En el signo de Cáncer (el que rige la Casa IV) se produce literalmente la “caída” de los mundos espirituales, representados por los signos de Fuego, a un mundo inferior, el del Agua. Hemos pasado por Aries (plantando), por Leo (interiorizando) y por Sagitario (exteriorizando la esencia espiritual). Esa “caída” ya fue protagonizada por el ser humano en el estadio adamita. Podemos decir que la espiritualidad cae en los sentimientos, que es un peaje obligatorio y si bien esa espiritualidad pierde su mundo, ilumina con su luz un universo que, sin ese fenómeno, permanecería oscuro.
La Casa IV canaliza:
Primero, las apetencias interiores oscuras y nostálgicas. Oscuras porque aún no se han abierto camino hacia el exterior. Los sentimientos están vivos, porque llevan incorporada la luz caída del mundo de arriba, pero se encuentran indiferenciados, en estado de caos.
La Casa IV canalizará, pues, los sentimientos puros, capaces de producir nuestra propia regeneración y la ajena, la de los seres humanos y la del mundo, puesto que en las aguas de Cáncer, repitámoslo, se encuentra el Fuego de la espiritualidad interiorizado en ellas. Luego estas aguas atravesarán los demás signos de Agua y se degradarán, en su camino hacia la materialización. Es bueno recordar que el zodíaco nos marca un recorrido desde lo más sutil, el Fuego, hasta lo más denso, la Tierra. Se trata de un camino obligatorio, porque el objetivo final es generar experiencias en el mundo material.
La Casa IV será así el canal que libere las fuerzas regeneradoras encerradas en nosotros y cuando, en el ciclo anual, el Sol transite por este sector de la Carta, significará que la persona tendrá la posibilidad de sacar de sus adentros el fluido maravilloso que ha de restaurarla, curarla si está enferma, acabar con sus hábitos perniciosos, será un buen momento para iniciar un régimen alimenticio o para empezar algún deporte.
Segundo, la Casa IV canaliza igualmente todo lo que hay en la persona de anterior, pasado, infantil, maternal, por cuanto en esos estados anteriores se encuentra simbólicamente la pureza que ha de transmutar nuestra vida.
Cuando la Casa IV se pone en relieve por el tránsito del Sol (esto sucede una vez al año), aparecerán en nuestra vida elementos del pasado, de la infancia, de la juventud o de una vida pasada. Las cuestiones relacionadas con la madre se pondrán en evidencia, por ser ella nuestro origen y representar simbólicamente la original pureza de la que procedemos todos.
Conviene que cuando la Casa IV se ilumina en nuestra carta, nos acerquemos a la madre, la festejemos, le regalemos algo, porque de esta forma nos acercaremos físicamente al símbolo de nuestra pureza original y forzaremos al canal de la Casa IV a sacar de nuestro interior el agua pura que en él se encuentra.
Quede bien entendido que el trabajo de la Casa IV consiste en renacer. En el proceso natural de elaboración de la vida, la etapa Fuego corresponde al trabajo de gestación interna. La emergencia del embrión a la luz se produce al romper las aguas de Cáncer, de manera que cuando el Sol emerge anualmente en la Casa IV, tiene lugar este renacer y por lo tanto, se produce el retorno anual a la pureza.
En la medida en que no seamos capaces de retornar internamente a la pureza, conviene que nos acerquemos a los signos externos que la representan: la madre, el mundo infantil, los escenarios de nuestra niñez, los amigos de entonces. Conviene que lo hagamos así, en virtud de esa ley que quiere que moviendo las cosas de abajo, se muevan al mismo tiempo las de arriba. Hagamos siempre lo que está en nuestra mano con la seguridad de que se nos prestará ayuda en aquello que aún no somos capaces de realizar.
Toda transmutación alquímica comienza necesariamente por los trabajos de la Casa IV.
La Casa IV expresa en la Tierra las potencialidades de Cáncer. Vimos al estudiar el signo que de Cáncer nace toda idea de propiedad y de privatización, de modo que la Casa IV significará la materialización de esta idea. Será, pues, la que nos informe sobre la vida privada de la persona, sobre su vida íntima y sobre sus posesiones materiales, empezando por la fundamental: su hogar.
El fundamento de todo edificio humano radica en los sentimientos y Cáncer es el motor del que arranca todo el potencial sentimental.
Un día la razón será la base de ese edificio, pero en esta etapa, los sentimientos constituyen un cuerpo más desarrollado y todo lo que el ser humano ha realizado tiene un punto de arranque emotivo.
Por ello, la Casa IV, como intérprete terrestre de Cáncer, constituye la raíz de la persona.
Por otra parte, la madre es el fundamento del ser viviente, de modo que la Casa IV nos indicará todo lo relacionado con la madre, su temperamento, su forma de ser, su vida, sus problemas.
Algunos manuales de astrología atribuyen la Casa IV al padre y la Casa X, la opuesta, a la madre. Esto constituye un error, que proviene de astrólogos de la Edad Media, que ocultaban la verdad a los profanos, dando datos erróneos adrede, con la seguridad de que los iniciados sabrían detectarlos.
También ha contribuido a que se cimentara este error el hecho de que en la Cábala se habla de Binah (tercer Séfira de El Árbol de la Vida) como madre del mundo y Saturno, la manifestación material de Binah, es el regente de Capricornio, signo que corresponde a la Casa X. Pero Binah es el supremo hermafrodita y hermafrodita fue la humanidad en sus comienzos. Cuando la división de sexos se produjo, fue Yesod la rectora del sexo femenino o sea el tercer Séfira de la columna del centro (noveno de El Árbol de la Vida), el que administra en ese bajo mundo la política del tercer Séfira de arriba, Binah. Yesod y su representación material, la Luna, son los que rigen el sexo femenino a través de las fuerzas de Cáncer.
