de la derecha, en particular con Júpiter. Tendremos entonces que los amigos serán excesivamente amables, excesivamente graciosos, bellos, seductores: serán la tentación en mayúsculas.
Aparentemente, visto con criterio profano, podemos pensar que no hay para tanto, que no es tan malo que un amigo pase al terreno sentimental. Pero la Casa XI filtra a las personas que piensan de manera semejante, reuniéndolas de esta forma en vistas a una acción intelectual común, que se realizará más tarde a través del canal III. Sabemos que el propósito es el de plantar conjuntamente en la tierra las semillas divinas que esas personas recibieron cuando iniciaron el presente ciclo evolutivo en el signo de Aries.
Esa es la sublime función de los amigos: prepararse para realizar conjuntamente una tarea que primero fue individual y que ahora es colectiva. Si en lugar de proceder a esta preparación, los que se juntan se miran fijo a los ojos y empiezan a decirse que son muy bonitos y si esas manos regidas por Géminis en lugar de movilizarse para ser vehículo de las ideas se utilizan para otros menesteres, será evidente que se ha producido en ellos una gran regresión.
Así pues, Venus en Acuario hará que la persona descubra la belleza del orden divino y que se sienta impelida a actuar conjuntamente con la divinidad, revelada como tal o no. Venus en la Casa XI busca la alianza de los que se asemejan para edificar juntos una nueva sociedad.
Venus en Géminis
Adornará con sus virtudes la exteriorización del pensamiento. La persona se expresará con delicadeza, con gracia, belleza. Podrá decir las cosas más críticas sin ofender a nadie. Sabe extraer del pensamiento divino la parte bella, positiva; tiene el don de la imagen y su discurso estará lleno de ejemplos que harán fácilmente comprensibles las ideas que hay detrás. Sabrá expresarse mediante la palabra, el símbolo.
Como sea que una virtud crea siempre el órgano que ha de manifestarla, la facultad de expresarse con refinamiento se habrá creado los órganos por los que esa facultad ha de ser expresada, de modo que si Venus no forma malos aspectos, esta persona tendrá un acceso fácil a los medios de comunicación social, prensa, radio, TV, publicidad, Internet, etc.
Si Venus forma malos aspectos en Géminis, tendremos al difusor de ideas viciosas. El pensamiento se engalana con lo erróneo y lo viste con tan lindos ropajes, que parece verdadero. Tiene la misma habilidad que con los buenos aspectos, pero aplicada a la defensa de causas perversas o erróneas.
Venus en Casa III
Exteriorizará lo más bello que hay en el pensamiento de la persona, no el que le viene del cielo sino el elaborado por su naturaleza interna. La belleza de ese pensamiento dependerá pues de cuales sean sus reservas mentales interiores. Si su cuerpo mental está lleno de contenidos mediocres y sombríos, poco podrá brillar Venus envuelta en esos ropajes.
Si en el estadio anterior, Venus unía amistosamente a los que eran complementarios, en la Casa III reunirá a los que están dispuestos a una actuación en común, los que se sienten cómplices unos de otros y que, por consiguiente, pueden calificarse de hermanos. La persona encontrará a esos hermanos situados en los puntos de acción en los que le interesa penetrar y ellos le abrirán las puertas para que pueda realizar su programa.
Si en el estadio anterior apuntábamos un peligro de regresión hacia actitudes sentimentales, aquí ese peligro se ha alejado de un grado: el mundo sentimental ya cae más lejos. Sin embargo, bien sabemos que ese peligro no está totalmente conjurado, puesto que las relaciones incestuosas entre hermanos es algo que ocurre.
Los malos aspectos de Venus, sobre todo con el expansivo Júpiter, propiciarán la vuelta atrás. En cambio, los malos aspectos con planetas de la izquierda harán que Venus se vea envuelta de un halo siniestro y bajo pretexto de querer el bien para sus hermanos, la persona los maltratará. Su comunicación con la sociedad será violenta, apasionada, tratará de implantar normas fuera de la ley.
Venus en la III hará que la persona viva rodeada de belleza y que le sea fácil transmitirla.
Venus en Capricornio
Aportará su esplendorosa personalidad a los materiales constructivos y todo cuanto haga esta persona tendrá una belleza externa rutilante y excelsa. Si es arquitecto, los edificios que proyecte tendrán ese detalle que va más allá de lo utilitario y que los distingue de los demás. El arte aparecerá en ellos.
En la edificación de las pequeñas cosas de la vida, esa persona se distinguirá por ponerle el detalle simpático a todo. Será quien se presenta siempre con un regalo, quien lleva el ramo de flores, quien añade lo bello a lo útil.
