Interpretación esotérica de los Evangelios

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Capítulo 46

No lloréis por mí

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Le seguía una gran muchedumbre del pueblo y de mujeres, que se herían y se lamentaban por Él. Vuelto hacia ellas, Jesús dijo: hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque días vendrán en que se dirá: dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron. Entonces dirán a los montes: caed sobre nosotros; y a las colinas: cubridnos, porque si esto se hace con el leño verde, con el seco, ¿qué no se hará?”. (Lucas XXIII, 27-32).

Ese seguimiento del pueblo, con especial mención de las mujeres que se daban golpes en el pecho y se lamentaban por él, ha sido perpetuado en la liturgia católica con el Vía Crucis, que durante los días de Cuaresma se dirige simbólicamente al Monte Calvario, siguiendo las doce estaciones que siguiera Jesús en la última hora de su manifestación.

Fueron en mayor cantidad las mujeres del pueblo quienes lo acompañaron en su hora final, y siguen siendo las mujeres del pueblo quienes acuden mayoritariamente a los Vía Crucis. Esto nos indica que la naturaleza femenina es la primera en impregnarse de la enseñanza crística, del mismo modo que fue la primera que se impregnó en las enseñanzas de Samael, la serpiente paradisíaca. La serpiente sedujo a Eva y Jesús sedujo a María, la hermana de Lázaro, como a la Samaritana o a María Magdalena, figuras todas que en el relato evangélico representan el alma humana en distintos estadios evolutivos y que aparecen siempre en su aspecto femenino.

Ya vimos en el curso “Los Misterios de la Obra Divina”, al hablar del despliegue de la potencialidad divina, que fue su personalidad femenina la primera que actuó. Por ello, cuando el hombre apareció en la Tierra, también fue la personalidad femenina la principal protagonista, puesto que Adam (A.D.M.), considerado tradicionalmente como un varón, no lo era al principio, sino que era un ser hermafrodita hasta la separación de los dos sexos, momento en que apareció Aisha, la mujer primordial. Esta mujer se unió a la serpiente para dar nacimiento a Caín tras lo cual ADM dio a su compañera el nombre de Eva (He-Vav-He).

La naturaleza femenina fue la primera en avanzar, la primera a la que le sucedieron cosas y en llevar experiencias al Ego Superior. El alma aparece con nombre de mujer porque representa el cúmulo de experiencias interiorizadas en la conciencia, y la interiorización es una función femenina. La conciencia es la que nos guarda del error, porque contiene la sabiduría interiorizada que nos permite discernir si aquello desconocido hacia lo cual nos dirigimos se asemeja a los valores interiorizados, a las reglas aprendidas, o si es extraño a ellas.

Si la voluntad, atributo masculino, es el germen que crea todas las cosas, la sabiduría-amor, atributo femenino, es el que las fecunda, les da una imagen y les permite existir. Del mismo modo que la mujer y no el varón, es quien vive en profundidad el proceso generativo, también en la asimilación de las experiencias resultantes de nuestras vidas es la parte femenina de nuestra naturaleza la que más rápidamente se desarrolla. Y es esta naturaleza femenina la que nos da la posibilidad de dar hijos, o sea de traducir nuestros impulsos creativos internos en formas externas, en imágenes. Por ello lo peor que pueda ocurrirle a una mujer es negarse a ser fuente de fecundidad y buscar en ella misma al hombre, al varón, porque el varón siendo la fuerza que está detrás de ella, significa recorrer el proceso creativo hacia atrás, en lugar de dirigirlo hacia delante. De ella, de la mujer, emanan todas las exteriorizaciones; todo lo que tiene una forma, ya sean plantas, animales o producciones intelectuales, ha salido de la parte femenina de la naturaleza humana. Cuando esa parte femenina toma medidas para impedir ser fecundada, la infertilidad que se provoca puede repercutir en todos los ámbitos de su ser y convertirla en una persona estéril en todo lo que toca a sus emociones y a su pensamiento; o sea que a sus sentimientos tal vez les cueste producir frutos, despertar afectos o causar impacto en los demás, y a sus pensamientos les puede costar ser traducidos en palabras o en escritos. Cuando se bloquea el desarrollo natural hacia adelante, se suele producir una regresión hacia atrás, hacia lo arcaico, hacia lo primitivo.

En el próximo capítulo hablaré de: nuestro ser femenino

Kabaleb
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