Las disonancias planetarias sobre la Casa IV harán que los cimientos sobre los que se asienta la persona sean poco firmes, de modo que por buenas que sean las condiciones en otros dominios, el edificio de su vida se tambaleará y todo resultará precario, empezando por su propia madre, que carecerá o de medios o de inteligencia para orientarla adecuadamente.
Hogar inestable, cambios frecuentes de casa, desarraigo, dificultad en echar raíces, la vida a la intemperie, dificultades en el hogar, en la familia, en la ciudad natal.
Cuando muchos planetas se encuentran en la Casa IV: cambios de casa, hogar ambulante, emocionalidad profunda, aunque no aparente. En casos extremos, con malos aspectos: ancestralidad con bases desestabilizadoras, herencia malsana, enfermedades hereditarias, enfermedades contraídas en el claustro materno.
Si las raíces no son firmes, tampoco lo será la relación con la materia, así que a menudo, cuando una persona tiene una Casa IV mal aspectada, tiene problemas para conseguir una casa o una estabilidad monetaria. De ahí la importancia de tener buenas relaciones con la madre, porque de lo contrario a la persona le costará tener una estabilidad emocional, en sus relaciones de pareja, con la familia o con la materia, con el dinero.
La Casa IV es una Casa Yod, de plantación y en ella actúa Kether.
Claves: hogar, madre, sentimientos, raíces, herencia, estómago, regeneración, alquimia, infancia, hábitos, vida privada, base estructural, fe, prosperidad, recogimiento.
Casa IV en Aries
El designio divino es expresado por la persona a través del canal IV. El mensaje cósmico le vendrá por herencia, por ancestralidad, a través de la madre, de los abuelos maternos. La intuición de la espiritualidad puede venirle de los libros de historia o prehistoria. El mundo infantil, con toda la red de personas y de objetos, paisajes, cosas que lo representan, será siempre un vivero en el que la persona puede hallar en todo momento el camino.
La pureza primordial es canalizada a través de los sentimientos, de modo que será la persona con sentimientos puros en su primer estadio. Luego, según las disposiciones de su carta astral, esos sentimientos pueden enturbiarse al pasar por los canales VIII y XII, pero se producirá constantemente un flujo de aguas puras que ha de aportar pureza a las aguas secundarias y terciarias.
Los buenos aspectos darán como resultado una exaltación de los sentimientos que ha de capacitar a la persona para hacer milagros, ya que el Fuego primordial y el Agua primordial unidos juntan dos principios fecundadores en su más elevada expresión potencial. En un sentido positivo, esto ha de producir un «revival» interno tan intenso, que cuando la persona proyecte un deseo hacia el mundo, esa pulsión ha de tener efectos transmutadores de la realidad.
Cada año, cuando el Sol transita por Aries, esa persona puede proceder a su regeneración.
Los malos aspectos harán que el designio se manifieste en condiciones dramáticas. La toma de conciencia de las realidades espirituales vendrá a través de una madre que expresa malas cualidades, en un entorno infantil difícil. Los sentimientos no aceptarán de buen grado el designio que les viene de arriba y solo a través de circunstancias dramáticas se harán cargo de él.
Por otra parte, ese designio que normalmente debía canalizarse por la vía I, interiorizarse en la persona por la V, exteriorizarse por la IX y “caer” en el mundo de los sentimientos por el canal IV en Cáncer, circula aquí por un atajo, de modo que un designio no elaborado, sino únicamente en estado potencial, se introduce en la vía de los sentimientos. De esta forma los sentimientos expresan un principio sin elaborar, que solo puede dar cuerpo a una flor vaga de la espiritualidad.
Este carácter incipiente, inicial, inherente a Aries, se comunicará a todo lo que representa la Casa IV. Diremos aquí: sentimientos vagos, incipientes, no enfocados hacia un objeto en particular. Parecerán infantiles por cuanto, como el niño, esa persona se sentirá solicitada por todos y por todo, dando su afecto con facilidad, de forma absoluta, pero sin firmeza ni continuidad. Lo que sí será fuerte será el amor de Dios, pero el que aparecerá en los sentimientos será un Dios vago, impreciso, no organizado.
Esta posición dará igualmente una madre de carácter infantil, poco organizada, poco disponible para un trabajo responsable. También una madre fuerte, impulsiva, voluntariosa, con una gran carga de energía.
Con malos aspectos: madre fuera de la realidad, irresponsable, madre-niña, dispersa, que quiere hacer demasiadas cosas a la vez. Así mismo diremos: casa poco organizada, sin raíces, vida en una barraca, en una caravana, en la playa.
Dará igualmente una infancia maravillosa, llena de emociones fuertes, de experiencias inolvidables vividas en una especie de mundo mágico, cuyo reino la persona no volverá a encontrar jamás, si no es en el recuerdo, en la evocación del pasado. La familia es una noción vaga, una entidad espiritual muy fuerte como tal, pero inexistente en la realidad, sin raíces firmes. El hogar va a la buena de Dios.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene una raíces muy movidas, con una gran capacidad para los cambios, para las mejoras, para auto sanarse y renacer. Dará una madre muy activa, dispersa, lanzada a moverse y a moverte, con fuerza de voluntad.
Sophia Loren, Bono o Paul Newman, tienen su Casa IV en Aries.
Casa IV en Leo
Las virtudes morales son restituidas a la persona a través del canal IV, de modo que su potencialidad moral ha de producir un mundo en el que las cosas serán conformes al modelo de arriba. Esas virtudes morales infusas en los orígenes de la persona tendrán como soporte material a la madre, el mundo infantil; es decir, los preceptos morales le serán infundidos por la madre, por la familia, por el ejemplo recibido desde la más tierna infancia.
En el estadio anterior, en Aries, la persona recibía la semilla de la trascendencia; aquí, la espiritualidad ha avanzado de un grado y es ya una forma espiritual lo que aparece: un rito, un modo de obrar, un modelo, un ejemplo. Sus antepasados por línea materna le infunden la imagen de lo que debe ser.