Tendrá igualmente el gusto, la apetencia por las instituciones y lo instituido, será un amante del orden existente, un admirador de las personas que representan ese orden o sea, de ahí tenemos el perfil de la persona conservadora. Se sentirá integrada a la sociedad, feliz en su estado material.
Capricornio representa el estadio primordial, el de la elección de los materiales para la obra. Venus en este signo asegurará una buena elección por parte de la persona de la materia que le ha de permitir levantar el edificio de su existencia material. O sea, sabrá descubrir su oportunidad profesional y social, en el caso de que no haya malos aspectos.
Con malos aspectos, mal gusto en la elección de regalos y ofrendas, que caen mal. Es ultraconservador, amante y defensor de un orden social caduco, incapacidad de apreciar lo nuevo.
Venus en Casa X
Produce el amor por el mando. Lo que le gustará a la persona será dirigir, estar en lo alto y por su vertiente negativa le asegurará la simpatía de los dirigentes, de modo que no tendrá dificultad alguna en encontrar empleo y en acceder a altas responsabilidades.
Precisemos una vez más que el gusto y la facilidad que da Venus por algo no implica que haya la aptitud. Si la aptitud falla, la persona fracasará en su empeño pero una vez abandonado el puesto, encontrará con facilidad otro semejante y así en una cadena sin fin.
Venus en la X significa que el planeta ya ha transitado por los demás ciclos, dejando en cada estancia su mensaje de belleza, de armonía, de gracia. Después de haber embellecido el Designio divino, de haber dado nobleza y delicadeza a los sentimientos, a la mente, ahora pone sus virtudes en el mundo de las cosas prácticas, para culminar ese trabajo en la etapa siguiente, Tauro, donde Venus encontrará un terreno hecho a su medida.
Los malos aspectos repercutirán sobre la calidad de su trabajo y de las personas que deberá tratar en su entorno profesional, que serán empalagosas o apasionadas, tiránicas. Mal gusto en sus concepciones, inclinación a negocios relacionados con el erotismo.
Venus en Tauro
Se encuentra en su otro signo de dominio y aportará toda su belleza, su arte, su gracia, su delicadeza, todos los poderes en suma heredados de los Sefirot de la Derecha, al mundo material, que adquiere así un deslumbrante esplendor.
Esta posición inducirá pues a la persona a gozar de los placeres de Venus en el aspecto material. Le inducirá a ser ella misma esa Venus-Tauro, y en su andadura humana la veremos vestida con ricos tejidos de los más variados colores, envuelta en exquisitos perfumes y viviendo en una casa rodeada de flores, plantas, cuadros, objetos artesanales. Será un artista nato y expresará ese arte con sus gestos, su tono, su forma de hablar. Todo testimoniará en ella de la exuberancia de la vida divina.
Venus en Tauro lleva la divinidad a la Tierra y ofrece a los seres humanos ese goce material que no es más que un anticipo de los goces que nos esperan en los mundos más perfectos de arriba. Las personas que lo viven deberían exclamarse llenos de admiración ¡cuán perfecta es la obra divina, que nos permite extasiarnos con esos goces estéticos! Pero en lugar de hacerlo así, tratan de retenerlos y eternizarlos como si no hubiera más allá una esplendorosa verdad y un más elevado placer.
Los malos aspectos le inducirán precisamente a prolongar ese placer y a incrementarlo, como diciéndose: ahora que lo tenemos delante, no lo dejemos escapar. La persona se entregará a los placeres inferiores: comer, beber, experimentar sensaciones sexuales. Toda su vida puede consistir en una estrategia para procurarse esos placeres.
Venus en Casa II
Aportará sus dones de una manera material, de modo que la persona dispondrá de todas las virtudes de la columna de la derecha, empezando por la belleza. Será una persona bella, rica, sabia, generosa, con mando sobre las fuerzas espirituales que trabajan en dicha columna, como lo tenía Salomón.
Venus en la Casa II asegura la simpatía de banqueros, propietarios, gente adinerada y la buena relación con esas personas ha de conducir a un estado de prosperidad.
Los valores que Venus representa traducidos en términos materiales, es el papel moneda, que representan todos los poderes mundanos si no forma malos aspectos, esta posición ha de dar la riqueza.
Con malos aspectos, la situación será distinta si provienen de planetas restrictivos, la riqueza disminuirá y puede incluso quedar totalmente eliminada y dar lugar a la persona que podría ser rica si concurrieran determinadas circunstancias que no concurren. Con planetas de la derecha dará el derrochador que se arruina por excesiva prodigalidad y generosidad.
Venus en Virgo
Se encuentra en su estancia final y por lo tanto la persona debe efectuar el resumen de todas las experiencias que Venus le ha aportado y desprenderse de sus valores materiales. Debe abandonar la belleza que Venus le ha dado para que pudiera más fácilmente conquistar el mundo material; la gracia, las facultades artísticas, la simpatía que en el estadio anterior inspiró.
