Introducción a los Aspectos
Hemos explicado que el primer acto de creación de nuestro sistema solar consistió en mezclar las esencias zodiacales y que de esa mezcla salió una nueva realidad: nuestro universo.
Los planetas, que son el elemento Vav, el activo, son los encargados de mezclar las esencias zodiacales instaladas en nuestros cuerpos, para que en esa agitación pueda salir igualmente nuestro pequeño universo. Podríamos decir que, de algún modo, la vida nace de esa mezcla que realizan los planetas al remover nuestras esencias internas.
Algunos de esos productos mezclados se complementan y nos dan la sensación de bienestar, de placer, de felicidad; otros se repelen y nos impulsan a huir, a deshacernos del conglomerado, a luchar contra el compuesto.
Estas mezclas se producen cuando dos o más planetas activan un punto determinado de nuestro espacio físico, emotivo o mental, de modo que no basta estudiar la posición de un planeta en el zodíaco, en el signo y en la Casa terrestre en que se encuentra instalado, sino también su relación con los demás planetas.
Los aspectos
La relación en grados (el zodíaco tiene 360 grados) entre dos planetas se conoce en astrología, con el nombre de aspecto.
Así pues, una vez situados los planetas en la rueda zodiacal, lo primero que deberemos hacer es ver si están o no relacionados, o sea, si forman o no aspectos entre ellos.
Estos aspectos pueden ser de dos clases: armoniosos o inarmónicos. Cuando la relación entre dos planetas es armoniosa, decimos que sus vibraciones se interpretan positivamente, dando lugar a un impulso favorable a la situación que se está viviendo. Un impulso que será aceptado positivamente, tanto por parte de nuestra voluntad, como por parte de la sociedad que nos rodea.
Un aspecto armónico, como suele decirse, es una buena garantía de progreso en el dominio en el que el aspecto se produce.
En cambio, un aspecto llamado inarmónico o malo, pone a disposición de la voluntad una cantidad excesiva de energía, difícil de canalizar a través de un conducto ordinario, de modo que puede dar lugar a un acto desmesurado, desorbitado.
Por otra parte, la combinación energética que produce un aspecto disonante, integra energías que no pueden convivir en un mismo molde y que por lo tanto tienden a liberarse de golpe. Ello da lugar a que la persona a la que le cae encima, por así decirlo, semejante impulso energético, trate por todos los medios de echarla fuera, como al que le hubiese caído una lagartija en la espalda al arrimarse a una pared. De ahí que estos aspectos produzcan actitudes incoherentes, anormales, asociales, perjudiciales a menudo para la persona y para la sociedad.
El zodiaco tiene 360 grados, la mitad serán, pues, 180 grados y ese es el punto máximo de separación en que pueden encontrarse dos planetas, ya que si uno está situado a cero grados y el otro está a 180, en cuanto uno avance, ya no se encontrarán a 18o grados de separación.
Así, cuando dos planetas se encuentran separados por 180 grados, se dice que están en oposición. Es la máxima tensión que puede existir entre ellos y los malos aspectos derivan de la oposición, de manera que si dos planetas están separados por la mitad o el cuarto de 180 grados, diremos que el aspecto que forman es disonante. La mitad de 180 son 90 y el cuarto de 180 son 45. Así, tendremos que dos planetas formarán lo que llamamos aspectos disonantes si entre ellos hay una separación de:
45 grados, aspecto llamado semi cuadratura.
90 grados, cuadratura.
135 grados (90º + 45º), sesqui cuadratura.
180 grados, oposición (aunque este no se considera un mal aspecto).
Los buenos aspectos o armónicos, derivan de la división del zodíaco en tercios. No se trata de una división caprichosa, puesto que los tres signos de un mismo Elemento que figuran en el zodíaco están separados entre sí por un tercio del recorrido.
Un tercio supone 120 grados, ya que 120º + 120º + 120 = 360º. Y así, veremos que de Aries a Leo median 120º; de Leo a Sagitario, otros 120º, los tres signos formando parte de la trilogía de Fuego. Lo mismo sucede con los signos de Agua, de Aire y de Tierra.