La madre de esta persona puede ser un ejemplo de virtudes, recta, digna, noble (el Rey Felipe de Borbón tiene la Casa IV en Leo). Así serán igualmente sus maestros de la primera infancia y encontrará siempre en la historia de su ciudad, en su barrio natal y en el comportamiento de los compañeros de infancia, ese ejemplo que le ayude a reencontrar, cuando lo necesite, la pureza perdida.
Los buenos aspectos han de dar enorme brillantez a ese canal. Ya de por sí, la Casa Terrestre situada en Leo representa un punto muy relevante de la Carta Astral, puesto que es el signo regido por el Sol o sea, el más iluminado.
Si no se producen disonancias, el relieve ha de ser aún mayor, de modo que la persona recibirá de sus mayores y particularmente de la madre, un alto ejemplo de moral y sus sentimientos se encontrarán impregnados de esos principios.
Los malos aspectos instituirán en los sentimientos, con igual fuerza, una moral torcida, de modo que la persona recibirá ejemplo de inmoralidad: puede ser la persona educada para robar, para mendigar, para engañar a los demás, considerando el arte del engaño como algo muy meritorio y digno de respeto. O bien vivirá la imposición de las normas a la fuerza y esa imposición le vendrá de la madre.
La familia que la persona formará será a la imagen de la que le ha formado a ella, tanto en el buen sentido como en el malo.
En el aspecto práctico, dará a la persona con una base orgullosa, que tratará de comportarse según su mejor versión para agradar a los demás. Con una madre orgullosa, que lidera en su hogar.
Charles Manson, Paolo Coelho (este escritor fue internado por sus padres en un hospital psiquiátrico. Tiene 4 planetas en su Casa IV y mal aspectados) o Vivien Leigh, tienen su Casa IV en Leo.
Casa IV en Sagitario
Hemos visto que en Aries la pureza de los sentimientos se obtiene gracias a ese impulso primordial que es como la luz del relámpago que ilumina de golpe una realidad emotiva, dándole la sensación de que ahí está la verdad. Hemos visto que en Leo es el ejemplo el que impregna los sentimientos de la verdad. En Sagitario será la obra realizada, el producto espiritual ya terminado, el que restituirá a la persona su pureza primigenia.
Podemos comparar esa dinámica a la de la persona que se ve en la obligación de escalar una alta montaña. Inicia la escalada impulsada por esa obligación, pero llegado a la mitad de su camino, el esfuerzo consentido le hará tomar conciencia de la proeza que le ha encumbrado más allá de los niveles normales y a partir de entonces sus sentimientos se encontrarán movilizados para terminar la tarea, de modo que el esfuerzo realizado le habrá hecho sensible a lo primordial.
Diremos, pues, que el huevo divino puesto en Sagitario -el signo es en su totalidad un vivero de esos huevos que todos fecundamos de diversas maneras- se interioriza en la persona a través del canal por el que transcurren los sentimientos. Su actividad emotiva le llevará a desarrollar la idea divina, ya formada en embrión, sintiendo dentro de sí una misión trascendente que necesariamente ha de cumplir.
La persona no espera a que el huevo sagitariano caiga en Cáncer, sede de la Casa IV, sino que sube a buscarlo en el lugar de producción, anticipándose, de modo que sus sentimientos estarán impregnados de una espiritualidad plenamente desarrollada.
Será la persona que siente la organización cósmica, no de una manera vaga, como en el estadio Aries o como un orden interno individual, como en Leo, sino como un ordenamiento general que engloba a los seres y a las cosas existentes en el universo.
A menudo la madre será extranjera y ello no será más que el símbolo de una realidad más alta que encierra este huevo divino, que es un elemento que viene de fuera, de lejos, de más allá del dominio de las banalidades cotidianas.
La misma fuerza le llevará a establecer un hogar fuera, lejos de su pueblo natal y será retornando a su ciudad, a su mundo infantil, tras un largo viaje, como hallará ese huevo divino en sus sentimientos. Cuando lo haya descubierto se producirá un retorno definitivo a su patria porque entonces habrá comprendido que sus sentimientos han de llevarla a realizar algo que está muy lejos de lo cotidiano, en lugar de impulsar a su organismo físico a recorrer kilómetros en las carreteras.
Concretando: los sentimientos deben expresar el lejano pensamiento divino y mientras la persona no tome conciencia de este hecho, los impulsos naturales la llevarán a viajar para fundar una familia, ya que ese viaje será el símbolo de la distancia existente entre la espiritualidad que debe ser absorbida y las disposiciones de la persona para absorberla.
Cuando el fruto sagitariano haya sido asimilado por los sentimientos, esta persona experimentará el deseo de ampliar la base de su familia y de convertir su hogar en un espacio en el que se realiza la obra divina, reconociendo por familiares a todos los que piensan y sienten como ella.
Los malos aspectos sobre este sector, viniendo principalmente de Piscis, Géminis o Virgo, han de producir la liberación de sentimientos, ideas o actos contrarios a la identificación de los sentimientos con el programa divino, de modo que o bien ese unísono no tendrá lugar o se hará tarde en la vida, cuando lo que se oponía a ello ha agotado su vitalidad.
Esa dinámica, al exteriorizarse, hará que los viajes en busca de familia sean dramáticos, accidentados, rodeados de dificultades. La madre inculcará unas costumbres contrarias a esa dinámica y su hogar las expresará igualmente.
Cuando la Casa IV se encuentre en signos de Fuego, el hogar y la familia serán siempre el barómetro que marcará el estado de las relaciones de la persona con la espiritualidad. Si las relaciones familiares son buenas, será señal de que el mundo de arriba se integra armoniosamente en sus sentimientos. Si el hogar está dividido y las relaciones entre los miembros son malas, será señal de que las fuerzas de arriba no penetran adecuadamente en la personalidad sentimental y será preciso realizar trabajos de adecuación en los canales internos, en el momento del año en que el Sol transite la Casa IV.
