Es cierto que muy pocos fueron capaces de trabajar internamente esa semilla del conocimiento cósmico hasta que alcanzara el estadio del florecimiento y el fruto. Para la inmensa mayoría esta una semilla la llevan dentro y les sigue de encarnación en encarnación sin encontrar una tierra propicia en la que florecer.
Algunos, en la primitiva humanidad, hicieron florecer esa semilla y ellos son los que podríamos llamar profetas de la Astrología. Transmitieron lo que buenamente pudieron captar de esa “Escritura Sagrada” que llevaban dentro. Gracias a su trabajo llegó a la sociedad la Astrología de Fuego, porque todo empieza con el Fuego, elemento divino que aparece en el mundo material en forma de semillas, sin las cuales nada puede florecer, es el impulso que nos impele a movernos.