Esto significa que a 120º de distancia, a partir de un punto cualquiera, se encontrará otro punto que pertenece al mismo Elemento o sea, un punto de afinidad, en armonía. El resto de buenos aspectos derivará igualmente del tercio y serán su mitad y su cuarta parte. Así, tendremos que dos planetas formarán buenos aspectos si entre ellos hay una separación de:
30 grados, aspecto llamado semi sextil.
60 grados, aspecto llamado sextil.
120 grados, aspecto llamado trígono.
150 grados, (120º + 30º), quincuncio.
Hay otros aspectos, la conjunción, que es la superposición de dos planetas en el mismo punto de zodíaco. El aspecto conjunción será favorable si los planetas son armónicos entre sí y desfavorable si son inarmónicos. Ya tocaremos este punto ulteriormente. También tenemos el cuadritrígono, que no es ni bueno ni malo, ya que se trata de un aspecto que activa la consciencia y son 105 grados de separación.
Los aspectos son como las relaciones entre personas, algunas te caen bien y otras no.
Entre los aspectos disonantes, se considera que el peor es la cuadratura. Entre los buenos, se considera que el mejor es el trígono. ¿Por qué? Acabamos de decir que los signos de un mismo Elemento están separados entre sí, en el zodíaco por 120º, de modo que si dos planetas se encuentran a una distancia de 120º, su acción tendrá lugar dentro de un mismo Elemento. Si este Elemento es el Fuego, uno de sus aspectos: designio-voluntad (Aries) o amor-fuerza institutora (Leo) actuará sobre el otro aportándole cohesión. Lo mismo sucederá con el Agua en el mundo de los sentimientos o en el resto de los Elementos.
En cambio, si el aspecto entre dos planetas es de 60º, sextil, ello supone que hay dos Elementos en juego, el Fuego y el Aire o la Tierra y el Agua, ya que si a partir de cualquier signo contamos 60º, nos encontraremos con un signo que pertenece a los Elementos mencionados.
Menos favorable se considera un aspecto de 30º, semi sextil, o de 150º, quincuncio, porque esos aspectos juntarán de manera armoniosa dos Elementos incompatibles entre sí, como pueden ser el Fuego y la Tierra o el Aire y el Agua. Si contamos 30º o 150º a partir de cualquier punto del zodíaco, vemos, en efecto, que aparecen signos pertenecientes a los mencionados Elementos.
Los Elementos que se complementan entre sí son: el Fuego y el Aire por un lado; el Agua y la Tierra por otro y si la cuadratura, como decíamos, es el peor aspecto entre los malos, es porque une dos signos incompatibles entre sí, bien sea un signo de Fuego con uno de Agua (Aries con Cáncer) o de Tierra (Aries con Capricornio), o un signo de Aire con un signo de Agua o de Tierra.
Si contamos 90º a partir de cualquier punto, veremos aparecer dos signos de la naturaleza indicada. En cambio, la oposición, que también está considerada por la astrología convencional como un mal aspecto, une dos signos de afinidad, bien sea el Fuego con el Aire o la Tierra con el Agua, de manera que esta oposición, lejos de repelerse, resulta complementaria.
Para terminar este punto, expliquemos que un orbe es un valor de tolerancia usado a menudo en los aspectos planetarios cuando un aspecto no es exacto. La astrología tradicional suele usar un orbe máximo de seis grados en los planetas y de 10 para el Sol y la Luna. Es decir, si Marte está a 10 grados de Aries y Saturno a 14 del mismo signo, diríamos que están en conjunción con un orbe de 4 grados.
Pero la Astrología Cabalística trabaja con un orbe de 4 grados para todos los planetas y no le dará la misma importancia si el aspecto se está formando (por ejemplo un sextil que esté a 58 grados) o si el aspecto se está deshaciendo (un sextil a 62).