Curso Inicial de Astrología Cabalística: cómo interpretar una Carta Astral

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Módulo 4: Los planetas

Introducción a los planetas

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En los Módulos precedentes hemos pasado revista a los diferentes complejos energéticos llamados signos del zodíaco, que constituyen la esencia primordial con la que se organizó el universo, así como a la parte de esas energías interiorizadas en nuestros organismos. Hemos dicho que el trasvase entre unas y otras se efectúa a través de los doce canales llamados Casas Terrestres. Todas esas energías permanecerían en estado letárgico si no fueran activadas, en su constante movimiento, por los planetas. 

Los planetas, en sus desplazamientos, dan protagonismo, ora a una determinada calidad de esencia zodiacal, ora a otra y esa acción se manifiesta en nosotros como un impulso a realizar una serie de gestos, a expresar una tanda de emociones o de pensamientos potenciados por la esencia que el planeta en tránsito activa. 

Ahora vamos a abordar los planetas, tanto los que forman parte del que llamamos nuestro sistema solar, como los colindantes. Veremos que cada fuerza planetaria, salvo Urano, Neptuno y Plutón, tienen una regencia zodiacal.

En el momento del nacimiento, cuando el niño aspira aire por primera vez, su organismo se impregna de un clima cósmico determinado; es decir, los puntos zodiacales en los que se encuentran ubicados los planetas en aquel momento adquirirán una sensibilidad particular y ya durante el resto de la vida esa sensibilidad le dará una determinada tendencia, que se manifestará vivamente cuando uno de esos puntos sea transitado por cualquier planeta, o reciba de él un aspecto. Abordaremos, después de los planetas, el tema de los aspectos. 

Si estudiamos la carta astral de este niño, su forma peculiar de ser y si sabemos cómo ha reaccionado en el pasado, cuando esos puntos sensibles han sido tocados por un tránsito, podemos formular un pronóstico plausible para la fecha en que esos puntos volverán a ser activados. Esa es la base de las llamadas previsiones astrológicas.

En el futuro, aprenderemos a llevar un diario de acontecimientos en el que consignaremos los sucesos importantes. De este modo podremos ver cuándo se forman patrones y seremos capaces de predecir, cuando se produzca el mismo aspecto, un nuevo acontecimiento parecido.

En nuestro sistema solar evolucionan ocho fuerzas planetarias: Urano, Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y la Luna. Para los astrólogos esotéricos, Neptuno y Plutón pertenecen a un sistema solar fronterizo y ello parece confirmarse por el hecho de que esos dos planetas giran alrededor del Sol siguiendo una órbita muy irregular. Sin embargo, ejercen sobre nosotros una influencia creciente que ya ha sido muy documentada. 

Los astrólogos fueron quienes descubrieron antes la presencia de Neptuno y Plutón, que más tarde confirmarían los astrónomos. De igual modo señalan ahora la posición de nuevos planetas, Vulcano y Quirón. Estos «nuevos» planetas han empezado a ejercer una influencia sobre la humanidad a partir del momento en que fueron descubiertos, lo cual confirma la ley de que para descubrir algo en el exterior, es preciso que ese algo exista en nuestro fuero, interno. Cuando Neptuno y Plutón empezaron a actuar dentro de nosotros, los descubrimos en el exterior.

Nos cuenta la leyenda esotérica que antes de que los planetas de nuestro sistema solar «nacieran» en este cuarto día de la Creación, el Sol los llevó dentro, lo mismo que la madre lleva el niño. Así pues, los que formamos parte de la oleada de vida humana que evoluciona en cada planeta estuvimos un día todos juntos en esa patria común que es el Sol.

Pero en un momento dado, un grupo fue incapaz de soportar las altas vibraciones del organismo solar y fue concentrándose en la superficie, donde formó una excrecencia que un día se vio cortada de su sede central y catapultada en el espacio. Éste fue el primer planeta: Urano. Más tarde, otro grupo sentiría la misma necesidad y de ella nació el planeta Saturno; luego sería Júpiter quien se independizaría; después Marte, la Tierra, Venus y Mercurio. 

Cuanto más tiempo pudieron aguantar las vibraciones solares, más evolucionada es la humanidad que contiene el planeta. Así vemos que la humanidad de Venus y Mercurio es superior a nosotros porque fueron los que aguantaron más en el Sol. Sin embargo, sabemos que en Júpiter hay también una humanidad superior a la nuestra, porque allí han conseguido retener el calor de una manera peculiar. 

Los planetas son la expresión material de cada uno de los Sefirot que figuran en el Árbol Cabalístico. Cada uno constituye un centro de vida encargado de administrar las energías de determinados signos del zodíaco, salvo Kether, Hochmah y Malkuth. Este último administra las energías del Ascendente.

Todo lo que existe en nuestro universo solar ha sido construido con la sustancia facilitada por los signos del zodíaco, dijimos. Los planetas, naturalmente, no escapan a esta regla y aunque cada uno contiene materia de todos los signos, en ellos, como ocurre con nosotros, una determinada calidad de energía se encuentra más activada que otra, o sea, que cada planeta tiene afinidad con uno o dos signos: entonces decimos que el planeta tal es el que rige tal signo, es decir, es el que administra de forma activa las peculiaridades del signo.

Así, tenemos que cada planeta, siguiendo el orden de El Árbol de la Vida, rige los signos siguientes:

PlanetasSignos de regenciaSignos de regencia
SaturnoAcuarioCapricornio
JúpiterSagitarioPiscis
MarteAriesEscorpio
SolLeo
VenusLibraTauro
MercurioGéminisVirgo
LunaCáncer

Así tendremos que Saturno actúa positivamente en Acuario y negativamente en Capricornio.