O sea, que tenemos en el punto de arranque a una persona repleta de dones y que debe perderlos, si no todos, en gran parte, para preparar la entrada de Venus en un nuevo ciclo.
Según las peculiaridades del «disfraz» de Venus en su aspecto material, será la persona que debe liquidar un salón de belleza, de alta confección, una perfumería o tiene que vender su colección de cuadros, su residencia secundaria, sus joyas o pone precio a su belleza, la vende, se desprende de ella, la mancha.
La fuerza de Venus se encuentra menguante y ya no inspira la simpatía que inspiró en etapas anteriores. Ahora despierta el amor de gentes que se encuentran en afinidad con esa situación: retirados, viejos sabios, personas que están de vuelta de todo, que menguan física o moralmente.
Los malos aspectos acentuarán ese síndrome de decadencia y entonces esa persona se verá sentimentalmente vinculada a personas mayores, viciosas, que fueron bellas en otra época. Venus aquí da unos sentimientos muy apagados, claudicantes.
Siendo Venus el planeta que da vida los sentidos, es evidente que en esta posición se encontrarán en su recta final y ya no serán los que han sido, de modo que es probable que esa persona sea dura de oído o de olfato, quizá corta de vista, con poco tacto o poco gusto (dependiendo de los aspectos).
Venus aquí carece de futuro, pero tiene un largo y pleno pasado que rememorar y esa será la tarea a la que debe librarse la persona: recapitular su pasado venusiano y preguntarse muy a fondo qué ha hecho de su mirada de lince, de su oído más fino que el de un Sioux, de ese buen gusto que le daba grata apariencia, de ese tacto que hacía que las personas se sintieran cómodas y en confianza a su lado, de ese olfato que le permitía adivinar a la legua las intenciones del que se le acercaba. ¿Qué ha hecho de sus vibrantes sentidos, ahora en horas bajas? ¿Qué experiencias ha recogido con ellos? Es hora de pasar balance y de reimpregnarse de las experiencias del pasado, sacando de ellas la sabiduría que contenían.
Venus en Casa VI
Indica que han quedado servicios pendientes de naturaleza venusiana y que ahora deberán ser realizados antes de finalizar su ciclo por nuestro zodíaco interior. Han quedado amores pendientes que será preciso vivir, amores kármicos que ya no movilizan nuestro entusiasmo, pero que están ahí porque en su momento le dimos con el amor en las narices a la persona que venía a solicitárnoslo. Debemos despachar ese amor ineludiblemente y si no lo hacemos, Venus se bloqueará en ese sector y en la próxima vida volveremos a encontrárnoslo en la misma puerta, impidiendo así que las bondades de Venus actúen en sectores más positivos de nuestra vida.
Hemos visto que Venus no rige los amores románticos y primerizos, sino que se encarga de buscar a la persona su complemento, de restituirle la unidad perdida. Así pues si vemos que nos esperan en la puerta de la Casa VI, es porque antes hemos rechazado ese complemento que se nos ofrecía en la puerta de la Casa VII. No hemos querido que se nos restablezca la unidad y hemos preferido casarnos, quizá con la linda secretaria, con la complaciente muchacha de cabaret, con el guapo de turno, con alguien que hemos comprado con nuestros medios con el encargo de que nos haga felices. Entonces el complemento, el que nos correspondía por nuestro modo de ser, se ha quedado sin poder entrar en nuestra vida, aguardando en la VI a que la ley se cumpla.
Así pues, ese amor que empezará por ser una obligación impuesta por las circunstancias, acabará siendo un amor tranquilo y feliz porque se trata de emparejarnos con nuestra auténtica mitad, aunque fuera del tiempo, de la estación en la que ese encuentro hubiera debido producirse.
Por otra parte, por su vinculación con el signo de Tauro, Venus en la Casa VI puede indicar que, en su momento, no embellecimos el mundo como era nuestro deber hacerlo y ahora debemos restituir a la tierra, empezando por nuestra propia tierra humana, la belleza que no le dimos.
Diremos pues: servicio amoroso a una persona, a una institución, a la sociedad: puede expresarse en muy variadas formas, hasta incluso en la de realizar las faenas caseras que no quisimos hacer en su momento.
Los aspectos disonantes dramatizaran esos servicios, que se convertirán en auténticas pesadillas. Las personas a las que debemos servir quizá sean enfermos, disminuidos y posiblemente lo sean debido a una negligencia nuestra, a una falta de atención o de interés hacia ellos en un pasado. Puede también que la persona se vea fuertemente inclinada hacia una forma de mala vida.