En el aspecto práctico dará a la persona con raíces espirituales, que buscará en la espiritualidad el camino para regenerarse. Tendrá una madre simpática, alegre, movida, que le llevará a viajar, física o mentalmente y que puede inducirle a espiritualizarse. También puede tener una madre que esté más allá en algún sentido.
Woody Allen, Walt Disney o Madonna, tienen la Casa IV en Sagitario.
Casa IV en Cáncer
Estará en el lugar que le corresponde. El manantial de los sentimientos transcurrirá por los cauces adecuados, sin filtraciones de otros valores que los adulteren, ni los de orden moral, ni las ideas o valores materiales como ocurre cuando la IV se sitúa en signos de Fuego, Aire o Tierra. El mensaje espiritual, ya pasado por su fase final de elaboración, es depositado en esas aguas y en ellas recibe el sello personal que le dará un matiz determinado en la nueva fase de elaboración.
Con buenos aspectos, la mecánica funcionará como está previsto y el “huevo espiritual” que los sentimientos reciben para que sea incubado por ellos, será descubierto y amado, puesto que los sentimientos, en ese estadio, se encuentran en estado de disponibilidad, en disposición escrutante para amar aquello que se les ponga a tiro. En cuanto los sentimientos reciben el alimento que les viene de arriba, de los signos de Fuego, saben que su función consiste en amar aquello y desarrollarlo de acuerdo con sus leyes y normas.
La madre será perfecta en sus funciones, la de nutrir, dar brillo, dar luz a su prole, ya que esa función de portadora de luz que tiene la madre no se limita a la de sacar hijos de su seno, sino que es, ha de ser por lo menos, la constante iluminadora, la que revela a sus hijos el huevo cósmico procedente de los signos de Fuego. Esa función, al exteriorizarse, aparecerá bajo el aspecto de la limpieza y la madre de Cáncer se encargará de que sus hijos estén perfectamente aseados y de que en la casa no haya ni una mota de polvo. Esa actitud externa intenta decirle a la persona que debe cuidar de que sus sentimientos estén limpios, de que puedan transparentar la luz que viene de arriba.
Los malos aspectos indicarán que el potencial de los sentimientos se encuentra turbado y la elaboración del producto espiritual se hará en malas condiciones; los sentimientos no prestarán su cooperación en forma adecuada solo según su naturaleza, deformarán el mensaje espiritual. Las personas, lugares, objetos indicados por esta Casa sufrirán la deformación inherente a la naturaleza de los malos aspectos. La madre será desordenada, no se ocupará de sus hijos, desidiosa, sucia, induciendo a la persona a pensar en la necesidad de cambiar interiormente lo que su madre refleja con su comportamiento.
En el aspecto práctico dará a la persona casera, a la que le gustar reunir a su familia alrededor de una mesa. Sensible, maternal, tradicional, dependiente, cariñosa o vulnerable. Tendrá una madre con las mismas características.
John Lennon, que fue abandonado por su madre, tenía la Casa IV en Cáncer, igual que Shakira o Barbara Streisand.
Casa IV en Escorpio
Hace que los deseos interiorizados se manifiesten por el canal de los puros sentimientos. Diremos, pues, que la regeneración de la persona se encuentra en sí misma, en su yo-emotivo, en lo que ya forma parte de su personalidad emocional. Lo que estaba ya enterrado en esta personalidad se disuelve, por así decirlo, para servir de pasto a la formación de nuevos sentimientos.
Posiblemente la persona no utilizó a su tiempo, en la construcción del edificio de su vida, sus emociones y vuelven ahora hacia atrás, disolviéndose en las aguas primordiales para volver a empezar la edificación de la personalidad sentimental.
Esta dinámica producirá en la vida de la persona frecuentes encuentros con su pasado: el pasado estructurado volverá a una situación difusa, de manera que podrá ser moldeado de distinta manera. Es una situación parecida a un segundo nacimiento: uniones que la vida ha roto vuelven a realizarse, en lo referente a matrimonios, familias y todo lo creado con los sentimientos.
Los sentimientos interiorizados pierden así su firmeza, su calidad He, para convertirse en Yod, o sea, en semilla. La misma semilla ha de dar lógicamente el mismo fruto o sea que esa persona debería volver a construir, sentimentalmente hablando, lo que ya construyó. Pero las aguas primordiales no son las mismas; es decir, el potencial que alimenta las emociones no tendrá la misma calidad que el potencial que creó el edificio sentimental que ahora se disuelve, de modo que la persona puede construir su felicidad con las mismas personas y sobre bases distintas o puede construirlo con otras personas.
Los buenos aspectos harán que todo ello se desarrolle de una manera armoniosa. La persona corregirá los errores sentimentales, rectificará el edificio familiar de una manera correcta, resultando un bien para todos.
Quizás el designio espiritual transmitido por los signos de Fuego no fue acogido correctamente por la personalidad emotiva y ahora la persona procede a su rectificación. Todo ello puede plasmarse en situaciones humanas parecidas a la adopción por parte de una familia que no es aquella en la cual el niño nació. O bien adopción virtual, siendo considerada la persona como el hijo espiritual de alguien, el discípulo.
La dinámica familiar se vivirá igualmente en sus relaciones con la ciudad natal, siendo posible que esta persona se vea expatriada por las circunstancias, o enviada a una pensión, de manera que los patronos sustituyen a la familia. De algún modo será un vagón desenganchado de un tren para ser enganchado a otro que circula por un itinerario distinto.
Los malos aspectos pondrán mucho drama a esa dinámica y tendremos a una persona que cambiará de familia contra su voluntad, debido a una tragedia familiar -orfandad- o a que sus padres, la madre sobre todo, es alcohólica, marginada, hippie, fuera de la realidad y es la asistencia social quien ha de decidir en qué familia ponerlo. O bien, siendo objeto de malos tratos por parte de la familia, de las personas con las que se une sentimentalmente, se ve obligada, muy a pesar suyo, a separarse de ellos. Puede estar vinculado, por nacimiento, a una familia en la que ha encarnado por razones kármicas solo habiendo pagado sus deudas con ella, su destino le lleva a una nueva familia (el Príncipe Carlos de Inglaterra, que ha padecido de una falta de afecto materno en su infancia, tiene la Casa IV en Escorpio).