Júpiter es positivo en Sagitario y negativo en Piscis.

Marte es positivo en Aries y negativo en Escorpio.

Venus es positivo en Libra y negativo en Tauro.

Mercurio es positivo en Géminis y negativo en Virgo.

El Sol es únicamente positivo en Leo.

La Luna es solo negativa en Cáncer.

Más adelante nos detendremos a examinar los aspectos positivo-negativo (pero no debemos traducirlo como bueno o malo). Ahora nos centraremos en el estudio de cada planeta.

Algunos espacios de nuestra carta no tienen planetas, ahora bien, no podemos considerar como totalmente inactivos esos escenarios, puesto que cada año, cuando algunos planetas transiten por esos sectores, esa parte del cielo se activará.

Podemos decir que la posición de los planetas en una carta indicará los trabajos principales que se están efectuando y es en esos sectores que encontraremos el sentido de lo que aquella persona está llevando a cabo; mientras que los planetas transitando por espacios que no contienen planeta alguno en el tema natal, indicarán los trabajos complementarios para ayudar al desarrollo del tema principal, del mismo modo que en una orquesta sinfónica vemos como un gran número de instrumentos están al servicio del solista que desgrana la melodía. 

Interpretar un tema natal es siempre un arte y aunque aquí podemos sentar los principios básicos de una ciencia del comportamiento, sin el arte que consiste en ver cual de esos elementos debe ser exaltado y cual reducido a un pianísimo, la carta astral de nacimiento quedaría muy reducida.

En este punto de los estudios conviene no sacar conclusiones definitivas sobre lo aprendido.

Generalmente, para la astrología convencional, los planetas son fuerzas que, desde el exterior, actúan en determinados momentos sobre la persona. Para la Astrología Cabalística, los planetas actúan desde nuestro interior, ya que el ser humano aparece como un micro-cosmos conteniendo en sí todos los elementos del macro-cosmos. Pero la diferencia esencial entre la astrología tradicional y la que estamos estudiando nosotros reside en que, para la primera, las fuerzas planetarias son energías impersonales, corrientes ciegas, mientras que en la Astrología Cabalística las fuerzas están personalizadas por una Entidad con la que se puede dialogar. Aquí es donde la enseñanza cabalística cristiana se aparta de manera decisiva del esoterismo derivado de la filosofía hindú donde las fuerzas creadoras aparecen sin rostro.

Como ya hemos dicho al estudiar la temática de las Casas Terrestres, cuando una determinada Fuerza interna es activada, el objetivo supremo es que tomemos conciencia de ella, que la descubramos y la incorporemos a nuestro saber, a nuestra sabiduría. 

Si este proceso interno no puede realizarse, por no haber espacios disponibles en nosotros para acoger tal realidad, entonces es cuando la Fuerza se exterioriza y se convierte en acto, en episodio, en personajes que representan, escenificando, lo que interiormente no hemos podido comprender. 

Vemos así, una vez más, que la acción es el otro polo de la comprensión y que lo que nos sucede es lo que nuestra sabiduría no ha podido asimilar sin necesidad de imágenes.

El comportamiento Unitario hacia el cual todos avanzamos es aquel en el que cada gesto, cada palabra, sirve para exaltar y magnificar otros gestos y otras palabras, que a su vez acentúan la armonía de gestos y palabras anteriores, en una cadena sin fin. Entonces podemos decir que nuestra vida es un exaltante concierto; podemos decir que estamos viviendo la música de las esferas.

En cambio, cuando somos violentos con Marte, tiernos con Venus, críticos con Mercurio, tolerantes con Júpiter, etc. es señal de que no unificamos en nuestra alma la ciencia divina y nos encontramos sometidos a la Ley de lo múltiple, a las anécdotas, peripecias, acontecimientos, avatares en los que el “culpable” siempre nos aparece bajo los trazos del “otro”, el rival, el enemigo, el detestable tipo que estropea nuestra felicidad.

Sin embargo, no tomemos lo que acabamos de decir en un sentido absoluto. Estamos trabajando para almas viejas, que han corrido y bregado mucho por el mundo físico y que buscan ansiosas el camino evolutivo. En nuestro itinerario humano llega un momento en que las pulsiones espirituales deben ser retenidas en nosotros mismos y no dar lugar a actuaciones externas que generan compromisos y karma.

Ya dijimos que el promedio de vida humana es de 84 años, que corresponde al ciclo de Urano, planeta que “cierra” el sistema solar. La mitad de 84 años, es 42 y será a partir de esa edad simbólica en que toda persona debería empezar a buscar su perfección interior, puesto que en su actual existencia habrá cubierto simbólicamente el itinerario de Involución y puede abordar el itinerario Evolutivo.

Los Planetas retrógrados

Menos el Sol y la Luna, las demás fuerzas planetarias pueden ponerse retrógradas. Esto significa, simbólicamente, que van hacia atrás, lo cual nos permite la posibilidad de retomar situaciones, relacionadas con el signo y la casa en las que estén y volver atrás para solucionar temas pendientes.

En tu carta astral también puedes tener algún planeta retrógrado, lo cual significará que en algún periodo de tu vida vas a tener que recapitular experiencias anteriores. Volver hacia atrás y solucionar temas que quedaron pendientes. La clave la encontrarás en el signo y la Casa en la que se sitúe el planeta retrógrado.