Sucedió, como suceden todas las cosas, que esa Astrología de Fuego, al circular de boca a oído, dio lugar a una subclase de astrólogos que en lugar de desarrollar la ciencia escrita y adscrita a su personalidad, se dedicaron a transmitir lo que habían oído. Le añadieron algunos aspectos de su propia cosecha y que no eran generadas por su visión interna, sino emanadas de lo que habían oído o sentido, de su propia interpretación. Ello dio lugar a la aparición de la Astrología de Agua, procedente de los sentimientos de las personas que la transmitían.
La Astrología de Agua se comercializó, fue escrita en libros y utilizada por los que se auto-proclamaban astrólogos en su búsqueda de consideración social. Algunos de ellos penetraron en las cortes y vivieron a cuerpo de rey explotando sus conocimientos. Esa Astrología de Agua impregnada de sentimientos es la que solemos encontrar hoy en día.
Los conocimientos astrológicos no han avanzado demasiado y así en cientos de manuales encontramos expresados los mismos conceptos con esCasas variaciones. Algunos de los pocos astrólogos que han introducido conceptos nuevos, han tratado de interpretarla gracias al psicoanálisis, a la sociología, a las estadísticas.