Esta superposición de la IV en Escorpio, con malos aspectos, ha de dar a menudo dramas familiares, hogar desagradable, poco apego al hogar, madre perturbada, física o moralmente.
Por otra parte, siendo Escorpio un signo de trabajo, de transformación, de lucha, el hogar será un centro productor de grandes experiencias solo con buenos aspectos, un centro creador de conciencia: la madre será abnegada, trabajadora, con mucho nervio y mucho genio, capaz de sublimes exteriorizaciones.
Los malos aspectos, en lo exterior, han de repercutir sobre la madre y constituyen una amenaza, tanto en lo que se refiere a la madre de la persona en cuestión, como a la esposa convertida en madre. La disolución de que hemos hablado puede ser la disolución de su vida, obligando a la persona a volver a empezar en una nueva familia. Para una mujer, esta posición mal aspectada representará un peligro para ella misma cuando se convierta en madre, peligro en los partos sobre todo.
Es preciso, pues, que tomen conciencia de esa dinámica los interesados, o sea, de que sus sentimientos deben morir, deben ser olvidados, para renacer y reconstruir con ellos una nueva realidad. Si actúan en este sentido, los dramas familiares desaparecerán por no tener ya objeto.
En el aspecto práctico dará a la persona cuyas raíces dependerán de su nivel de autoestima para regenerarse. Será temperamental y reservada. Madre poderosa, posesiva, con vaivenes emocionales, con mucha fuerza para enfrentarse a las situaciones difíciles.
Marilyn Monroe, Pavarotti y Picasso tienen la Casa IV en Escorpio.
Casa IV en Piscis
Hará que los sentimientos se exterioricen, no hacia fuera, sino hacia dentro, hacia niveles arcaicos ya superados. Si en Escorpio la canalización de las energías por la Casa IV supone una vuelta a empezar de unas relaciones instituidas en la naturaleza interna, como pueden ser las familiares, ya que uno se las encuentra desde que nace o incluso las matrimoniales, por cuanto el cónyuge es una emanación de nuestra personalidad inconsciente, en Piscis esa vuelta a empezar se producirá con las relaciones externas, las sociales, las que hemos creado con nuestra voluntad emotiva.
Es decir, la persona exterioriza sus sentimientos con las fuerzas de Piscis, creando así todo un tejido de relaciones con personas con las que se siente emotivamente identificada. Todo ello, en circunstancias naturales, debería dar lugar a un espacio social en el que la persona se encontrara sentimentalmente satisfecha, pero al canalizarlas por la vía IV, lo que hace es devolverlas a su estado primordial, a un dominio en el que todo se encuentra en estado potencial y nada puede haber de estructurado y definido. Entonces esas relaciones son tragadas y disueltas para una nueva elaboración.
Los resultados prácticos de esta operación darán a la persona aislada, auto marginada, para la cual toda relación social -la formada por la personalidad emotiva, repetimos- será provisional, puesto que está destinada a pasar rápidamente a su disolución. Esta relación existirá mientras la Casa IV no se encuentre en fase activa, entre dos actuaciones; pero cuando el Sol transite por ella o el planeta regente forme aspectos, el canal IV entrará en actividad y disolverá las relaciones que se hayan formado desde que entró en fase pasiva.
Como el Sol tarda un año en encontrarse sobre el mismo punto, esa será más o menos la duración de cualquier relación en la vida de la persona, ya que simbólicamente, al formarse una relación está siempre activo Piscis y en lo que se refiere a esa relación, Piscis volverá a estarlo al cabo de un año.
Si en la vida real hay prórrogas, también las hay en el período de vigencia de las fuerzas cósmicas. Esto significa que una relación que se disuelve puede resucitar y a ello nos hemos referido ya al hablar de Escorpio, diciendo que aquello que se descompuso para hacerse de nuevo semilla, podía dar lugar a la misma situación emotiva, planteada sobre una nueva base.
Si en Escorpio era cierto, también lo será a nivel de Piscis, lo cual significa que, una vez liquidada una relación, puede revivir para volver a desaparecer y así una y otra vez, tanto más en cuanto que esta relación es más superficial que la escorpiniana y por lo tanto, ni es tan dramática la ruptura, ni se necesita un esfuerzo decisorio enorme para reanudarla.
La vida de esas personas se caracterizará, pues, por la multiplicidad de relaciones sentimentales efímeras, por el retorno periódico de esas relaciones y por la facilidad de establecer nuevos lazos afectivos.
Su propia familia tendrá esas características y su infancia estará marcada por esos cambios de paisaje humano, generados por la idiosincrasia de los padres (Ladi Diana Spencer tenía la Casa IV en Piscis). Significará, pues, igualmente: hogar visitado por muchísimas personas, distintas en los distintos ciclos de la vida; hogar propicio a la exteriorización de los sentimientos, cambiante: cambio de muebles, de domicilio.
En lo positivo, la cosecha de experiencias puede ser enorme, puesto que cada relación aporta su vibración a la persona y la vivencia es disuelta en las aguas puras, que guardan, sin embargo, su germen, de modo que la persona puede llegar al final de la vida muy experimentada en emociones, sentimientos, deseos.
Los malos aspectos acelerarán el ritmo de esa dinámica y las relaciones se harán y se disolverán a una frecuencia infernal y esa disolución no corresponderá a una voluntad de hacerlo así, sino que se hará de manera forzosa, obligada por las circunstancias exteriores o por las interiores, las inherentes a un psiquismo “salvaje”, por así decirlo, que mata todo lo que crea apenas creado.
Derivado de todo ello tendremos: hogar precario, familia inestable porque vive esa dinámica, malas relaciones sentimentales; el hogar puede convertirse en una auténtica casa de citas.
En la naturaleza, esta es la situación de la flor o del fruto que dejan de serlo para volver al estado de semillas. Así, verá esta persona como todo lo formado, acabado, bello y esplendoroso ha de volver a su estado primordial. Su mundo interior se derrumbará para volver a nacer y como esa dinámica será manifestada a través de la madre, con malos aspectos ello puede dar lugar a una madre enfrentada con el drama de esa disolución. ¿Cómo reaccionará al ver que todo lo que ha edificado se hunde? ¿Será capaz de delinquir para detener esa dinámica infernal? Ello puede dar lugar a la madre violenta que va a parar finalmente a la cárcel.
Pero no será más que una escenificación de una realidad interna que podemos resumir diciendo que el mundo edificado con los sentimientos se disolverá, pero conservando las semillas que han de permitir una nueva edificación.
La lección a aprender es que lo que los sentimientos edifican no es perdurable. La madre, en este caso, es la expresión material de esas semillas que dieron mal fruto: lo que procede es arrancar el fruto, regenerar las semillas, regenerar a la madre y volver a plantarlas.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene tendencia a retener sus emociones, a no decir abiertamente lo que siente, lo cual hará que su circulo personal sea más reducido. Madre retraída, que por etapas saca su emoción y en otras la guarda en su interior. Conflicto entre dar y recibir.
Bob Dylan, Marlon Brando o James Dean tiene la IV en Piscis.
Casa IV en Libra
Indica que el potencial del pensamiento se manifiesta a través del canal que conduce el potencial de los sentimientos. Libra invade el dominio de Cáncer y el amor por todas las cosas es sustituido por la utilidad que las cosas pueden tener; utilidad no en sentido egoísta, sino en vistas a la proyección sobre la sociedad de las virtudes superiores de la persona.
Ya de nacimiento se encontrará en una familia cuya característica principal será la búsqueda de lo útil; es decir, de lo complementario, de aquello que la familia carece, en un sentido intelectual, de modo que desde su más tierna infancia será amamantada, por así decirlo, en la idea de que es preciso buscar el complemento ideal para poder realizar en común aquello que como persona no podría realizar.
En la Casa IV nace el Yo-emotivo, pero con esta combinación no llegará a nacer jamás y será el Yo-intelectual quien le sustituya, ese Yo que busca más allá de la vida familiar, la unión de todos los seres humanos de la tierra sobre una base lógica. En cierto modo su hogar será la sociedad, será el mundo.
Llegada a la edad adulta, utilizará, pues, el canal de los sentimientos para manifestarse más plenamente en sociedad y ello dará lugar, naturalmente, a una persona poco sensible al encanto del «partenaire». Su sensibilidad se manifestará en otros dominios pero no en el de la elección de una familia. Diremos, pues, que es la persona de sentimientos razonables, que tendrá tendencia a no dejarse sumergir por las emociones, en la que el cerebro ocupa el lugar del corazón.
Será a través del pensamiento que podrá entrar en el reino de la pureza primigenia. Las fuerzas mentales introducirán en su vida, a través de sus raíces más profundas, la corriente renovadora que ha de transformarlo todo.
Los buenos aspectos han de dar una vida familiar plácida, sin problemas, razonable, lógica. El hogar será un punto de reunión, de encuentro para personas que persiguen los mismos objetivos y aportando cada una el complemento que la otra no posee. Dará unos padres intelectuales, abiertos a todas las corrientes filosóficas, luchadores por un mundo mejor. Por consiguiente, su acceso al mundo de las ideas será fácil, puesto que ha nacido, por así decirlo, en ellas. Llegar a los estudios superiores será de lo más natural, lo cual no significa estar capacitado para ello. Esta posición nos dirá únicamente que esta persona puede ir a la universidad, por haber nacido prácticamente en su puerta.
Los malos aspectos harán que las aspiraciones intelectuales de su familia y las suyas propias encuentren grandes obstáculos para su desarrollo. La pareja no le aportará a esta persona el complemento que espera, se equivocará de persona y las ideas que lo nutren serán erróneas, de modo que el error trepará por sus raíces humanas y no se revelará como tal hasta que se exteriorice en el Vav. Entonces caerá en la cuenta de que plantó una mala semilla. De este modo, la vuelta al pasado, a lo anterior, al mundo infantil, a la ciudad natal, estará impregnada de ese error y todo nuevo comienzo será equivocado. Esta será la persona que tropieza dos veces con la misma piedra.
El trabajo esencial inherente a esa combinación consiste en ampliar el concepto de familia más allá de lo que une la sangre. Será el fundador de partidos, sociedades, agrupaciones, el que estará en la raíz de toda unión.
En el aspecto práctico dará a la persona que trata de justificar sus emociones internas a través de las ideas. Cambios a través de la reflexión. Le costará tomar decisiones sobre sus sentimientos. Sus emociones internas le empujarán a la búsqueda de pareja. Madre equilibrada o todo lo contrario, cuyo objetivo es la búsqueda de pareja o de justicia.
Einstein, Van Gogh o Bill Gates, tienen la Casa IV en Libra.
Casa IV en Acuario
El pensamiento interiorizado es el que realiza funciones de edificador de los sentimientos. Si en el estadio anterior la persona buscaba gentes con las que pudiera entenderse sobre principios generales, aquí los buscará con un criterio mucho más restrictivo, de modo que le será más difícil encontrarlos. Pero esa comunidad de pensamiento, una vez establecida, constituirá un núcleo mucho más fuerte y activo.
El principal trabajo de esta combinación consistirá en montar la vida sobre las convicciones a que la persona ha llegado con el ejercicio del pensamiento. Esas convicciones constituirán la raíz sobre la que se aguanta todo el edificio de su vida. Si en el estadio anterior utilizaba sus sentimientos para la conquista de lo útil, aquí los usará para el descubrimiento del orden, de la verdad.
Esa búsqueda se iniciará ya en la infancia y la persona aparecerá en una familia de sabios, de filósofos o de científicos, que en lugar de contarle cuentos de hadas le enseñarán el teorema de Pitágoras o la estructura de las leyes divinas. Si la persona anterior venía al mundo no lejos de la universidad, esta lo hará dentro mismo del recinto, por decirlo así, y por sus canales sentimentales el amor que transitará será amor a la ciencia.
Siendo poco vulnerable al encanto, buscará un hogar a la imagen y semejanza del que tuvo en su infancia; buscará al sabio, al profesor, al padre o a la madre en lugar del esposo. Buscará esencialmente al protector, al que le ofrezca las seguridades de la ley y el orden expresados por Acuario.
Los buenos aspectos le permitirán encontrar rápidamente lo que está buscando. El mundo infantil, la ciudad natal y las personas de otra época serán portadoras de esa ciencia que busca y en la ciencia encontrará la posibilidad de regeneración; encontrará la ley que hace funcionar el universo y sentirá la necesidad de actuar conforme a esa ley. La pureza primigenia estará en la ciencia; quizá estudiando el comportamiento de los ratones en el laboratorio, experimente la necesidad de volver a los valores primordiales.
Los malos aspectos han de producir una total sujeción de los sentimientos al imperialismo de la razón y la persona carecerá de emociones para todo cuanto le rodea. Si esos malos aspectos son vitalizantes y no restrictivos, es decir, provenientes de planetas de la columna de la derecha, le inspirarán una racionalización excesiva de su vida familiar, haciendo que las cosas en su hogar funcionen con la precisión de una máquina.
Los planetas de la izquierda producirán una excesiva severidad en lo relacionado con la familia y con la vida íntima. Los unos y los otros harán que la mecánica no funcione y que la persona base su vida sentimental sobre reglas falsas.
La persona tendrá una gran habilidad para justificar con la razón lo que a todas luces es injustificable y siendo la Casa IV la que sostiene todo el árbol de las creaciones personales, los malos aspectos en esa superposición harán que toda la lógica sentimental esté montada sobre un pedestal que no puede sostenerla.
En el Tarot, la lámina que corresponde a Acuario es la X, la Rueda de la Fortuna y en ella vemos cómo la ley de los sentimientos es sustituida por la ley de la razón. En el ciclo evolutivo normal esto tiene que producirse, pero en esta superposición vemos que los sentimientos son expulsados prematuramente por la razón. Los sentimientos son los que producen interés o indiferencia por las cosas. Al ser expulsados antes de que puedan ejercer su mandato, no se ha de producir esa lección y la sabia que trepa por el árbol no tendrá vigor, dando lugar a una vida híbrida, con poco interés.
En el aspecto práctico dará a la persona que genera entelequias con sus estados emocionales, que los marea internamente. Implicará a sus amigos en sus estados emocionales. Madre dispersa, que vive en su mundo, que busca respuestas existenciales.
Gandhi, Sartre, Goethe, Freud, Edison y Churchill tienen la Casa IV en Acuario.
Casa IV en Géminis
La conquista mental del mundo exterior se realiza por el canal de los sentimientos. El pensamiento concreto y actuante propio de Binah utiliza el disfraz de los sentimientos generales y difusos para manifestarse. Con el pretexto del amor, la persona implantará en la sociedad su programa. Sus palabras serán emotivas, pero sus propósitos serán eminentemente lógicos y razonables, siempre según el grado de lógica y razón interiorizados en ella.
En la familia se manejará fácilmente la ironía y en ella no se producirán dramas sentimentales porque no existirá el sentimiento. Todos serán muy razonables y con sentido práctico. Padres intelectuales, hogar en el que se desarrollan frecuentes controversias, en el que se discute y se aprende. La madre en particular será una mujer muy despierta intelectualmente, lo mismo que la esposa si se trata de un hombre.
Las funciones femeninas, propias de Cáncer, expresándose por el canal IV, serán eminentemente lógicas, buscando, no la utilidad vaga como sucedía en Libra, sino el logro de un objetivo concreto: las ideas han apartado a los sentimientos y el concepto de familia es utilizado para la conquista de lo que se ambiciona.
Con malos aspectos, tendremos al autor de un engaño, al que dice «te quiero», cuando en realidad quiere decir «te necesito”. Las palabras no corresponderán a las intenciones y lo sentimental será objeto de una preparación previa, en la que se estudiará científicamente cómo mejor impactar en el cliente.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene tendencia a disfrazar sus emociones de razón, a venderlas a través de la comunicación, llevando a los demás a creer que aquello es necesario. Hablará mucho de sus sentimientos. Dará una madre dicharachera, que no calla ni debajo del agua, dispersa, que se enfrenta a varios objetivos a la vez y que da más razones de las que se le solicitan.
Bolsonaro, Sarkosy y Antonio Banderas tiene la Casa IV en Géminis.
Casa IV en Capricornio
Indicará que las fuerzas materiales penetran por el canal de los sentimientos, impregnándolos de deseos concretos. Dijimos que el cuarto canal estaba iluminado con la luz que caía de arriba, del ciclo de Fuego. La materia prima de Capricornio apagará totalmente esta luz y en los sentimientos de la persona reinará la oscuridad. El objetivo sentimental no será otro que el de construir una realidad firme: construir de manera sólida y estable el edificio de la familia, poner las bases de la convivencia familiar.
Por lo tanto, la familia de esta persona será algo sólida, a prueba de terremotos y de bombas y en ese hogar volcará toda su capacidad de trabajo; la familia succionará sus energías físicas, de manera que no le queden fuerzas para lo que sea exterior a ella.
Sus experiencias sentimentales se realizarán en el círculo cerrado familiar, que se erigirá como una especie de fortaleza, en la que será difícil penetrar y más complicado aún salir.
En teoría, la familia ha de constituir un pequeño mundo en el que se encuentra de todo, como en un supermercado, pero serán las posiciones planetarias las que nos dirán si ese entorno familiar será rico o pobre; es decir, si sus familiares, por su modo de ser, estarán en condiciones de aportarle o no las experiencias múltiples que los sentimientos necesitan para “hacerse».
Las altas tensiones sobre ese sector serán portadoras de experiencias fuertes, de modo que en cierto sentido casi es mejor que se produzcan, ya que de esta forma la vida familiar de la persona será movida y de las raíces de su árbol trepará la fuerza que impulsa a transmutarlo todo.
La persona nacerá en una familia muy unida, pero con sentimientos primarios, no desarrollados.
Los malos aspectos, sobre todo los provenientes de planetas de la izquierda, indicarán que la familia tendrá dificultades para encontrar trabajo o que no lo realizará en buenas condiciones o que sus disposiciones para el trabajo no serán buenas: vagos, abúlicos, conflictivos. Afectarán igualmente la vida del hogar, causando desperfectos en los materiales, en los cimientos de la casa sobre todo y un mal acoplamiento de los miembros de la familia.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiende a minimizar sus emociones, a hacer ver que no las tiene o que las ha superado. Madre sólida, robusta, que va a por faena sin entretenerse mucho en los detalles. Pocos abrazos, poco amor, pero una estructura emocional sólida.
Britney Spears, Michael Jackson, Hitler y Gandhi, tienen la Casa IV en Capricornio.
Casa IV en Tauro
Imprime a los sentimientos una belleza formal, los hace materialmente exuberantes, demostrativos, ricos en detalles. Los sentimientos se manifiestan a través del regalo, la ofrenda, la recompensa. Diremos, pues, riqueza de sentimientos, que se manifiesta en gestos y expresiones rimbombantes. La familia será opulenta y su infancia se desarrollará en un ambiente rico, confortable. Los sentimientos serán plácidos, reconfortantes, calmantes, estabilizantes, impregnarán el marco en que vive la persona: amor por sus jardines, por el bosque que rodea su mansión. En ese medio natural encontrará la pureza primigenia.
Dijimos al hablar de la IV en Capricornio que los sentimientos se oscurecen al ser portadores del elemento material. Hemos dicho también que Tauro representa el punto más alejado del mundo espiritual, pero del mismo modo que el Arco Iris aparece sobre las más espesas nubes, también en Tauro reaparece la luz brillando por encima de las formas. Así pues, en esos sentimientos copados por la plenitud material, orientados hacia la consecución del bienestar físico, puede hacerse la luz en cualquier momento y descubrir otra dimensión más allá de los goces puramente sensitivos.
Con buenos aspectos, recibirá de la familia abundantes medios para organizar su existencia: herencias, donaciones, regalos. Sus sentimientos le llevarán de una forma natural al encuentro con la abundancia.
Con malos aspectos: amor excesivo al detalle; vivirá rodeada de pequeños y costosos objetos en los que fijará su felicidad. Su familia amará las residencias de lujo y despilfarrará una fortuna con tal de «vivir bien”.
Esta posición indicará siempre que la riqueza se encuentra en relación con el pasado, con la ciudad natal, con la familia, con lo antiguo, lo anterior, lo ancestral, la infancia: ahí está la mina de oro.
En el aspecto práctico dará a la persona que procurará demostrar sus emociones de forma agradable, mostrando la mejor versión, con tacto y prosopopeya. Madre posesiva, amante de sus hijos, que los tiene como polluelos, sobreprotectora, de trato agradable, amorosa y abrazadora.
Steve Jobs, Messi, Obama y Jung, tienen la Casa IV en Tauro.
Casa IV en Virgo
Indica que los sentimientos inducen al desprendimiento de los valores materiales. Los deseos han perdido su pujanza y valoran lo decadente, lo que está de vuelta de un antiguo esplendor.
Nacerá en una familia que ha venido a menos, que quizá todavía conserva vestigios de su antiguo esplendor, pero que va consumiendo el capital, de modo que a ella no le llega nada de la herencia que debía corresponderle.
Los sentimientos levantan edificios destinados a degradarse. Así, la persona se orientará hacia la constitución de una familia cuyas raíces estarán enfermas y ello se manifestará en el exterior por una madre delicada, enferma o una esposa enferma. La persona puede tener una enfermedad hereditaria.
Sin embargo, ese desplome de los sentimientos, ese anuncio de su simbólica muerte próxima, significan una superación del estadio sentimental. Nuevos valores se anuncian en su horizonte y la persona, que aún experimenta los placeres de antaño, no como sensaciones vivas, sino como tiernas nostalgias transportadas por el recuerdo, duda a veces entre apuntalar lo que se cae para gozarlo durante un tiempo aún o dejarlo caer definitivamente y adoptar esos nuevos valores que se anuncian aún lejos.
La materialización de esa dinámica en la familia venida a menos, ha de inducirle al abandono, al sacrificio de sus fuerzas sentimentales en provecho de un más elevado principio. Los sentimientos han envejecido a fuerza de bregar y deben morir, ya que tal es el destino de todo, entendiendo por muerte su resurrección en un cuerpo más elevado.
Con malos aspectos, el tema del abandono puede cristalizar en el mundo anecdótico, convirtiéndose en abandono de la familia, bien siendo el agente activo de tal abandono o el paciente, es decir, el abandonado.
En el aspecto práctico dará a la persona que está, en cierto modo, de vuelta de sus emociones, que las minimiza, que las disecciona para descubrir que hay en su interior. Emociones en fase terminal. Dará a una madre desprendida, que brinda libertad a sus hijos porque ya está de vuelta. Maniática, cansada de sus labores, hipocondríaca, perfeccionista y buscadora insaciable.
Hillary Clinton, Luther King y Orson Welles, tiene la Casa IV en Virgo.